Sylvia Molloy. Imagen obtenida de Apalancado

Pensaba guardar un respetuoso silencio en torno del fallecimiento de la escritora, Profesora universitaria y académica Sylvia Molloy el día jueves 14 de julio del corriente en Nueva York. Había nacido en Buenos Aires el 19 de agosto de 1938.  Pero me di cuenta, también, de que ella merecía otra cosa. Me había dado mucho como escritora e investigadora. Aportó solidez, densidad a mi trabajo como narrador y como ensayista, sobre todo en mi formación académica. Había leído trabajos de su autoría de tal profundidad conceptual, de tal creatividad y de tal conocimiento, que no podía dejar pasar ese como un día más. Me interesó recuperar, en una silueta, la personalidad intelectual y literaria de portento que fue.

     Indudablemente como escritora nos lega toda una serie de libros de varia imaginación, tal como reza uno de sus títulos. Pero por sobre todo fue una voz inconfundible, personalísima, que narró capítulos de la experiencia social por lo general temidos o rechazados a la hora de ser representada literariamente. Lo mismo sucede en el seno de otros discursos y prácticas sociales, como ha sido histórico que sucediera. Ella hizo acto de presencia (At face value), como se titula su libro sobre la literatura autobiográfica en Hispanoamérica, que leí en traducción al español, originariamente escrito en inglés. Recordemos que el país en el que eligió radicarse durante casi toda su vida, pese a haber nacido en Argentina, era angloparlante (EE.UU.). Hizo su doctorado, antes, en Francia gracias a una beca. En este “entre dos” o «entre tres» (mejor), Sylvia Molloy edificó uno de los proyectos creadores de mayor densidad teórica y de una jerarquía superlativa. He leído toda su producción salvo dos libros (que tengo) de trabajos académicos, difíciles de conseguir.

Sylvia Molloy: La voz de la memoria resquebrajada – Palabra Pública

     Las novelas En breve cárcel (1981), temprana para hacerse cargo en la escritura literaria de un referente conflictivo, como el lesbiano y El común olvido, (2002) lo más largo que escribió en ficción, dan cuenta de la experiencia del dolor. Un capítulo que ella logró sincerar de modo magistral. Por mi parte, he sido lector fiel de su bibliografía tanto académica como de ficción. Para estudios en mi formación académica o bien para pensar mis propios libros. Uno de ellos, Poéticas de la distancia. Adentro y afuera de la literatura argentina, (2006), que coeditó con Mariano Siskind, sirvió como modelo (se lo dije en un intercambio de emails) a una de mis antologías temáticas de narrativa argentina contemporánea de 2015.

     Fue una persona que admiré por muchos motivos. En primer lugar su rigor, su exigencia, su excelencia, su radical originaldiad, el singular “tono”, la música de una prosa tanto ensayística como de ficción. Diría que ella literaturizaba al ensayo académico, y exigía rigor, precisión a su prosa literaria. Ello la vuelve única en el panorama de la literatura e atrevería a decir que del mundo de habla hispana.

     En 1986 obtuvo la Beca Guggenheim. Y en 1994 y 2014 el Premio Konex, importante en Argentina, en la categoría de Ensayo Literario. Estos y otros reconocimiento dan cuenta de una persona con un perfil bajo pero que donde estaba llegaba con ella la inteligencia y la creatividad para la realización de proyectos. Sus alumnos la recuerdan en clases o seminarios como una Profesora extraordinaria. Mucha de su producción consiste en trabajos dispersos con motivo de Congresos, Jornadas y Simposios.

     También su investigación académica Acto de presencia. La escritura autobiográfica Hsipanoamericana, (1996) abrió la puerta a un capítulo de mi tesis doctoral en un tramo para el que sus ideas fueron decisivas. No buscó jamás ni el efectismo ni el oportunismo con sus libros (pudiendo haberlo hecho con tanta facilidad). Fue una mujer muy culta, sobria, hablante de tres idiomas, experiencia que narra magistralmente en su breve libro Vivir entre lenguas (2016), que concluye diciendo algo parecido a “¿En qué lengua soy?”. Esta experiencia de trilingüismo, le permitió salir de la trampa monolingüe. Supongo que a las lenguas extranjeras les otorgaba una inusitada relevancia. Esta condición de riqueza simbólica puede que tenga alguna clase de relación con el citado “tono”, la melodía de su prosa, conjeturo. Ese «tono» delimitaba, claro está, la constelación de la experiencia de una voz que producía una sensación de misterioso extrañamiento o de incertidumbre en el lector que volvían la experiencia de leerla absolutamente única.

     Su compilación de parte de los escritos de Victoria Ocampo. La viajera y sus sombras. Crónica de una aprendizaje (2010) con su selección y Prólogo tiene momentos memorables. Y he leído pocas antologías tan magistralmente presentadas y anotadas, con un criterio selectivo tan certero. Si Molloy se había consagrado al estudio de la escritura autobiográfica, ese proyecto tendría sus rebotes más tarde o más temprano en Victoria Ocampo de modo incuestionable, una autora cuyo corpus pone en evidencia “los géneros del yo”: las memorias, la autobiografía, el género epistolar, los diarios íntimos. Su egocentrismo no jugó en su favor literariamente hablando.

Sylvia Molloy: La voz de la memoria resquebrajada – Palabra Pública

     Estas palabras quedan cortas para una eminencia de su talla. Pero sí buscan evocar en el ademán de la prosopopeya, como quiere Paul de Man, a una persona extraordinaria por sus dotes como investigadora, escritora y docente universitaria. Estos tres dominios o prácticas culturales entraban en diálogo de modo elocuente. Porque para enseñar, primero es necesario realizar una buena lectura en un sentido amplio (pero también estratégico) de la literatura continental. El mundo pierde a una de sus latinoamericanistas más formidables, que deja sin embargo toda una serie de libros sobre la cultura literaria de América Latina. De todas formas, la visita a este continente no lleva la marca de lo latinoamericano, propiamente dicho, sino más bien la de la reflexión de una eurófila o, mejor, cosmopolita. Una mujer que, munida de recursos formativos propios del Viejo Continente innova en los Nuevos.

     Dijo haber aprendido a leer de Borges. De hecho, un libro definitivo de abordaje de la poética del autor argentino, titulado Las letras de Borges (primera edición de 1979) sentó un precedente sumamente importante en la Historia crítica de la literatura hispanoamericana. En particular cuando la figura de Borges se agigantó por su introducción en Europa y EE.UU. y el impulso que le dieron, entre otros, Italo Calvino. Sylvia Molloy lee a Borges y traduce  en enunciados críticos una lectura erudita y brillante de este autor. En este caso en particular, es una lectora privilegiada para contender con la erudita y sagaz del autor argentino. Es más: diría una privilegiada. Pero también poniendo en evidencia los juegos apócrifos del autor argentino, así como su “erudición salteada” y su uso estratégico de las enciclopedias. Concretamente en la tantas veces citada por Borges, Enciclopedia Británica.

     Sylvia Molloy deja discípulos en la academia. Deja discípulos en la escritura. Deja lectores apasionados. Promueve la investigación no solo en el mundo de habla hispana. Deja libros de ficción que configuran una constelación desafiante pero también de una perfección inusitada. Deja toda el impacto ejemplar de investigadores/as que también se consagraron a estudiar su poética. En los estudios de género también deja su huella en el capítulo del homoerotismo. Yo venía, hacía relativamente poco, de leer Citas de lectura, (2017), un libro breve, heterogéneo, una suerte de miscelánea, que daba cuenta, selectivamente de algunos momentos de su historia como lectora. Y ahora estaba releyendo el citado Varia imaginación, que justo el viernes 15 terminé, revistiendo esa lectura la forma del homenaje.

     El título de uno de sus libros me sirve: “Acto de presencia”. En efecto, si algo caracterizó a Sylvia Molloy fue un temperamento seguro, convicciones firmes, un discurso contundente, audaz. Por formación y por una inteligencia poderosa realizó intervenciones potentes en la esfera pública bajo el universo simbólico del libro, de sus conferencias o clases, por su trabajo en aulas universitarias. Organizó coloquios o Jornadas de escritores en buena medida de Argentina. Todas estas prácticas culturales la volvieron una mujer y una escritora preocupada por el rescate de autores y autoras que también habían sido audaces. De temas que iban mucho más allá del género. La presencia en sus escritos, sobre todo su discurso crítico, convocaba a figuras y temas desde una perspectiva que ponía en jaque al statu quo cultural. Con Argentina mantuvo relaciones entiendo yo que complejas.

     Una  parte de la ficción Molloy se politiza en virtud del protagonismo que adoptan en un sector de ella las minorías sexuales o el colectivo LGBTQ. Cartografió el deseo lesbiano o, más ampliamente, el homosexual, entre muchos otros temas, pero tuvo el buen tino de no hacer de ello propaganda o panfleto con una literatura que en primer lugar era por sobre todo eso, alta literatura, de una jerarquía sobresaliente. Afirmar que la poética de Molloy se aboca de modo exclusivo a estos temas es un reduccionismo, además de no ser cierto. No hace falta más que leer Vivir entre lenguas o Varia imaginación. Aquí puede apreciarse el amplio repertorio de su arte. Su producción se abre a un abanico de posibilidades teóricas, críticas y poéticas que son tan valiosas por lo que informa su contenido y por el tenor singular de su escritura literaria.

Las Letras De Borges Y Otros Ensayos/The Literature Of Borges And Other  Rehearsals : Molloy, Sylvia: Amazon.com.mx: Libros

    En algunos libros de Molloy, los más intimistas, suele ser frecuente la recuperación de experiencias del pasado remoto: de su infancia, de su adolescencia, los veraneos de pequeña o adolescente, en la costa atlántica argentina, edades en que los menores menos capacidad de decisión tienen, razón por la cual deben acatar la voluntad de los adultos. Pero también hay una evocación en Molloy de prácticas sociales, costumbres, palabras, conceptos “de época”. Tal circunstancia hace que ese léxico fechado, tenga repercusiones en el orden de referente recuperado. Pero también en ocasiones anacrónico. Esto es: que ella recupera, sobre todo, desde la reproducción de frases oídas en la infancia que quedan inscriptas de modo indeleble en su memoria. Luego actualizadas al evocarlas al momento de la escritura. Menciona marcas de productos ahora fenecidos, más como una imagen fonológica que de naturaleza semántica. Ello sí empapa a parte de sus obras de un anacronismo que ella misma busca. Y dan cuenta de qué modo la dimensión diacrónica atraviesa la experiencia humana. En particular de Argentina, sus viajes de infancia o adolescencia, objetos, palabras que connotan un desajuste entre aquel pasado que ella vivió o no comprendió por su temprana edad, que resignifica en el presente histórico al momento de escribir esos textos. Los detalles son lo esencial en esta mirada al sesgo sobre su autobiografía en clave ficcional.

     Fue una persona que se manifestó disidente frente a un sistema asignación de poder en el sistema de sexo/género según el cual se pretendía tanto del sexo femenino como de las minorías un rol completamente marginal, periférico, pasivo y que los hostilizaba. Pero sobre todo pasivo. Ella conquistó un territorio de palabras que por razones obvias el sistema literario ejercía fuertes presiones y resistencias cuando no repudios. A esa pretensión de hegemonía ella la discutió y planteó posiciones superadoras, además de defender la dignidad de las personas que sufrían con motivo de la sanción y la exclusión. Predicó el respeto y el respeto hacia su figura la consagró entre sus colegas más exigentes.

     En fin, por fuera de la franqueza elocuente que siempre la caracterizó, pero también su cordialísimo trato cuando uno se ponía en contacto con ella, fue, indudablemente, para definirla, me bastante solo dos palabras justas “una grande”.  

La Plata, noche del 14/22 de julio de 2022

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Nació en La Plata, Argentina, en 1970. Se graduó como Profesor y Licenciado en Letras en 2005. Y se doctora en 2014 como Dr.en Letras, todos grados y posgrados en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP, Argentina). Es escritor, crítico literario y ejerce el periodismo cultural. Publicó libros de narrativa breve, poesía, investigación, una compilación temática de narrativa y prosas argentinas contemporáneas en carácter de editor, Desplazamientos. Viajes, exilios y dictadura (2015). En 2017 edita su libro “Sigilosas. Entrevistas a escritoras argentinas contemporáneas”, diálogos con 30 autoras que fue seleccionado por concurso por el Ministerio de Cultura de la Nación de Argentina para su publicación. De 2023 data su libro, “Melancolía” (2023), una nouvelle para adolescentes, publicada en Venezuela. Y de ese mismo año en México el libro de poesía “Reloj de arena (variaciones sobre el silencio)”. Cuentos suyos aparecieron en revistas académicas de EE.UU., en revistas culturales y en libro en traducción al inglés en ese mismo país. En México se dieron a conocer cuentos, crónicas, series de poemas y artículos críticos o ensayos. Escribió reseñas de films latinoamericanos para revistas académicas o culturales de EE.UU. También en México y EE.UU. se dieron a conocer trabajos interdisciplinarios, con fotógrafos profesionales o bien artistas plásticos. Trabajos de investigación de su autoría se editaron en Universidades de México, Chile, Israel, España, Venezuela y Argentina. Escribe cuentos para niños. Obtuvo tres becas bianuales sucesivas de investigación de la UNLP y un Subsidio para Jóvenes Investigadores, también de la UNLP, todos ellos obtenidos por concurso. Artículos académicos de su autoría fueron editados en Francia, Alemania, EE.UU., España, Israel, Brasil y Chile en revistas especializadas. Se desempeñó como docente universitario en dos Facultades de la UNLP durante diez y tres años, respectivamente. Participó en carácter de expositor en numerosos congresos académicos en Argentina y Francia. Realizó cinco audiotextos y dos videos en colaboración. Escribió un cortometrabaje que permanece inédito. Integró dos colectivos de arte de su ciudad, Turkestán (poética y poesía) y Diagonautas donde se dieron a conocer autores y autoras de distintas partes de Argentina en formato digital. Realizó dos libros interdisciplinarios entre fotografía y textos con sendos fotógrafos profesionales, que permanecen inéditos. Se vio beneficiado con premios y distinciones internacionales y nacionales. Se formó en los talleres de escritura creativa ejercida por María Negroni, Leopoldo Brizuela, Gabriel Báñez (de quien se siente discipulo sobresaliente) y, el más reciente, en Buenos Aires, con Susana Szuarc.