Todo comenzó como una broma del día de los inocentes. La página oficial de Evaristo Páramos, el legendario vocalista de La Polla Records, The Kagas, The Meas, Gatillazo y Tropa Do Carallo, anuncia una gira por España y algunos países de nuestro continente, atónitos veíamos como Chile, Argentina y Colombia tendrían conciertos, mientras que México se quedaba fuera de la gira. Pensábamos que esto se debería a aquel caótico concierto de Evaristo en el año 2011 en Calle 2, el cual por cierto ha quedado grabado en la memoria de todos los que asistimos a él, pero sobre el cual se cuenta que el español juró no regresar más a México.

En lo personal, me había resignado a no ver a Evaristo, incluso pensé en ir a otro país a verlo. Sin embargo, un rumor avanzaba en las redes sociales y ya no era el día de los inocentes. Algunos organizadores locales aunado a medios de comunicación alternativa poco a poco hacían crecer la expectativa. Un día se anunció la bomba: “Evaristo regresa a México”. Lo haría con una gira de conciertos en las tres ciudades más grandes de nuestro país: Monterrey, Guadalajara y Ciudad de México.

El anunció no estuvo exento de polémicas. Lo primero que llamaba la atención era lo ambicioso del proyecto, Evaristo (y los músicos de Tropa Do Carallo) tocarían en arenas, espacios con capacidad de más de 10 mil personas. Si bien en su anterior visita (con Gatillazo) se ha manejado la cifra de más de 9 mil personas, repetir eso en tres ciudades diferentes sonaba a una locura. Otra polémica muy marcada fue el precio del boleto, el cual, si bien se encuentra en los cánones de cualquier espectáculo que se presenta en esos foros, excede tres a uno su costo en relación a otras bandas del género. [Meses atrás se habían presentado Boikot, Non Servium y El Último K Zierre costando el boleto 700 pesos mexicanos]. Y nos menos polémico era enterarse de quiénes eran los promotores del evento. Vale la pena admitir que compré mis boletos en cuanto pude, siendo el número 17 en la lista de espera online. Compré boletos para las tres sedes.

Los meses pasaban y la Arena Guadalajara no se terminaba. Eso hacía crecer las dudas sobre el concierto. Un día de la nada la organización canceló el concierto en la Arena Monterrey, los boletos de la Arena Ciudad de México se ponían al dos por uno en algunas localidades y nosotros no sabíamos nada del evento en la perla tapatía. Los días pasaban, la angustia también. Los organizadores locales decidieron llevar el concierto a la Concha Acústica, la idea dividió a las redes sociales tanto por lo incómodo del lugar como por las lluvias. Pensando en una posible cancelación por parte de Protección Civil, el evento se trasladó una vez más, ahora sería en Teatro Estudio Cavaret y, cómo las cosas no pueden salir tan bien, apenas dos días antes de que el evento se efectuará se anunció que se llevaría a cabo en SEDE un foro en el municipio de Tlajomulco. No me hubiera gustado estar en los zapatos de las y los organizadores.

Se llegó la fecha, las redes sociales anunciaban la llegada de Evaristo y compañía a tierras mexicanas. Yo pensaba hacer las tres fechas, con la cancelación de Monterrey solamente me quedaba el fin de semana más punk del año. Salí de Guadalajara rumbo a Ciudad de México. Afortunadamente la Arena CDMX no queda tan lejos de la Central de Buses del Norte, tomé el metro me bajé en Ferrería y caminé rumbo a la sede. Los puestos con mercancía no oficial se hacían presentes, las largas filas para entrar también. La Arena es grande y faltando 15 minutos para las 9 pensé que no estaría ni al 50 por ciento de su aforo. Las y los chilangos son muy entregados, aún no salía Evaristo y ya había contado dos broncas entre el público. Las luces se apagaron, los gritos del personal y comenzó el concierto.

Pese al cansancio de haber viajado siete horas, fui testigo de un gran concierto. 1 hora con 45 minutos, sin parones, ni discursos largos, canción tras canción. Si bien el setlist podía presentar trompicones, dado que la gente aún no conoce las canciones de Tropa Do Carallo, se desarrolló de la mejor manera. Hubo dos veces que estuve a punto de llorar, la primera se dio cuando tocaron “la solución final” y la otra cuando tocaron “gaseosa la clashera”, ambas generan mucho en mí. Como a modo de crítica considero que los encores fueron muy manejados lo que hizo que se sintiera un poco anticlimático el cierre del concierto. El concierto acabó, corriendo al metro, para llegar a Central Norte y regresar a Guadalajara. Mañana volvería a ver a Evaristo.

Llegué a Guadalajara. Descansé. Acá le agregaremos un drama más, unos boletos que nos mandaron de la Ciudad de México y que no alcanzaron a llegar gracias a DHL. Cosas del destino, gracias a mi amiga Denisse Cejudo pudimos conseguir el boleto que nos faltaba. A diferencia del día anterior, este concierto lo pasaría con mi familia, aunque no podría ir Killian, irían mi hija Viktoria y mi comadre Lorena. Nos fuimos con mucha antelación pensando que la Avenida López Mateos estaría colapsada, sin ningún problema y sin ninguna gota de agua hicimos media hora de camino desde Atemajac del Valle hasta la hermana república de Tlajomulco de Zúñiga.

Estacionamos la camioneta y en cuanto nos bajamos comenzó el desfile de conocidos. Gracias a todas y todos los que nos encontramos, fue muy placentero saludarles. Decidimos ir a orinar al Liverpool, moda punk de galerías, para ahora sí entrar al concierto. A diferencia del concierto de la Ciudad de México, aquí abrieron Los Monjos, puta madre, una de las mejores bandas ya no sólo del Estado, sino del País, no hablaré mucho de ellos porque pienso dedicarles un espacio para la próxima quincena. Arriba el rock basura.

El lugar, aunque es una discoteca, funcionó para el evento. La gente se portó a la altura, y salvo un par de situaciones se llevó en saldo blanco. La gente ansiosa gritaba E-Va-Ris-To. El setlist fue exactamente el mismo que el día anterior, incluso Evaristo repitió las mismas bromas “ya solo faltan 14 canciones más”, “gracias por recordarme mi nombre, ya no me acordaba de él”. El sonido les falló en un par de ocasiones (siendo la más notoria en “ellos dicen mierda”) más algunos errores por parte de la banda hicieron que el concierto no fuera perfecto, pero así es el rock and roll.

Muchos me preguntaron: ¿cuál te gustó más: el de la ciudad de México o el de Guadalajara? Fueron dos experiencias diferentes: en la Arena Ciudad de México lo disfruté en lo personal, en Tlajomulco disfruté que mis seres queridos lo disfrutaran, fui feliz viendo a mi hija cantando las canciones, a mi comadre saltando con los éxitos de La Polla, fui feliz viendo como cinco mil personas lo eran junto a mí. Dios bajó del cielo y nos reímos junto a él.

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