“Siempre me ha interesado,
esa jerga que emplean los rastas,
hablan de batallas,
que no puedes encontrar en los mapas”
Kortatu
Escribir este libro ha sido un gran viaje. Hacer un recuento de la escena ska-punk de la ciudad de Guadalajara ha sido, sin lugar a dudas, un gran proceso. Más que placentero ha sido hablar con colegas, asistir a ensayos y conciertos, volver a tocar un instrumento y, por supuesto, volver a los escenarios; sin embargo, también considero que la escena se encuentra ante grandes retos si es que quiere seguir existiendo.
No quiero que se me tilde del viejo Jenkis, como aquel personaje que diría “todo estaba mejor antes”, cuando no, hoy en pleno 2025 hay algunas condiciones con las que apenas podríamos soñar hace 20 años. Sin embargo, si hoy hay mejores condiciones para montar un show, ¿por qué la gran mayoría de las veces estos lucen casi vacíos? Si hoy hay condiciones para hacer explotar nuestra música y llevar el mensaje de nuestras bandas a un público mucho mayor, ¿por qué no se visualiza nuevo público en los conciertos? ¿Por qué siempre estamos los mismos? Si hoy hay mejores condiciones para grabar y editar un disco, ¿por qué llevamos 20 años sin superar “No somos lo que quieres? ¿Por qué grabamos tan poco?
Estamos ante un gran reto, o le entramos o apagamos las luces y nos vamos. A continuación, anunciaré algunas de las principales dificultades ante las que nos encontramos en la escena.
- ¿Cómo hacer que las nuevas generaciones se interesen en el ska-punk?
Cuando yo iba en la preparatoria, preguntaba a las y los compañeros qué música escuchaban, era cierto que algunos de ellos escuchaban rap, un gran porcentaje te decía que ellos escuchaban rock alternativo, rock en español o el recién denominado indie rock, otro gran porcentaje atraídos por el poderío de bandas como Korn o Limp Bizkit decían orgullosos que el new metal era música favorita. Hace 20 años decir que te gustaba el ska, el reggae o el punk no era canónico, pero sí algo bastante común, esa juventud sabía quién era Ska-p, Manu Chao o los Fabulosos Cadillacs, bailaban La Carencia en cualquier fiesta y lloraban con Sol de Media Noche.
¿Por qué parto de esto? Hace días platiqué con mi hija Ale Viktoria sobre qué música escuchan sus compañeros en la preparatoria. ¡Sí! Mi hija tiene casi 18 años. Nostálgico le pregunté sobre si existía en su escuela existía aquel sujeto de pelo largo, camisa negra con estampado de Dragon Ball que llevaba su guitarra y que cantaba la célula que explota de los Caifanes en los pasillos. Mi hija me dijo que sí tiene amigos que llevaban su guitarra a la escuela, pero que no tocaban rock, sino que sus compañeros sacaban las canciones de Natanael Cano o Junior H.

Me queda claro que el ska, el punk, el reggae y cualquier género disruptivo perdió la hegemonía de la narrativa rebelde ante el rap y el corrido tumbado (eso es algo que debato a mayor profundidad en el libro). Sin embargo, es justo que reflexionemos sobre qué podemos hacer nosotros para que poco a poco a las tocadas vaya más público y sobre todo público joven. Será acaso que seguiremos siendo los mismos hasta el fin de los tiempos, voltear a ver al Palomo de la Minerva en una esquina, al Fla y al Cosío en la otra , al Neska y al Fuji borrachos dando tumbos por el lugar, a Carolina e Iris con sus amigas, y la compa de Capturando Esencias y al Elías de Guanatos registrando el concierto; casi estoy seguro que el más pequeño dentro de los asistentes sería el Elián y eso es porque él desde muy pequeño ha estado en esto.
¿Jamás volveremos a ver los llenos del Calipso? ¿Se repetirán los pletóricos conciertos del Tianguis Cultural?
- Necesitamos más bandas nuevas.
Somos los mismos y llevamos más de 20 años en esto. Vamos a hacer un pequeño ejercicio. En este 2025, la Minerva cumple 20 años de existir, lo mismo algunas bandas que están inactivas como No Hay Fianza o Donatellos, La Mugrosa Ska estaría por cumplir la mayoría de edad y La Poronga Ska estaría escogiendo cuál sería su vals para la fiesta de 15 años. Otras bandas como Los Walking and Miando y los Gargas estarían rozando el cuarto de siglo, mientras que Los Inadaptados cumpliría 31 años. Repito, somos los mismos y llevamos más de 20 años en esto. Los regresos de bandas como Nada Bueno, Cocktel o Huracán Skank (o el próximo regreso de No Hay Fianza, guiño, guiño) se agradecen, entre más seamos mucho mejor, más sólida es la escena entre más oferta haya, pero perdónenme por insistir: ¡necesitamos bandas nuevas!
Las generaciones se han roto, a mediados de la primera década del siglo XXI, cuando no existían la Minerva, No Hay Fianza, The Donatellos o Huracán Skank, íbamos como público a los conciertos de de Los Gargajos u Oveja Negra; después cuando esos decidimos hacer nuestras agrupaciones otros iban a vernos a nosotros, hasta que posteriormente ellos hacían sus propias bandas, como el caso de Los Kachirules o Mochilazo Ska. Así se gestaba poco a poco el ciclo de las bandas. Pasabas de ser público a tener una banda y luego a inspirar a que otros participantes de la escena llegaran a formar una, creo que eso ya no existe o es mucho menos visible.

Vámonos más al presente, existen bandas nuevas, pero por nuevas estamos hablando de que fueron formadas hace más de un lustro, pienso por ejemplo en la Orkesta Etilika, banda en la que recae una gran responsabilidad, dado que es probable que ellos sean la última gran banda de ska de la ciudad. Aquí en este rubro, por lo menos, comenzamos a ver una luz de esperanza, agrupaciones como MADO, Los Kara de Perro, Títere Charro y Quiere Llorar son agrupaciones que refrescan un poco los carteles y la escena. Sigamos así.
- Urge que hagamos más música (y es buena mucho mejor).
Somos los mismos, llevamos mucho tiempo aquí y, con temor a ser funado, creo que hacemos poca música. Es obvio que la escena de Guadalajara se gestó de una forma diferente a la de la ciudad de México o a la Monterrey; por ende, las dinámicas internas de la escena gozan de la particularidad de que hacemos poca música, hay algunas bandas que son muy fructíferas y productivas, pienso en Los Gargas que bajo el formato contemporáneo de la canción suelta pueden mantenerse a flote o en No Tiene la Vaca quien en su haber cuenta con cinco Long Plays (LP), pero cuyo último lanzamiento data de 2018.
También pienso en otros casos, por ejemplo, Inadaptados u Oveja Negra cuenta con tres discos cada una, para una carrera de más 30 y 27 años respectivamente. Lo que implicaría que ha sacado en promedio un disco cada 9 años. En la ciudad de Guadalajara, las carreras son longevas, pero han sido poco productivas en términos musicales. Eso sí, estas bandas nos han dado los dos discos más importantes de la escena y dos materiales que a la fecha no se han podido superar: “No somos lo quieres” (Inadaptados) y “Ska vs Racismo” (Oveja Negra).

Espero que no se me malinterprete, existen grandes materiales que han salido en este lapso, por ejemplo, “Lucha y Conciencia” de La Mugrosa Ska, “Grita” de El Gato Empulgado, “Pocos, pero Locos” de Nada Bueno o incluso el Mexican Democracy de No Hay Fianza, contaron con una producción, no pudieron lograron la repercusión que se esperaba para materiales de dicho calibre.
A modo de cierre, no cabe de duda que si queremos que la escena ska-punk siga existiendo necesitamos plantar cara a estos retos, necesitamos crear mecanismos que atraigan a las y los jóvenes, necesitamos que esa juventud se impregne de la escena y sea el relevo generacional, que ellos sean las bandas que nuestros hijos y sobrinas irán a escuchar y, también, queda claro que necesitamos producir más, igual en unos años nos encontramos ante el mejor disco que la escena haya dado y que mejor que lo hiciera una banda de jóvenes.
Abrazos a todxs.
