A estas alturas, mis lectores ya habrán notado que las columnas quincenales han servido para dar cuenta de la historia de la escena ska-punk de la ciudad de Guadalajara; sin embargo, en esta edición haremos una excepción, dado que es imposible separar al sujeto de su producto, hablaremos de Los Gargas y, por supuesto, de Milton Castellanos.

Uno de los temas más discutidos dentro de la antropología clásica era el totemismo. La figura del tótem ha tenido varias interpretaciones y acepciones, esas figuras de madera talladas que se podían encontrar en algunas aldeas fungían como figuras de vigilancia, pero también establecían una serie de patrones, conductas y valores sobre las personas que conformaban a dicho grupo. De esta manera, puedo decir que Milton Castellanos ha sido un tótem, una figura que ha influido en muchos de los que hemos participado en esa tribu que podemos llamar ska-punk de Guadalajara.

La primera vez que yo entré en contacto con Milton Castellanos fue en un concierto que organicé en el año 2004 donde tocarían la Oveja Negra y Los Gargajos, por cuestiones del destino estos últimos no llegaron y fueron suplidos por los Caminando y Meando; Milton en ese entonces participaba en ambas bandas, era vocalista en la Oveja Negra y vocalista y guitarrista en Los Gargajos; un sujeto alto, robusto y con lentes, pero detrás de esa cara de sujeto rudo se encontraba uno de los hombres más amables de la escena. A los meses de ese evento, comenzamos a organizar conciertos con Los Gargajos, ese fue el primer nombre de Los Gargas y nunca comprendí por qué se lo habían cambiado.

Describir a Los Gargas puede ser relativamente sencillo. Siempre que los escucho me da una sensación anacrónica, me siento en la década de los ochentas y supongo que fue eso lo que Milton Castellanos escuchaba e que eso influyó en su producto, puedo equivocarme, pero a mí siempre me rememora a esa efectiva sencillez de Kortatu, a la sección de metales de los Bad Manners y en lo narrativo a las bandas del punk radical vasco como Cicatriz, RIP y, por supuesto, Eskorbuto. Milton y su pandilla de músicos han creado un sonido identificable para prácticamente todos los que escuchamos ska-punk.

En ese mismo sentido, Los Gargas siempre han fungido como una banda formativa. Digamos que ha sido la escuela del ska-punk en Guadalajara, ya no sólo hablo de la clara influencia musical y política de la banda en muchas otras como La Minerva, La Zonora Alkoholika o No Hay Fianza; sino que muchos músicos que participan en la escena musical de Guadalajara en algún momento han formado parte de Los Gargas; así de bote pronto daré algunos ejemplos, Alejandro Cossío exguitarrista de No Somos Santos y actual vocalista de la Orquesta Etilika, Danny vocalista y guitarrista de MALO 01, el Bofo actual bajista de Oveja Negra, Lalo y Leo integrantes de Caminando y Meando, prácticamente todos los del Gato Empulgado y, por supuesto, el Fla, su legendario compañero musical que lo acompañó en la batería por más de 10 años, actual baterista de la Orquesta Etilika. De hecho, yo durante unos meses fui bajista de Los Gargas, y eso poca gente lo recuerda; para el año 2006, Los Gargas y No Hay Fianza ya habían compartido escenario muchas veces, un día Flaminio se comunicó conmigo, me ofrecieron ser bajista de Los Gargas y acepté sin dudar, los ensayos eran en el barrio de San Andrés, toqué dos veces con ellos; sin embargo, yo estaba atravesando una coyuntura compleja, estaba estudiando la licenciatura, No Hay Fianza estaba creciendo y mi hija Ale Viktoria estaba por nacer, tuve que dejar el puesto.

Asimismo, en el barrio de San Andrés, en la casa de Milton, específicamente en el cuarto de su hijo, quien por cierto hoy es un reconocido rapero, se grabó una buena parte de la historia musical de la escena ska-punk de Guadalajara. No Vamos a Callar registró a una buena parte de la escena musical. Entre los grupos que ahí grabaron obviamente estuvimos nosotros. A contracorriente, el primer disco de No Hay Fianza se grabó ahí. Fue una experiencia bastante buena. Aunque nosotros ya sonábamos a algo, Milton nos tuvo una paciencia enorme, participó en la voz y los coros de Ska vs el Racismo, y Hugo, su trompetista de cabecera, colaboró en el solo de Contra el Sistema.

En una escena longeva, pero con poca producción musical, Los Gargas atentan contra ese estigma, son muy productivos, sacando continuamente sencillos de sus nuevas producciones o remixes de canciones de antaño. Milton Castellanos es un autor bastante prolífico, dado que ha compuesto canciones para más de cinco discos, aunado a sus proyectos alternos como Gritos de Rabia, Ácido Satírico o su nuevo proyecto solista conocido simplemente como Milton.

Ya para cerrar, Los Gargas en estos 24 años se han convertido en una de las bandas con mayor convocatoria en el occidente del país, son una garantía de taquilla, se encuentran presentes en la gran mayoría de los eventos importantes de la ciudad. Aunado a ello, la autonomía con la que se han dirigido siempre les ha permitido ganarse el respeto de toda la escena, hace algunos años grabaron una canción que llevó por nombre “Música para resistir”, la cual contó con la participación de muchos integrantes de bandas, un total ejercicio de solidaridad en el que el subtexto era la invitación a no competir y crear más lazos de comunidad. Poco a poco, paso a paso, se han convertido en un referente musical en otros estados del país, ellos tocan en Tepic o en Cuernavaca como si tocaran en el barrio de San Andrés. Y ahora se dirigen ante una legión de fanáticos que convierten cualquier espacio en un gran slam. Incluso el otro día me tocó conocer a una persona que tiene un tatuaje con el logotipo de la banda.

Cierro como empecé, Milton Castellanos es el tótem, la figura de madera que se encuentra en la entrada de nuestra aldea, ese emblema que protege nuestra tribu, que nos enseña cómo hacer las cosas desde la autonomía, la solidaridad y la resistencia. Milton es un personaje fundamental para el crecimiento de muchas bandas que surgieron en la mitad de la primera década del siglo XXI, muchas de ellas continúan dándole vida a esa tribu que llamamos la escena ska-punk de Guadalajara.

Imágenes compartidas por Oscar Ramón López Carrillo

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