Imagen obtenida de internet

Una pregunta que continuamente me hacen cuando presento mis conferencias sobre música y política es “¿cómo describirías al ska-punk?”. Difícil, dado que los escuchas convencionales del género lo hemos escuchado tanto que lo hemos naturalizado, nos costaría mucho describirlo; tal vez, la forma más sencilla de resolver esto sería decir que es un estilo musical que combina el ritmo y la cadencia de la música afroantillana con espacios para el poderío de las guitarras y los bombos de la batería del punk de los setentas y ochentas.

Describirlo temáticamente es mucho más sencillo. El ska-punk es música con un fuerte y claro mensaje antifascista, antirracista y multicultural. Es ruido que está en contra de la violencia policial, que demuestra el vigor de decenas de jóvenes, y no tan jóvenes, que están decepcionados de la democracia representativa, de los partidos políticos y de los políticos profesionales, es el sonido de las voces que apoyan movimientos sociales, desde las luchas locales o barriales hasta luchas de corte internacional.

Hace poco interactúe de manera online con Marihuas (vocalista de La Minerva) quien justamente me decía que el ska-punk no podía entenderse sin el apoyo a los movimientos sociales, lo cual es bastante cierto, dado que son las causas sociales las que a posteriori se ven reflejadas en las letras que escribimos para nuestras canciones.

En Guadalajara todas la gran mayoría de las bandas que pertenecemos a la escena tenemos canciones que giran en torno a estas temáticas, desde la vieja guardia Los Inadapta2, Oveja Negra o Los Gargas, pasando por las de la segunda generación como La Minerva, No Hay Fianza, Gato Empulgado, la Cuadra Vaga o La Mugrosa Ska y por supuesto bandas más contemporáneas como Orkesta Etilika o La Poronga Ska. Todas ellas, todas, tienen por lo menos una canción que hable de la emancipación social, que refleje una injusticia o el apoyo a algún movimiento social. El ska-punk de Guadalajara ha servido como válvula de escape (¿ska-p?) para decenas de jóvenes que viven en condiciones de desigualdad.

Sin embargo, no soy ciego, ni cerrado, también existen bandas que han utilizado este estilo musical para llevar mensajes mucho más lúdicos o bajo constructos de escritura más relajados para hablar del amor y el desamor, y esto para nada está mal; bandas como No Tiene La Vaca o The Donatellos son necesarias para la escena, el amor también es una forma de resistencia, los conozco y ellos han participado, tanto en lo individual como en lo colectivo, en algunos procesos sociales, ya sea en conciertos benéficos o teniendo posiciones políticas bastante claras. 

No tengo la intención de ser moralista, pero si partimos de que el ska-punk es político en su ejecución instrumental y en su mensaje también debería de serlo en su práctica, ¿no? Por eso no debemos permitir que nuestros espacios, mismos que tanto costaron construir, se llenen de lemas ambiguos o de personajes que pretendan despolitizarlos. 

Entonces, también, aprendamos del mensaje que llevamos a nuestras letras y que nos sirvan de autocrítica. Sé que todos navegamos en un mar lleno de incongruencias, pero considero que aún queda mucho que hacer en cuestiones de género: ¿cómo logramos espacios más amenos (o menos violentos) para las compañeras y las asistentes? En una escena que es mayoritariamente masculina: ¿cómo hacemos para que las compañeras comiencen a entrar a ella? Sí, somos antirracistas y antifascistas, pero ¿podemos luchar contra el machismo intrínseco? 

Queda claro que hay mucho por hacer, pero debemos de partir del poderío político del ska-punk y de su factibilidad como una herramienta para la emancipación social para poder hacerlas. Cierro con la  estrofa del poderoso grupo madrileño San Blas Posse: 

¡Ska Antifascista!

¡Ska Antirracista!

¡Ska!

Imágenes proporcionadas por el autor, obtenidas de internet.

Artículo anteriorEl aullido de las lobas
Milito como padre soltero. Amante de la lucha libre. Disfruto de los videojuegos, el manga y el anime. Estoy activo en las redes sociales, pero más en las calles, participo en el Observatorio de Movimientos-Sociales. Profesor-investigador de la Universidad de Guadalajara. Tengo a cargo en Revista Vagabunda Mx la columna quincenal sobre la música rebelde de Guadalajara. Crónicas e historias del underground. Experiencias de una periferia en movimiento.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí