La Nada Teatro regresa a la escena tapatía con un nuevo montaje: Blanco Atardecer, un monólogo que explora el amor, la memoria y el desgaste emocional de quienes cuidan a un ser querido con Alzheimer. Inspirada en testimonios de personas cuidadoras y en experiencias de adultos mayores que viven con Alzheimer, la dramaturga María José Delgado Maya construye un relato que pone en el centro la relación entre una nieta y su abuela. La obra acompaña su proceso de pérdida de memoria y muestra cómo la enfermedad transforma sus vínculos.
Dirigida por Miguel Lugo y protagonizada por Sara Catalán, la pieza propone una experiencia teatral que va más allá del entretenimiento: invita a reflexionar sobre los vínculos familiares, el impacto psicológico del cuidado prolongado y el duelo anticipado que viven quienes acompañan a un ser amado en su deterioro cognitivo.

Blanco atardecer continúa la línea de La Nada Teatro dedicada a visibilizar experiencias humanas y problemáticas sociales a través de la escena. Con esta puesta en escena se suma a la conversación urgente sobre el envejecimiento poblacional y la falta de redes de apoyo para las y los cuidadores familiares. La obra busca crear un espacio de empatía y conciencia para visibilizar el papel de quienes, en silencio, sostienen la vida cotidiana de aquellos que pierden la memoria.
Con una propuesta escénica contemporánea, Blanco Atardecer convoca a la discusión sobre el lugar que ocupan la vejez, el cuidado y la enfermedad en nuestras comunidades. Conversamos con Miguel Lugo sobre las motivaciones detrás de esta puesta en escena, su proceso creativo y el estado actual del teatro en Jalisco.
La Entrevista
Miguel, ¿qué te llevó a dirigir una obra con el tema del Alzheimer? ¿Hay una motivación personal detrás?
Miguel Lugo: Sí, es una combinación. Por un lado, creo que el teatro tiene una responsabilidad social, más allá del entretenimiento o lo meramente cultural. El teatro se nutre de lo que sucede en la vida, y las cuestiones de salud también forman parte de ella. Visibilizar problemáticas como el Alzheimer, que desafortunadamente van en aumento, es urgente. Pero también hay una motivación personal. No puedes abordar un tema así sin tocarte. Esta obra tiene un matiz íntimo, casi una dedicatoria familiar. Y eso la vuelve primordial para mí en este momento.
¿Cómo trabajaste la parte técnica y estética para acompañar un tema tan complejo?
Miguel Lugo: Partimos de una historia narrada en distintas temporalidades, no lineal. En ese sentido, apostamos por el trabajo actoral como eje central. No hay una gran escenografía, sino dos elementos indispensables: la actriz y la luz. La iluminación no es protagonista, sino acompañamiento, atmósfera. Es una búsqueda que ya vengo desarrollando desde otros montajes: prescindir de lo técnico si es necesario, porque lo esencial está en otro lugar.

¿Cómo ha sido el trabajo actoral con Sara Catalán, quien protagoniza la obra?
Miguel Lugo: Es la primera vez que trabajamos juntos, y ha sido un hallazgo creativo. Sara es una actriz joven, y no seguimos una técnica determinada, sino que mezclamos herramientas que le sirvieran para construir el personaje. Es una creación viva, intuitiva, y creo que eso se verá en escena. El público lo decidirá, pero para mí ha sido un proceso muy enriquecedor.
¿Qué lugar ocupa Blanco atardecer dentro del trayecto de La Nada Teatro?
Miguel Lugo: Las obras son como hijos, y cuando nace uno nuevo, siempre parece el más querido. Esta obra tiene una carga personal muy fuerte, y por eso nos entusiasma tanto. Además, hemos logrado vincularnos con instituciones de salud que estarán presentes en algunas funciones, brindando información sobre el cuidado y los síntomas del Alzheimer. Eso le da otra dimensión al proyecto.
¿Cómo ves el panorama actual del teatro en el estado?
Miguel Lugo: Hay un relevo generacional importante. Cada vez hay más agrupaciones jóvenes y nuevas teatralidades. La cartelera está nutrida, pero eso no garantiza calidad. Lo que sí celebro es el movimiento: los foros están ocupados. Lo que falta es que las salas estén llenas. Hay que encontrar nuevas dinámicas para atraer al público. Yo no diría que el teatro en Jalisco goza de buena salud, pero sí que tiene salud. Y eso ya es algo.

¿Qué esperas que se lleve el público al ver Blanco atardecer?
Miguel Lugo: Que vivan una buena experiencia. Que lo que vean les parezca gozoso, disfrutable, pero también reflexivo. Además, durante toda la temporada tendremos una exposición de carteles sobre el Alzheimer, en colaboración con la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y los Hospitales Civiles de Guadalajara. Será una experiencia escénica y visual que busca sensibilizar desde distintos lenguajes.