Fuente de imagen: La Voz

Ana María Shua (Bs. As., 1951) es una de las grandes narradoras argentinas contemporáneas. Y tiene una particularidad. Ha cultivado (al punto de volverse una reconocida experta) un género como lo es la así llamada minificción o, también,  microrrelato. En efecto, se trata de cuentos o relatos brevísimos (“sudden fiction”, la denominan los anglosajones), en la gran tradición del latinoamericano de Augusto Monterroso, como se recordará. Pero que conoce también casos argentinos como Javier Villafañe, Borges, Adolfo Bioy Casares, Isidoro Blaisten, Julio Cortázar, Rosalba Campra, Luisa Valenzuela, Raúl Brasca, entre otros, quienes han sentado precedente. De modo que podría afirmarse que ese género o subgénero narrativo (si así se prefiere) ha tenido y tiene sus cultores y contamos con una rica tradición nacional de consolidada trayectoria.

Tal como me lo indicó Ana María Shua en una entrevista que le realicé, en la escritura de esos textos se juega peligrosamente con límites difusos con otra clase de literatura, no la estrictamente ficcional, como podrían serlo el chiste o la literatura de corte sapiencial,  la adivinanza, por citar sólo tres casos ejemplares. La condensación y la síntesis, la concentración semántica es máxima. La singularidad de los libros de microrrelato de Shua es que en lugar de tratarse de cuentos dispersos que no guardan ningún tipo de relación los unos con los otros, toma un núcleo semántico macropoético, a partir del cual irradian de modo arborescente, micropoéticamente, otras unidades sémicas constituidas por sendos microrrelatos. Todos ellos van circundando y gravitando de modo inteligente en torno de ese eje central unificador y aportando distintas clases de versiones de ese eje central. El primero de todos ellos, La sueñera (1984) realiza un abordaje, en términos generales de tono risueño, del universo onírico, tal como su nombre lo anuncia. Y observa también casos de lo pesadillesco. El segundo de ellos, Casa de geishas (1992), es un libro que tiene lugar en un burdel con todos sus ecos, resonancias y figuraciones, pero no se pone en foco en detalles sórdidos sino en el risueño. Le prosigue, Botánica del caos (2002), con ilustraciones de Ana Lisa Stok. Este libro, trabaja a partir de un juego interesante con las taxonomías dentro de las cuales hay seres que no encajan en ninguna de ellas. En especial las especies del reino vegetal, pero se producen casos de cruces con la especie humana o el reino animal dando por resultado seres híbridos, lo que introduce imposibles semánticos en contextos ficcionales muy breves, por lo tanto, son verdaderas piezas de literatura fantástica. Le sigue Temporada de fantasmas, de 2004. Y luego llegará Fenómenos de circo (2011), una gran narrativa del circo que evoca el de los antiguos tiempos, no el actual (menos cruento y más respetuoso de la ecología, la conservación de la fauna, si así se quiere) Cirque du Soleil, pero sí riesgoso y peligroso. Ana María Shua va indagando en detalles, compases, momentos, personajes, constantes, oficios, prototipos y toda la galería de habitantes de una patria a esta altura ya fenecida o incluso olvidada pero que pese a todo puede a ser evocada y revisitada hasta conferirla una vida singular. Una patria de la cual muchos de los más pequeños ni siquiera han llegado a tener noticias. Todos sus cuentos brevísimos serían compilados en un grueso volumen en 2018, titulado Todos los universos posibles (reeditado). Más reciente publicó el volumen de microrrelatos La guerra.

     Y a propósito de su experiencia de escritura en torno de este subgénero narrativo, publicó en España el libro Cómo escribir un microrrelato (2017), en el que, a partir de algunas pistas (que no recetas) Shua nos brinda determinados recursos a partir de los cuales crear estas miniaturas discursivas gracias a sus sugestivas propuestas compositivas.

     Ana María Shua es Profesora en Letras por la UBA y obtuvo la prestigiosa Beca Guggenheim de NY para la escritura de su novela El libro de los recuerdos (1994). En la entrevista que le realicé me refirió la curiosa experiencia de ese libro, que me parece merece ser contada. En efecto, inicialmente el proyecto contemplaba la intención de escribir una suerte de crónica familiar. Pero lo que tuvo lugar durante la etapa de génesis del mismo es que cuando ella fue, grabador en mano, a conversar con sus  parientes, de todos ellos escuchaba versiones por completo dispares y hasta contradictorias de los mismos acontecimientos que aspiraba a registrar como objetivos. Eso la hizo revisar seriamente su idea preliminar, desistir de ella hasta llegar a la conclusión de que, con matizaciones, convenía acudir al universo de la imaginación narrativa con pinceladas de determinadas fuentes referenciales más que realizar un retrato que fuera supuestamente veraz de su familia. Resulta, como mínimo, un descubrimiento iluminador el hecho de que la realidad en verdad consiste en una suerte de yuxtaposición de versiones no sólo distintas sino al punto de que pueden llegar a ser radicalmente antagónicas. Con consecuencias incluso de naturaleza ética. Y de que la intersubjetividad es siempre un fenómeno relativo y reconoce límites. Por otra parte, la misma realidad juzgada emocionalmente por personas diferentes personas arroja por resultado una diversidad de puntos de vista respecto de los mismos acontecimientos y en un tiempo en la que la distancia histórica es notable, puede resultar incluso paradojal.

     Shua compuso obras insoslayables dentro de la literatura argentina. Desde la excelente Soy paciente (1980, Premio Losada), sobre la que ya oportunamente se ha realizado una lectura en clave política respecto del terrorismo de Estado con el confinamiento forzado de un sujeto hospitalizado y toda clase de dilaciones y torturas que se operan sobre su cuerpo, Los amores de Laurita (1984, llevada al cine, en cuyo guión colaboró, de tono costumbrista), pasando por La muerte como efecto secundario (1997), una novela de anticipación, El peso de la tentación (2007) luego, hasta llegar a su más reciente novela, Hija, de 2016, la última de todas ellas.

     Otras de las vertientes de esta autora es la literatura infantil y juvenil, por la que ha recibido importantes distinciones. Trabajando sobre temas tan dispares como el humor, el terror, la aventura, la intriga, el orden de lo fabuloso y lo fantástico, además de la ciencia ficción. Shua se ha revelado, como vemos, como una escritora de una enorme versatilidad y ductilidad, por un lado. Por el otro, una similar capacidad para interpelar lectorados de todas las edades. También con un don de invención excepcional. Su producción en el terreno infantil y juvenil es amplia. Menciono, entre muchas otras, Vidas perpendiculares, (2001), libro en el cual refiere biografías de personalidades que fueron visionarias, progresistas o transgresoras para su época, La fábrica del terror (1990), Ani salva a la perra Laika (1996) y Cuentos con fantasmas y demonios. De la tradición judía (2000), en el que trabaja con literatura popular.

     Shua es una conocida compiladora de antologías. En esta dimensión de su producción destaco la sugestiva Antología del amor apasionado (1999), en colaboración con la escritora Alicia Steimberg, originalísimo libro sobre la distintas manifestaciones del amor, según una determinada y sutil clasificación de intensidades y una tipología curiosa que las autoras conciben vinculada al universo cromático, con una amplitud tal que incluye desde libretos de ópera, cuentos, cartas de amor gay y una investigación a fondo en torno de esta emoción tan humana que solemos o bien padecer como, en cambio, tener la posibilidad de atravesar por el mayor de los bienestares en la culminación de la pasión. Alicia Steimberg, hoy fallecida, tradujo algunos de los textos que integran este libro. Prosiguiendo con esta línea de su trabajo podría mencionar otras compilaciones que también realizó, como Sabiduría popular judía (1997), Como agua de manantial. Antología de la copla popular (1998) y Para decir te quiero. Poesía amorosa (2002).

     Destacables son sus libros organizados a partir de ejes temáticos en torno de la literatura popular universal. Entre ellas, Cabras, mujeres y mulas. Antología del odio/miedo a la mujer en la literatura popular (1998), El libro de los pecados, los vicios y las virtudes (2002), El libro del ingenio y la sabiduría (2003) y Todo sobre las mujeres (2012). En la ya citada entrevista, la autora me explicó que en la etapa en la que les leía a sus hijas siendo pequeñas, se topó un día sin un repertorio más al cual acudir. Hasta que se encontró providencialmente con la prodigiosa compilación de los Cuentos populares italianos de Italo Calvino. Se produjo una apertura formidable en la capacidad de apreciar la literatura anónima y popular. De modo que a partir de ese momento fue cuando descubrió también una variante creativa portentosa para su escritura. Porque sirviéndose de la literatura popular y anónima, realizó lo que los estadounidenses suelen denominar el “retelling”, esto es, referir historias anónimas según una versión personal autoral. Esto brinda la posibilidad no sólo de crear sino de recrear a partir de tradiciones literarias universales no sólo contemporáneas sino antiquísimas. Y Shua suele organizar los libros según alguna clase de criterio para que los cuentos mantengan relaciones de afinidad y coherencia interna.

Fotos: Soledad Amarilla / Ministerio de Cultura de la Nación

     También ha escrito libros completamente inclasificables. Uno de ellos es El marido argentino promedio (1992). Consiste en un conjunto de estampas costumbristas en el cual un sujeto mujer vierte sus consideraciones respecto de en qué consiste el marido argentino “standard” (por llamarlo de algún modo) con ciertas características (cuyas siglas son el MAP, Marido Argentino Promedio). Por un lado, se lo describe, pero al mismo tiempo se toma posición frente a cierta clase de identidad masculina de un modo para nada inofensivo. Libros prohibidos (2003), otro de sus volúmenes que se sale de los géneros y preceptivas, reúne una compilación anotada de textos que lograron sortear las redes de la censura. De 2004 es su libro Historias verdaderas, una serie de crónicas urbanas aparecidas en un matutino porteño. Como podrá apreciarse hay un recorrido muy intenso de Shua por la literatura popular, lo que la hace dialogar con plurales tradiciones culturales. Muy en especial la judía.

    Y para cerrar este itinerario por tan frondoso proyecto creador, agregaría que la otra gran línea dentro de la cual se ha revelado como una gran escritora es la de cuentista para adultos. Reunió sus cuentos completos en una compilación en las que el orden cronológicamente es el inverso en que fueron originariamente editados, esto es, de atrás para adelante. Su título es Que tengas una vida interesante (de naturaleza irónica cuya significado es una maldición china). Uno de sus libros que quisiera sí destacar es Viajando se conoce gente (1988). Allí realiza curiosas experiencias ficcionales como el cruce transgresor entre erotismo y ciencia ficción, por ejemplo, lo que da por resultado una producción literaria de índole compleja o, más aún, innovadora y politizada desde el el punto de vista del sistema literario. Menciono, dentro de su producción cuentística para adultos Como una buena madre (2001), en el que, precisamente, de modo escalofriante plantea un abordaje en uno de ellos de una maternidad de doble filo. Como si echara por tierra las idealizaciones de las cuales han sido objeto las relaciones entre madres, hijas e hijos, no solo en la cultura occidental.

     Recibió muchos premios, entre los cuales menciono el Primer Premio estímulo del Fondo Nacional de las Artes por su primer libro El sol y yo (1967), a sus 17 años, La Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (1968), Premio “Los mejores (Banco del Libro/IBBY, Venezuela) por La fábrica del terror, Primer Premio Municipal (Ciudad de Buenos Aires) por Miedo en el Sur (1994), Premio Club de los Trece por La muerte como efecto secundario (1997), Primer Premio Municipal (Ciudad de Buenos Aires) por La muerte como efecto secundario (1998), Premio Konex, Diploma al Mérito (2004), Premio “Esteban Echeverría” otorgado por Gente de Letras a la trayectoria como narradora (2014), Premio Konex de Platino (2014), Premio Nacional en Cuento y Relato por Fenómenos de circo, Premio Trayectoria en Literatura Otorgado por Artistas Premiados Argentinos, I Premio Iberoamericano Juan José Arreola de Minificción.

      Varias de sus obras han sido traducidas a numerosos idiomas e invitada en muchas ocasiones a dictar conferencias en Universidades del extranjero. Me gustaría, eso sí, mencionar como un aportes que me resultó útil durante la etapa en que investigué su obra es el libro El río de los sueños. Aproximaciones críticas a  la  obra de Ana María Shua, de varios autores y autoras, editado por Rhonda Dahl Buchanan en 2006, donde importantes académicos de ambos hemisferios, realizan abordajes de la poética de Shua desde distintas perspectivas, premisas y enfoques procediendo al estudio de su corpus.

     Y si procurara realizar un análisis más en profundidad de su poética diría en primer lugar que pone en evidencia los sistemas de cerrados de ideas (que tiende a desmontar en el nivel de la representación literaria, abriendo el juego a la libertad subjetiva). Todo lo que muestra a una narradora atenta y esclarecida respecto de ciertos mecanismos del poder así como de cómo sortear sus celadas sin ir a un abierto enfrentamiento o combate con él pero también mediante cómo concebir modos originales gracias a la escritura de subvertirlos. Dentro de este marco, sumaría quizás el hecho de que en su  poética  existe un espacio de protagonismo del sujeto mujer que, sin llegar (me parece) a lo que podría denominarse un abierto feminismo militante sí en cambio sienta una posición y una consciencia de sujeto agente que está escribiendo en el marco de un sistema en el que la asignación de los roles de género no es atributivamente simétrica. Interviene, así, para encontrar el espacio de la voz. Entonces: entre la capacidad de decir (que los sujetos efectivamente tienen) y la posibilidad de hacerlo (cosa que no siempre ocurre) la literatura de Shua opera de modo potente pero sin violencias ni hostilidades, sino más bien una serie de astucias, no sólo para promoverla a esta libertad sino, en primer lugar, para habilitarla. En estos términos sintéticos definiría un proyecto creador por cierto mucho más complejo y de una riqueza infinita con incuestionables aportes a la cultura literaria argentina y en lengua española.

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Nació en La Plata, Argentina, en 1970. Es Dr. en Letras por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP, Argentina). Es escritor, crítico literario y ejerce el periodismo cultural. Es colaborador habitual de revistas académicas, culturales y diarios de EE.UU., Chile, México, Venezuela y Argentina. Publicó los libros Verse (relatos, Prólogo de Angélica Gorodischer, 2000), Cantares (poesía, 2005), Obra crítica de Gustavo Vulcano (investigación, 2005). En carácter de editor, Desplazamientos. Viajes, exilios y dictadura (cuentos y prosas de autores y autoras argentinas contemporáneos, 2015). Su libro Sigilosas. Entrevistas a escritoras argentinas contemporáneas (2017), diálogos con 30 autoras, fue seleccionado por concurso por el Ministerio de Cultura de la Nación de Argentina para su publicación. En 2003 fue publicado en Venezuela su nouvelle para jóvenes Melancolía. Y ese mismo año, también en Venezuela, su poemario ¿Será posible encontrar una voz? en forma virtual. Cuentos suyos aparecieron en revistas académicas de EE.UU., en revistas culturales y en libro en traducción al inglés en ese mismo país. En México se dieron a conocer cuentos, crónicas, series de poemas y artículos críticos. Escribió reseñas de films para revistas académicas o culturales de EE.UU. También en México y EE.UU. se dieron a conocer trabajos interdisciplinarios, con fotógrafos profesionales o bien artistas plásticos de trayectoria internacional. Artículos de especializados de su autoría fueron publicados en Francia, Alemania, España, EE.UU., Chile, Israel, Brasil y Argentina. Escribe también cuentos para niños y ensayos sobre literatura infantil. Se ha especializado en el abordaje de ese campo de estudios. Realizó cinco audiotextos y dos videos en colaboración, disponibles en Youtube. Obtuvo premios y distinciones internacionales y nacionales.

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