En el corazón de Toluca, el Foro Landó se transformó en un templo de distorsión y catarsis. Tres bandas —Black Brigade, The Unholy y Possessed—desataron una noche de metal crudo, sin concesiones, donde la energía no bajó ni un segundo y el público respondió con una entrega feroz.

Black Brigade abrió las puertas del infierno con riffs punzantes, voces demoledoras y una ejecución que dejó claro por qué se han ganado su lugar en la escena. Desde el primer tema, encendieron el mosh pit y marcaron la pauta para una noche intensa.

Le siguió The Unholy, sumergiendo al foro en un viaje sonoro más oscuro, denso y ceremonial. Su mezcla de agresión y atmósfera hipnótica mantuvo al público atrapado entre la violencia rítmica y un trance compartido. Una misa negra con guitarras como dagas y baterías como martillos.

El cierre fue para Possessed, que entregó un set brutal y técnico que no dio respiro. Cada canción fue una descarga de velocidad, precisión y brutalidad controlada. El público, lejos de agotarse, respondió con más fuerza. Puños en alto, cuellos al límite y una comunión colectiva con el caos.

La escena metalera de Toluca vivió una de esas noches que no se olvidan fácilmente. No se trató solo de música: fue una ceremonia pagana, un desahogo colectivo. Una celebración del ruido como arte, y de la furia como libertad.




