Deudas personales:
Pues bueno, antes que nada, debo de pedir una disculpa. La segunda temporada de la columna en Vagabunda se cerró de manera muy abrupta, reseñé los conciertos de Evaristo Páramos en junio y dejé de escribir. No es que no tuviera nada que contar, tenía que poner orden en mi vida y darme el tiempo para disfrutar todo lo que estaba haciendo, tenía dos trabajos, a mi hija viviendo conmigo y estaba terminando un libro sobre metodología en los movimientos sociales.
Solucionados esos dilemas he decidido volver con la tercera temporada, aunado a ello, también me gustaría compartir que el libro sobre la escena ska-punk de Guadalajara está a un 85 %, en diciembre podría presumir un borrador y si todo sale bien en febrero del próximo año podamos tenerlo en las calles. A las y los que me leían muchas gracias por la espera, volví y no en forma de fichas, espero seguirlos viendo por aquí.
Existir y resistir fuera de la Zona Metropolitana de Guadalajara
Comúnmente hacemos uso del término ZMG para referirnos a todo lo que acontece en lo que se podría decir los municipios que dan vida social a las cercanías de la capital del Estado, es decir que hablamos de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá y Tlajomulco, algunas lecturas suelen meter a El Salto, Juanacatlán, Ixtlahuacán de los Membrillos y Zapotlanejo. Sin embargo, cuando hablamos de la escena del ska-punk de Jalisco solemos hacer una excepción metemos a Chapala (por los Charales-k) y Puerto Vallarta (por la Fuska).
Hace unos meses haciendo entrevistas para este trabajo, salieron algunos nombres de bandas que jamás había oído, es cierto que yo soy el filtro por el que debe de pasar el underground, los tres nombres me llamaron muchísimo la atención: Peras y Manzanas, Ley Seca y Señora Vietnamita. Lo que llamó mucho más mi atención es que ellos no eran de la ZMG, sino que eran bandas que provenían de la Zona Valles del Estado de Jalisco.
El día 02 de octubre fui invitado a un conversatorio en el CUValles sobre juventudes rurales y música, el tema era la escena ska y estaban presentes integrantes de Peras y Manzanas, Ley Seca, Matacán e Icky Faces. Una de las reflexiones más importantes salió de los cuestionamientos sobre el espacio y la construcción de una escena. En Guadalajara, en la primera década del siglo XXI hubo una escena bastante sólida, es probable que hayamos llegado a ser en su momento más de 50 bandas, prácticamente cada barrio tenía una banda, podía haber conciertos en varios puntos de la ciudad sin que se afectarán en la afluencia del público. Sin embargo, las experiencias de Ulises (Peras y Manzanas) y de Carlos (Matacán) me hicieron reflexionar sobre la construcción de una escena fuera de los espacios convencionales.

Mientras ellos hablaban, yo atento escuchaba sobre nombres de bandas que habitaron esa región, desde bandas de Metal como Atoyalicca hasta bandas punks que provenían del municipio de Tequila. Ulises contó que Peras y Manzanas llegó a ser un éxito local, explicó que llegaron a tocar ante cientos de personas en eventos organizados por las municipalidades, de forma jocosa refirió que una vez los pusieron a tocar antes de una banda sinaloense y que el público comenzó a aventarles hielos, lo bueno fue que “todos se calmaron cuando tocamos Kumbala”. Asimismo, otra cosa que me llamó la atención fue cuando dijo que habían hecho más de 200 conciertos, lo cual es una cifra muy grande aún para bandas convencionales, pero su afirmación cobra sentido cuando explicó que comenzaban pequeñas giras que comenzaban en algún municipio de la Zona Valles, continuar en Ameca, seguir en Tequila y podían terminar en Santa Cruz del Astillero.
Ulises: la banda [Peras y Manzanas] se fundó en el año 2009 y estuvo activa hasta el año 2023. Tanto la primera como la última tocada se dieron en Santa Cruz del Astillero, (…) nunca tocamos en festivales de la Zona Metropolitana, solamente una vez en el Calipso, siempre tocábamos en los pueblos de todo Jalisco, en la costa, en el sur, pero sobre todo en la región de la Laguna de Teuchitlán que era donde la gente más nos pedía. (…) éramos 7 integrantes, Pepe el vocalista, Manuel en el Sax y en el trombón, David en los teclados, Paco en el bajo, Ariel en la guitarra, Victor en la batería y yo en la trompeta, (…) hicimos un par de temas propios que llevaban por título “hasta la madre” y “vendido bandido”, los pueden escuchar en el Youtube.
Las influencias de Peras y Manzanas eran muy comunes a las de la escena en GDL, desde los Specials hasta La Polla Records, sin dejar a Los Prisioneros, sin olvidar a bandas nacionales como Los de Abajo o locales como No Tiene La Vaca. Creo que el lector puede imaginar que su género era el ska mestizo. Ulises refiere que el método de creación de sus canciones era la lluvia de ideas y que de ahí terminaban la canción.

Tan fenómeno local llegó a ser en Peras y Manzanas que prácticamente no necesitaron de los foros locales para seguir con su carrera, “nunca llegamos a tocar en festivales de la Zona Metropolitana, solo una vez tocamos el Calipso”. Cuando una puerta se cierra, se abren un montón de ventanas, y pese a no tener presencia en la ZMG, fueron grandes protagonistas de la Zona Valles participando prácticamente en todos los festivales importantes de la región, Equinoccio (Guachimontones), Ranch and roll (Estanzuela), Motafest (Sayula), Thunderfest (Tala), No estaban muertos (Arenal) y el Agavefest (Arenal).
Peras y Manzanas llegó a su final en el año 2023, Ulises explicó que fue por “porque algunos integrantes emigraron a USA y por el trabajo que no nos permite ensayar y porque algunos integrantes se dedican a vivir de la música, principalmente regional mexicana, la cual si genera recursos para sustentar una familia”.
La existencia de grupos como Peras y Manzanas, Matacán, Ley Seca o la Señora Vietnamita, quiebran la estructura de mi próximo libro, porque cuando creemos que todo está escrito siempre llega algo que mueve todo. Nada es definitivo y entre más busquemos más encontraremos otras historias que contar fuera de los espacios convencionales donde se vivió el ska de Guadalajara.