Al leer poesía hay que experimentarla, es decir, su naturaleza pasa por filtros distintos a los de la novela o el ensayo, lo sabemos, pero solo al leerla podemos saber a ciencia cierta qué quiere decir eso de “sentir” o “experimentar” la poesía. Con Diario de inminencia, de la escritora argentina Genoveva Arcaute, queda tan claro, vas poema a poema rozando las palabras, sosteniendo su densidad. Reseñar un libro de poemas es para mí labor inalcanzable, pues a menos que hagas un análisis formal de las características poéticas —y a mí eso no se me da—, no veo manera de transmitir algo cercano a lo que hacen los poemas mismos, por eso aquí extraigo algunos de los que más que gustaron.
Fragmentos
Llovió todo ese mes
y estuvo
la piedra del amor
en el medio del patio.
Qué hacer sino llevarla
en la caja del pecho
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Los plazos se vencen
rendir Argentina
y nadie sabe nada.
Ninguno de los nadie
de los pasillos
de los mostradores.
Nadie sabe nada
De ningún examen…
¿Rendir cuál argentina?
Uno le contesta
con el codo en el hule gastado
una lista de libros en llamas
y el gris aceite del muro.
No dejaron nada.
Nadie.
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Nunca son silenciosos
los que matan
sus máquinas roncan
silban sus trucos
de hurgar
Nosotros tenemos
el latido
la certeza blindada
en la canción
el secreto diamante
de la vida eterna
Toda juventud
solo es pasado
*****
Canta uno de chile
otro de uruguay
después canción de españa el treinta y seis
En la casa hay luz hay música
Y nada en su lugar
solo gente y la mugre
Adultos hay en las paredes
pegados a su boina y su ceño
a su cabello pinto
a su sonrisa rubia
Pero padre ni madre:
todos
esos chicos solos
y esos libros
*****
Toda esa leyenda
de los lobos que mastican
la presa palpitante
de caballos que desbordan los ríos
de tigres que truenan
escarmientos de guerra.
No estabas obligado a blandir
las excusas del macho
en obediencia a la ley de la masacre.
Aunque en el fondo de la boca
el paladar bebiera agua de mar y asfixia
y su nombre
fuera sal
y sed: la de justicia.
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Evitaevitaevitaevitaevitaevita
la gota que horada la piel de la historia.
Evatía esa flecha los días que estallan
en las manos cerradas
en los libros los muros las cartas
Evitieron en masa las clases los claustros
evatieron las tapias con piernas de goma
evatidos cayeron sobre una higuera muerta.
Patearon cerrojos
desvelaron muebles
desfondaron ojos
El jardín está lleno de pozos
ceniza caliente.
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Algunos días
la escritura es gota
de metal ardiendo
Diluir en caldo de lo trivial
lo tierno
Tras esta selección breve y arbitraria de fragmentos, invito a quienes los han leído a contactar con su autora, escritora fabulosa, de mirada feminista, que me enseñó a mirar con esa lupa las letras invisibles de varios escritores y a conocer la obra de varias escritoras. Visita su sitio web Genoveva Arcaute para descargar sus obras, entre ellas, Diario de inminencia. También fue de nuestras primeras colaboradoras y es un deleite que lo siga siendo. Aquí pueden acceder a todos sus textos publicados con nosotros, y para que conozcan de viva voz a Genoveva, pueden leer la entrevista realizada por Rolando Revagliatti.