Sinopsis

Cara de Ángel es un adolescente sensible que busca definir su identidad y entender qué es ser un hombre en un contexto de masculinidad hostil. Para pertenecer a la jauría del barrio y demostrar su hombría se une a un robo— entrarán a la casa de un hombre del que se quieren vengar. Su pulsión sexual lo lleva a explorar el vínculo con Gabriela, una chica del barrio de la que cree estar enamorado, y Jhonny, el cantante de una banda de punk a quien admira. Sus decisiones hormonales lo enfrentan a la traición y marcan el fin de su inocencia.

La crítica

La ópera prima de Germán Tejeda, Los Inocentes, compite en la sección Premio Maguey de la 40ª edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, y lo hace con una propuesta poderosa, sensible y profundamente honesta. En este largometraje de ficción, Tejeda aborda los vaivenes emocionales y existenciales de la adolescencia, situando su relato en el contexto de un grupo de chicos latinoamericanos que atraviesan —con fragilidad y rabia— el torbellino de descubrir quiénes son en un mundo que constantemente les dicta quién deberían ser.

Lo que destaca en Los Inocentes no es solo su temática, sino la delicadeza con la que Germán Tejeda logra construir personajes que se sienten auténticos, vulnerables y complejos. Cada uno de ellos es un espejo roto que refleja los fragmentos de una identidad en formación: el despertar sexual, la necesidad de pertenencia, el miedo al rechazo y la violencia —externa e interna— que muchas veces marca ese tránsito entre la niñez y la adultez. La sensibilidad con la que están escritos e interpretados se extiende de forma orgánica a lo largo de la trama, generando una conexión emocional profunda con el espectador.

A través del relato, Tejeda no solo representa, sino que interpela: cuestiona de manera frontal las estructuras de la masculinidad hegemónica, sus silencios, su represión, sus mecanismos de violencia. En la vida de estos chicos —y especialmente en su protagonista— se manifiesta el conflicto permanente entre el deseo y la norma, entre lo que se siente y lo que se espera sentir. Hay una constante tensión entre el impulso de liberarse y el mandato de encajar, una fricción que da forma a una identidad atravesada por el miedo, la rabia y, paradójicamente, la ternura.

Still de la película Los Inocentes

La estética visual acompaña con precisión ese universo emocional. La fotografía, cargada de colores saturados, sombras profundas y una textura casi táctil, contribuye a construir un entorno que se siente a ratos claustrofóbico y, a la vez, intensamente vital. Este contraste refuerza la sensación de encierro emocional en el que habita el protagonista, un joven que parece siempre estar escapando: del deseo, de la mirada ajena, de su propio reflejo. Su única vía de expresión, y quizás de resistencia, es el punk —la música, la estética, las pegatinas que deja por las calles—, una forma de protesta íntima y silenciosa con la que grita su existencia.

Los Inocentes es, en última instancia, una película sobre el derecho a sentir y a ser, sobre la urgencia de romper con narrativas heredadas que limitan la posibilidad de habitar el mundo desde la vulnerabilidad. Germán Tejeda entrega una obra que no solo cuenta una historia, sino que invita a abrir heridas para que sanen al aire, en comunidad, y sobre todo, desde la mirada honesta y urgente de las nuevas generaciones.

Still de la película Los Inocentes

El director Germán Tejeda

Germán Tejada ejerce como director y guionista hace 10 años. Ha realizado spots publicitarios de las marcas más importantes de Latinoamérica obteniendo 4 Leones de Cannes y reconocimientos internacionales. Ha dirigido numeroso videoclips para bandas tanto locales como internacionales y dos cortometrajes, El hueco, ganador del premio a mejor corto internacional en el Festival Internacional Clermont Ferrand; y , Retukiri Tukiri, ganador a mejor cortometraje en Los Angeles Film Awards, ambos seleccionados en más de 30 festivales. Ha dirigido una película por encargo para una reconocida plataforma con fecha de estreno a finales de 2025.

Director Germán Tejeda

Es fundador y gestor del Centro Cultural Cine Olaya, un espacio multidisciplinario independiente fundado en el 2017 con sede en Perú. Actualmente se encuentra en el desarrollo de su segundo largometraje personal, El día que la tierra se detuvo , y de su primera obra de teatro como director, Nada de esto me pertenece.

La Entrevista

En tu película se percibe una tensión muy fuerte entre la sexualidad, la masculinidad y esa búsqueda de identidad adolescente. ¿Cómo trabajaste esa temática?

Germán Tejeda: Para mí, lo más importante de la película es justamente esa temática. Como hombres, especialmente en la adolescencia, muchas veces atravesamos procesos de identidad muy confusos, y socialmente estamos condicionados a reprimir cualquier expresión de sensibilidad o duda. Yo también viví esa bronca, esa confusión… incluso miedo. Miedo de ser homosexual, más allá de que lo fuera o no. Solo el hecho de cuestionártelo ya te pone en un lugar incómodo.

¿Y cómo surge la relación entre ese conflicto y el libro en el que se basa la película?

Germán Tejeda: Ese libro llegó en un momento clave de mi vida. Fue un aliado. Me abrió los ojos desde una mirada cruda, directa, sobre los paradigmas del hombre. Fue revolucionario para su época, pero también para mí. Me dio el impulso para hacer esta película y compartir una visión que incomode, que cuestione, que provoque una catarsis, sobre todo en los jóvenes.

Still de la película Los Inocentes

En ese sentido, la película adopta un tono punk muy marcado, tanto en lo sonoro como en lo estético, a través de la vida de estos chicos, ¿Cómo trabajaste esa contradicción del punk, que por un lado representa rebeldía y libertad, pero al mismo tiempo reproduce estructuras machistas?

Germán Tejeda: Totalmente. El punk es rebeldía, pero también está lleno de contradicciones. Mucho machismo, mucha violencia contenida. Pero al mismo tiempo, debajo de esa imagen dura, hay una sensibilidad, una fragilidad que me interesaba mostrar. Los chicos punk de la película son duros por fuera, pero muy blanditos por dentro. Hay algo muy humano ahí. Me sirvió para representar visualmente esa búsqueda de masculinidad.

Hay escenas que parecen hablar del deseo homoerótico entre hombres, ¿fue intencional?

Germán Tejeda: Sí, porque siento que hay algo profundamente homoerótico en la forma en que los hombres se relacionan, sobre todo en la adolescencia. Las peleas, la competencia, el contacto físico… muchas veces es la única vía que se permiten para conectar. Esa ambigüedad me interesaba explorarla también.

¿Y cómo relacionas todo esto con tu visión de Latinoamérica y las historias que necesitamos tener desde nuestro contexto geopolítico y social?

Director/a: Creo que Latinoamérica necesita contar otras historias. Ya hemos hablado mucho sobre la pobreza, la miseria, la violencia… pero ahora siento que debemos empezar a mirar hacia dentro, a revisar nuestras estructuras mentales. Hay mucho que deconstruir en torno a lo que significa «ser hombre», en torno a cómo nos han enseñado a vivir la masculinidad. Y eso no es solo cosa de los hombres; las mujeres también han interiorizado esos mandatos. Es un cambio colectivo.

Still de la película Los Inocentes

Sí claro, incluso la protagonista —que es muy libre— termina juzgando a uno de los chicos por ser más sensible…

Germán Tejeda: Exacto. Porque seguimos atrapados en modelos muy rígidos de cómo debe ser un hombre, cómo debe ser una mujer. La película también quiere poner eso sobre la mesa: la mirada juzgadora está tan arraigada que incluso quienes se creen libres terminan repitiéndola. Y hay que revisarlo, cuestionarlo.

¿Cuáles son tus expectativas para el Festival Internacional de Cine en Guadalajara compitiendo por el premio Maguey?

Germán Tejeda: Estoy emocionado. Siento que la película está generando algo. He tenido entrevistas muy potentes y espero que el FIC sea una vitrina para que se expanda más. Que no se quede en el circuito de festivales, sino que conecte con el público joven, que es quien más necesita ver estas historias. No es solo una película de festival; es una película que quiere generar conversación, incomodidad, transformación.

Finalmente, ¿cuál crees que es el poder del cine hoy?

Germán Tejeda: El poder de transformar. De incomodar, de sanar, de hacer catarsis. El cine puede ser ese espejo que nos obliga a ver lo que no queremos ver. Y si podemos generar eso, ya ganamos algo.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí