Cold War, cinta del director polaco Pawel Pawlikowski, ambientada en la Polonia de la posguerra, narra un amor tan intenso como desgarrador, al que las circunstancias imponen su designio, desarrollada entre 1949 y 1964.

Él es un músico contratado por el Gobierno para adaptar el folclore ancestral y primitivo (producto del sufrimiento y la humillación, pero que también otorgaba alegría, cuenta alguien) al triunfo del proletariado, la reforma agraria y la glorificación del timonel Stalin. Ella canta y baila, es voluptuosa de forma natural, intentó matar a su padre porque alguna vez la confundió con su madre, quiera hacer carrera.

«Desde el insólito arranque, mostrando los cantos y los exóticos instrumentos musicales de la tradición más remota, hasta, en uno de los desenlaces más hermosos, románticos y trágicos que he visto en el cine, esta película resulta imprevisible, poderosa, lírica, compleja y veraz«. (Boyero, 2018)

Su creador filma esta historia en blanco y negro (ya lo hizo en Ida, con la que ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera), y crea un largometraje que ha arrasado en los Festivales europeos, incluido Cannes. El público también la ha recibido de forma excelente, con una taquilla inesperada para un título independiente.

Ha sido seleccionada dentro de las 8 cintas para ser nominadas a Mejor Película Extranjera en los próximos Oscar, y, junto a Roma, es una de las más fuertes candidatas a ganarlo. Veremos cómo la recibe el público  del continente americano.

Intérpretes: Joanna Kulig, Tomasz Kot, Borys Szyc, Agata Kulesza, Cédric Kahn, Jeanne Balibar. Género: drama. Polonia, 2018.