Fuente de imagen: Etsy España

Asco

Este asco.

asco fruto de los tiempos

                 del contexto histórico

                                            me está matando.

                este cansancio

                esta paz cobarde,

                estos políticos zafios,

                estos narcos carentes de estilo,

                estos tecnócratas predecibles,

                estos fascistas sin convicción,

                estos anarquistas hijos de burgueses,

                estos posmodernos que no toman riesgo,

                y por supuesto todos aquellos

                que sustituyen la razón por la piedad.

¿Qué clase de enemigos son?

¿cuál es el reto?

Esto

      oficialmente

                  esta del asco

La auténtica tragedia

La tragedia del siglo XXI

consiste en la imposibilidad de la tragedia,

y ya solo queda la farsa

de la historia sin acontecimientos,

de los recuerdos sin memoria,

de los significantes sin significado,

de poesía sin fuerza simbólica,

de enemigos convertidos en socios,

de lucha de clases reducida al consenso

de la parodia de uno mismo.

La auténtica tragedia consiste

en el no morir,

en ni siquiera afrontar la posibilidad

de salir herido.

La caña y el tang

Los ricos no tienen amigos

tienen clientes, guardianes y sirvientes,

tampoco tienen amantes

ya que no saben seducir, tienen que pagar por horas,

ellos jamás conocerán

la receta de las aguas locas.

Puede que el caviar sea costoso,

pero son más sabrosas las memelas,

y pronto, un día cualquiera

nos pondremos en plan francés,

y Robespierre se hinchará de orgullo.

Soportar

En un cuarto muy lejos,

rodeada de fotos, flores y rojas banderas,

observada por un peluche de hipopótamo

y con paredes cubiertas por ecuaciones

hay una chica que aguarda impaciente

y se desnuda lentamente

como un sollozo.

Mientras tanto

espera un poema sufrido,

surgido de extrañas semillas y rencillas,

de sugerencias

que no encajan en ningún rincón,

ya que, si solo puede decirse con palabras,

no le interesa leerlo.

Aprensiones

Tibias las banderas de un barco pirata

y tibias sus manos mientras las imagino acariciándome

cuando transcurre la lluvia,

y ocurre el cliché de libros,

y café junto a la ventana.

Mientras escucho sus dedos expertos tocando el bajo,

Y sospecho de sus dedos inexpertos desnudándose.

                               Y me percibo tecla de piano viejo

                                que toca bemoles dolorosos

                                  sobre besos robados en las calles

                                   de amnésicos rememorando detalles

                                     o libros encontrados en bazares de uso,

buscando encontrarle un sentido

a los recovecos de sus palabras.

Una duda

Tengo guardado él hubiera donde si estás tú,

lo oculto entre talleres de formación política,

100 flexiones, prácticas de tiro,

noms de guerre hechos de silencios

y en medio de la certeza

que solo tenemos ojos para lo que nos deja ciegos,

detengo mi grito a media consigna

y pregunto a tu recuerdo

¿en tu hubiera si estoy?

No te encuentro

Me puse a ordenar mis libros

catalogando recuerdos y conocimiento,

y en mitad de una duda

encontré uno sobre el 68 que alguna vez me regalaste,

es el único papel

donde tu nombre y el mío

aparecen juntos.

Aura

I

¡Aura! ¡Aura!

Clamo tu nombre como comprador de chatarra

que recorre calle por calle pidiendo fierro viejo que vendan,

lo esnifo y lo grito cual sargento de escolta

que el lunes temprano guía la bandera en el patio de primaria

lo compacto y lo canto como ciego en la ruta

que por unas monedas berrea en los camiones

parada tras parada y letra tras letra

hasta reducirte a verso de poeta

de esos que solo saben cometer indiscreciones.

Nada queda de las apretujadas líneas de hormigas que fui,

soy saco de box y bandolero de tu olvido,

(como ultima veladora del cementerio).

¡Aura!

Placa y causa perdida en facultades vacías.

¡Aura!

Hambre insaciable de matar ante la obsidiana de tu mirada

y me trago mi coraje que ya no es coraje y es otra cosa,

¡como la cosa que es una cosa y llamamos cosa

porque no hay otra cosa para describir a la cosa!

¡Carbunco y ciproxina para todos!

Y cargo en mi mochila complejos y culpas,

hay espacio entre los libros y las copias,

Las arrastro siempre conmigo, pero fuera de mí,

para tenerlas a la mano,

y si no las necesito,

las mantengo ahí,

ocultas al sol, polvo y miradas ajenas,

y me aprisiono entre miedos convertidos en dios,

cobertizos e ideas tardías,

y la partida de ajedrez desde donde intuyo tus andares.

¡Aura!

Ya no soy el pequeño cabroncete dispuesto a saltar a la menor provocación

¡ahora soy mucho peor!

Tan solo una parte sin parte que lo exige todo,

y qué envidia a los gatos y sus tejados

cuando grita a las familias cuanto lo asfixian,

que recita poemas bretchianos

y que, por fin, tras veinte años,

dice que no lo lamenta y sigue medrando.

¡Aura!

Te grito mientras cruzas los pasillos,

¡mierda, que no me escuchaste!

Lo bueno es que todos me ignoraron,

pues les fue mejor cuando voltearon a verte,

y para no compartirte con la mirada,

compré un libro de Voltaire.

¡Aura!

Seguimos valiendo madre,

los maestros pusieron diapositivas,

pasaron a exponer sus alumnos,

nadie atendió la clase.

II

Pasos rápidos para engañar al frio,

imagen torva mientras penetro en tus alas de niebla,

¿por qué insistes en este insomnio

de ventanas rotas y manijas oxidadas

donde tu imagen es ronroneo de opio con vainilla

y tu cabello penumbra de selva y contrabando?

Si dibujaba con la tierra de las macetas,

escuchaba un blues,

me calzaba mis botas

y quemaba una iglesia,

aparecías desnuda danzando frente a mí,

con tus senos pequeños y tu nariz respingada

sin ceder a mi persistencia de lamer tus sabores,

ni disculpar mis ganas

de gritar que de las tripas del último cura

colgaríamos al último pastor.

Medias negras y sonrisa silvestre

cuando estudiaba las rutas de las patrullas

(un día estos hijos de putero,

perros del estado sabrán lo que es una emboscada)

tu recuerdo usurpo mi libreta

y en vez de anotar calles, placas y horas,

te describí en verso,

fascinado por el canto de tus signos,

te diría que me devolvieras el yo que habita en tus recuerdos,

para que no lo dejes dentro de lo permitido,

no me reduzcas a simple memoria sin cómplice

ni a historia sin conclusión,

y aquí desde este techo,

donde hay tan buen ángulo de tiro

ruego y exijo

tu tacto y tu aullido,

que los necesito

para no enredarme en el lenguaje metonímico.

¡Deja de ser música, ángel de los camellos pacientes!

Planta que no riegan mis erecciones matutinas

¡hace falta golpear a Poniatovska y degollar a Kundera!

Ir al cine contigo y no ver la película

¡no tengo más paciencia!

La espera es para los necios

para los débiles vivo-muertos que no conocen ni a Parker ni a Coltrane,

que se refugian en la paz ambigua y el compromiso cobarde,

y prefieren netflix con cobijas

a la inmensa belleza de ver policías arder.

Muchacha que hace ladrar a los perros salvajes de mi sótano,

que endurece mi entrepierna,

ven aquí,

nadie está observando, no me dejes a la espera,

soy impulso que rompe los espejos sin mirarse,

fluido que te está ansiando,

araña que se arrastra desde el cielo,

eres bebop que rompe la cuarta pared,

gata de medianoche y lunas crecientes,

habitante de los vientos,

delirio de los lirios de óleo,

¿dónde está el recuerdo que tienes de mí?

tengo que violentarlo, modificarlo

imitar sus movimientos y palabras para usurparlo,

no lo desvanezcas a recuerdo e instante

que veo posibles relatos

en nuestros cuerpos desnudos,

hambrientos de amor y estrujando gemidos

y sangre y saliva y mordidas y colmillos,

¡tomemos todas las opciones!,

hurtemos el sonido y el silencio,

dejemos tras nosotros

solo tronos vacíos de reyes depuestos,

alaridos de guerra y victoria,

envidia de cantautores de léxico limitado,

tengamos ante nosotros

todo lo solido desvaneciéndose en el aire,

¡el fin de la zafia conjura del sentido común!,

y dejemos que tu presencia aniquile

todos los futuros pasados

y todos los pasados sin futuro.

Cambiemos nuestros recuerdos

ninfa de pies sucios y cabellos danzantes,

que existan en las letras de Bowie,

en los titulares contra el terrorismo,

y en la trompeta de Frankie Newton.

III

Modificando un AR-15 para convertirlo a fuego automático

comprando pulque a un viejo de ojeras violáceas,

bajo la lluvia perpetua que limpia las banquetas,

escapando de las ratas de alcantarilla y de ciudad,

tirado en mi cama observado por mis posters de Ginsberg y del Che

leyendo a Píndaro y Polibio

me da por preguntar

¿por qué me desvelo chateando contigo?,

¿por qué nos quejábamos de los maestros,

te compartí mis cuentos sin terminar

y discutimos sobre lo real, lo simbólico y lo imaginario?,

¿por qué soñamos con atacar la realidad para volverla acorde a nuestra fantasía?,

¿por qué la última vez que te vi simplemente no te tomé del cuello y te bese?,

no sabía qué decirte,

al menos en persona, tras tanto hablar por la pantalla

y veía tus ojos habitados por pena y ternura a partes iguales,

y tranquilos, como barco de papel aventurándose en una pileta mohosa,

entresijo oscuro

ineludible

inmanente

inminente

inevitable.

¿Dónde te he de volver a encontrar?

¿acaso mientras te detesto cuando escucho grunge por las noches?

¿en la bebida adulterada que me venden cuando hay tocadas en las azoteas

-que me embriaga más rápido, por eso la consumo- mientras busco con quien pelear?

¿en el libro encuadernado en una pequeña editorial de esas que no pagan impuestos?

¿en mis manuales descargados ilegalmente de internet?

¿mientras me como unas quesadillas con chimichurri?

¿o mientras pego carteles por las calles y pinto sus muros con versos de Huerta y de

Revueltas?

¿Dónde te he de descubrir auténtica?

dímelo mientras imito la gesta de los grandes

(tal vez haciéndolo me encuentre),

sí he de cruzar los Alpes con elefantes,

lanzarme con los dorados siguiendo a siete leguas hechas yegua,

arrojarme en medio de la nieve a tomar el palacio de invierno,

resguardad Madrid y Stalingrado al grito de ¡No pasarán!,

entrar a sangre y fuego a Dien Bien Phu,

recorrer Sierra Maestra con asma,

o defender Kobane de la yihad.

Dime cómo lo haces posible,

hermosa niña-mujer de mis alquimias,

niña de violentas emociones,

mujer suave,

niña de colores,

mujer de nombre frágil,

niña leninista,

mujer de mis nostalgias,

niña lacaniana,

mujer de mis ternuras,

niña amoral.

¿Por qué vuelves en mis escritos?,

¿en mi teclado?

¿en mis libros de Jünger y en mis bombas de propano?,

¿por qué tus palabras

y tu rostro

y tus cicatrices

me atrapan y me arrastran?

¿Por qué cuando pienso en los troyanos y su ciudad arder

digo que valió la pena porque lucharon por una mujer?

¿Por qué tu imagen aparece cuando quisiera no pensar

en todo lo que aún tengo que hacer?

¿Por qué me emborracho y te marco para gritarte

que vendrá la muerte y tendrá tus ojos?,

¿Por qué no le puedo dar la razón a Alfred de Musset?,

¿Cómo explicar a todos los barcos anclados de este mundo

que es más bello cualquier tren descarrilado a punto de explotar

que todos los puertos de todos los mares que vayan a encontrar?,

¿Cómo hacerle entender al aire contenido en las meninas

que todo corazón es una bomba de relojería?,

¿Cómo la explico al padre de mi madre la teoría de los mundos múltiples?,

¿Dónde registro los minutos de este insomnio que desprecia las nociones kantianas?,

Que en la oscuridad organiza el incendio,

que loco de sana intolerancia fundó el club de amigos materialistas de Hegel y Platón

y daba conferencias sobre cristales de tiempo y teorizaba sobre la guerrilla urbana.

Arrastro los pies por esta urbe llena de grises paredes y desoladas pasiones,

por calles de mugrosos converses y botas militares,

con cielos color concreto y condones usados bajo las bancas del parque,

con el manifiesto bajo el brazo y vendas en mi mano,

y en la farmacia ofrecen disilden y diazepam,

me compro una versión pirata de la batalla de Argel,

un negro ciego toca el saxofón y afirma

que no hay doxiciclina suficiente para apaciguar su amor,

y oigo una voz que declama en las cantinas,

(porque el desierto queda lejos y ahí no preparan micheladas),

y los vagabundos que susurran extraños secretos cantan tu nombre,

y los adolescentes que hacen el amor por vez primera cantan tu nombre,

y los psicoanalistas que encuentran una ética del deseo en las tesis de abril cantan tu

nombre,

y los estetas que organizan clubs de la pelea cuando se aburren exquisitamente cantan tu

nombre,

y los universitarios que dejan el salón de clases para crear focos guerrilleros cantan tu

nombre,

y los físicos que estudian la teoría de los mundos múltiples y apuñalan yoguis y gurús

cantan tu nombre,

y los situacionistas que recitan poemas de Verlaine ante marchas militares cantan tu

nombre,

y los tercos leninistas que fundan círculos clandestinos para estudiar a Marcuse, Althusser y

Zizek cantan tu nombre,

y los dementes demiurgos dramaturgos que lloran en el escenario cantan tu nombre,

y los afiliados de una pandilla de asesinos dadaistas cantan tu nombre,

y cuando se fue a la guerra Mambrú cantó tu nombre,

y Netchaeiv, Mazdak, Licurgo, Lord Byron, el hombre paloma, Carl Sagan y Encías

Sangrantes cantan tu nombre,

y los que no ocultan su fracaso cantan tu nombre,

y todas las botellas de vino robadas cantan tu nombre,

y las ruinas de Cártago y Numancia cantan tu nombre,

y en las tertulias todos los tristes cantan tu nombre,

y las mentes que enferman de paz cantan tu nombre,

y en las barricadas de París comuneros y estudiantes cantan tu nombre,

y al escapar del Dojo Tendo Ranma y Akane cantan tu nombre,

y las piedras y cuchillos de la intifada cantan tu nombre,

y los nihilistas que lanzan bombas al zar cantan tu nombre,

y el corazón y el revolver de Maiakovski cantan tu nombre,

y todas, todas, toditas… hasta la última de las notas de la internacional…

cantan tu nombre.

Y ahora

en la cocina de mi casa con una máscara de gas,

preparando napalm casero,

pienso en todo lo que tengo que decirte,

y si he de encontrarte nuevamente.