El día de ayer se presentó en la Sala Cineforo de la Cineteca FICG, Margarita, la ópera prima de Bruno Santamaría, quien al terminar la proyección platicó sobre su largometraje.

En este documental, el joven cineasta retrata la vida de una mujer que vive en las calles de la Cd. de México. Margarita es un personaje singular que existe entre la lucidez y la locura. Los setenta y tres minutos del filme son un diálogo constante entre Bruno y Margarita, donde nos permiten ser testigos de una amistad peculiar y al mismo tiempo, vemos el retrato de una soledad esquizofrénica maquillada por la risa y la ironía que adornan las historias de Margarita; mismas que Santamaría alberga al compartir tiempo con ella.

Margarita es una mujer que sabe siempre lo que quiere y tiene sus ideas sobre el mundo claras, incluso con los brotes psicóticos que habita y hasta en sus más oscuros pasajes nos muestra sabiduría. Margarita conversa con Bruno, a veces habla mucho, a veces poco mientras fuma su cigarro, pero siempre que habla lo hace despacio y meditabundamente. En cada cosa que platica con Bruno, nos permite asomarnos de poco a poco a su universo:

“Hay que comer carne, para reencarnar, pero no la del súper porque esa es carne humana. Hay muchos parecidos a uno y uno a veces es varios al mismo tiempo; por ejemplo, yo a veces soy Margarita, a veces Cecilia, a veces Lucero, y otras Hilda. Hay gente mala, como las cubanas gigantes que me quieren hacer daño, o los nazis, o los Amadeus; también los nacos, a esos sí los mato. Hay que cambiar el color del cabello en relación con el clima a los temblores, ya está muy azul y pesado, te quiero pintar de güerito”.

A Margarita le  gusta maquillarse, disfruta comer pastel, ayudar a los vagabundos, aunque a veces, cuenta que se desespera de ver a tanto jovencito en la calle quedándose a dormir en el templo, sin saber para qué es el templo. Dice también que hay hombres malos: “entre más güeros y altos, más malos, a veces, a mi me dan miedo”. Cuando Bruno la invita a pasar a su casa, Margarita llega tímida, pero poco a poco va sintiendo la confianza que Bruno le ofrece y se relaja con el paso de los días. Se fuma un cigarro, comparten un trago de mezcal, ríen y en una de esas ocasiones que visita a Bruno, se ponen a ver una película.

Vania Véjar

Margarita fue actriz en sus años de juventud y Bruno tiene la única película en donde ella fue protagonista. Vania Véjar, interpreta a Eva en Eva y Darío (1973). Una película de Sergio Véjar. Ella ve la película al lado de Bruno y a veces se ríe, a veces se queda perpleja y a veces simplemente parece que se va en sus recuerdos y le dice a Bruno: “Qué película tan rara, ¿verdad?, no se le entiende, como surrealista se ve” y vuelve a reírse como si fuera una  niña pequeña que está feliz por lo que está viendo sin entender en su totalidad.

La relación entre Bruno y Margarita se construyó por años, ya que ella siempre ha vivido por la colonia del Valle, que es donde vive Bruno. El director nos platica como al principio, cuando él era niño, le causaba miedo, por la forma en que se maquillaba, como si trajera una máscara de payaso que a Bruno de niño lo aterraba. Después descubre la cinta de Eva y Dario, cae en la cuenta que es Margarita la protagonista. Santamaría se disponía a estudiar cine y al hacer trámites, la serie de requisitos que le solicitan para entrar a la carrera de cinematografía , son lo que le provocan mayor interés por retratrar la vida de Margarita y decide comenzar a filmarla.

También nos comparte que al principio no fue fácil, que Margarita se ponía rejega ante la cámara y que fue con el paso del tiempo cuando se tuvieron confianza, que ella permite que la cámara esté frente a ella. Bruno Santamaría hace un retrato íntimo, singular, amable, justo, sin necesidad de lucrar con sentimientos lastimeros o la crueldad que deja la vida en la calle, porque no es necesario, porque Margarita para eso tiene un caparazón que día con día se hace más fuerte y porque finalmente la mirada de Santamaría nos lleva por caminos más profundos y nos permite generar reflexiones certeras sobre nuestra existencia y la cercanía que podemos establecer con los otros, por más extraños que parezcan o por más susto que nos provoquen los rostros o los modos de vida de los otros.

En Guadalajara, la película se sigue exhibiendo en Sala Cineforo de la Cineteca FICG hasta el 10 de julio, a las 18:00 hrs.