Las historias a veces pueden ser bastantes surrealistas, emulando al antropólogo francés Marc Augé: la historia se sostiene sobre los mitos. El cómo conocimos al Ruko y por ende a Los Donatelos corre ese mismo peligro de sonar mitológico. Para el año 2004, Rey, Arturo y yo ya teníamos la idea de hacer una banda de ska-punk, no teníamos metales y tampoco sabíamos dónde conseguirlos, esa banda era el germen de No Hay Fianza: Los Skarate Changos. Mi mamá me había regalado una camioneta Winstar, nos subíamos a escuchar música y dar el roll por la ciudad. Un día, dando la vuelta por una colonia vecina, seguía siendo Atemajac, pero era la Atemajac fresa que no nos correspondía a nosotros, nos encontramos a un muchacho delgado haciendo malabares con su trombón, no sabíamos si tocaba bien o mal, sólo decidimos invitarlo a tocar con nosotros, y él, sin saber si tocábamos bien o mal, dijo que sí. ¿Verdad que esto suena a un cuento creado por Julio Cortázar? Antes la gente se encontraba en la calle y así comenzó nuestra relación con Los Donatelos.
Lo que puedo decir sobre The Donatelos no puede ser objetivo porque está atravesado por las emociones y el cariño que le tengo a la banda y a muchos de sus integrantes. Muchos de sus integrantes estuvieron en nuestros proyectos y con los otros tantos siempre hubo una buena camaradería. Rodrigo (Ruko), Jerry, Mayito y Toñito fueron parte de No Hay Fianza, fueron nuestra sección de metales durante la primera etapa de la banda, no alcanzaron a grabar el disco, pero sí hay un material que da constancia de ello: el video del primer tributo a Ska-P en las Bíaz. En ese entonces, no importaba estar afinado o desafinado, cuando no importaba ganar dinero o no. Que buenos recuerdos, carajo.

Serán Toñito (saxofonista) y Ruko (trombonista) quienes nos cuenten cómo se inició su banda:
Toñito: el origen de la banda te lo podrá decir con mayor exactitud el Ruko o el Rube, la banda la comienzan ellos dos para un concierto de la secundaria, que creo que a la hora de la hora ni siquiera tocaron, pero como que ahí nació la idea y la chispa, y luego ya en la prepa conocieron otros morros con gustos e ideales similares parecidos se fueron juntando. (…) tal vez no te acuerdas, pero yo no soy fundador de los Donatelos, primero fui músico invitado y me incorporé para el segundo disco.
Ruko: Ok, mi Greñas, pues bueno, [la banda] empezó cuando estábamos en la secundaria el Rubén y yo, hubo un día del estudiante donde se iba a presentar una banda de rock, nosotros dijimos “¿qué chingados? ¿Cómo van a tocar esos weyes y nosotros no?”. (…) nosotros le pusimos Donatelos a la banda porque en la escuela había un vato que parecía tortuga, ya ves la carrilla, y como todas las tortugas ninja tienen nombres muy normales, así dijimos que se iba a llamar la banda. (…) de los originales Donatelos, éramos Rubén y yo, (…) comenzamos a ensayar y comenzamos a mutar de banda de punk, tipo Blink 182, a una banda de ska, que era lo que estaba de moda, comenzamos a invitar a nuevos integrantes, duramos 12 años, el primer demo que hicimos se llamó “Se nos va las cabras”, todo era mal hecho, pero con mucho corazón y muchas ganas.

Aunque Donatelos y No Hay Fianza eran bandas amigas, eran proyectos antónimos. Teníamos, o por lo menos yo lo tenía, claro que Los Donas eran todo lo que nosotros en N.H.F. no queríamos, o tal vez no podíamos, ser. Ellos le cantaban al amor, nosotros cantábamos sobre derribar al sistema, ellos eran guapos y tenían mucho pegue con las jóvenes de la escena, nosotros no éramos los más agraciados y no teníamos pegue con nadie, ellos vivían en la zona nice de Atemajac del Valle, nosotros vivíamos del Mercado pa´lla. Éramos como el Amar Te Duele del ska Zapopano.
También, a diferencia de nosotros, ellos tenían un proyecto muy sólido, eran disciplinados con sus instrumentos e invertían mucho dinero y tiempo en su proyecto musical. Lejos de la envidia tan propia de la escena juvenil, daba gusto ver cómo se superaban paso a paso, pasaron de un disco (Se nos van las cabras) que les generó algo de burla a grabar un dignísimo segundo material titulado “Juguemos a tocar bajito”, después sacaron otro disco que fue publicado casi al final de su carrera con el título de “Buenos Tiempos”, gran material, pero daba señales de que las cosas estaban cambiando en la banda.
Fueron de los primeros en tener videos promocionales de gran calidad, estos a su vez lograban un gran número de reproducciones. Poco a poco a comenzaron a tener un renombre en la escena nacional dado su constancia, su seguridad y claridad en el proyecto, aunado a la cercanía y camaradería que lograron consolidar con bandas de la Ciudad de México, como Maskatesta. Dicho sea de paso, Deals fue el productor de su segundo material. Habían crecido. Pasaron de ser unos imitadores de No Tiene La Vaca, banda de la que no pueden negar su influencia, a tener una personalidad muy marcada, un estilo musical ameno y agradable. Se superaban paso a paso.
Toñito: “Juguemos a tocar bajito”, surge de la decisión, liderada por Ruko (Rodrigo) de pensar en Los Donatelos como algo mucho más formal, era un cotorreo de compas, nos gustaba tocar y todo lo que había en la escena ska, era algo que se disfrutaba, pero no dejaba de ser una banda con intenciones, (…) Ruko nos dijo “vamos aprendiendo a tocar y ver cómo se compone”, escuchábamos como tocábamos y escuchábamos como tocaban otras bandas, (…) la neta, aprendimos preguntándole a todo el mundo, banda que venía, banda a la que le preguntábamos, algunos nos mandaban al chile, el primer wey que respondió de manera calmada y que nos explicó con calma y ganas fue el Deals (…) platicamos y decidimos traerlo para que nos produjera el disco y servía que aprendíamos (…) con Deals aprendimos mucho, se vino a vivir a Guadalajara bastante tiempo, nosotros teníamos bastantes canciones compuestas y justamente el disco se llama “Juguemos a tocar bajito” porque nosotros tocábamos de manera estridente y él nos decía eso “vamos a aprender a tocar bajito”. (…) el disco se grabó en la Ciudad de México.

Tocamos muchísimas veces juntos, algunas incluso fuimos cómplices o socios, como aquella vez que tocamos en el hoy destruido Teatro de la Atemajac, se contrató a No Tiene La Vaca y metimos más de 300 personas. Otras tantas veces salimos a tocar fuera del Estado. Nosotros les invitábamos a nuestros aniversarios, nunca nos cobraron un solo peso; ellos nos invitaban a donde podían. Lo cierto es que No Hay Fianza era un producto mucho más difícil de colocar que el de ellos.
Poco a poco, cada banda comenzó a tener su propio rumbo, nosotros tocando en los espacios en los que nos invitaban; ellos comenzaban a salir en los medios de comunicación, a tocar en mejores foros, ya tocaban más fuera del Estado que en la ciudad. Siempre pensé que llegarían muy lejos. Se quedaron a un paso, los buenos tiempos estuvieron a punto de llegar.
Lamenté terriblemente su separación. No los veo tanto como yo quisiera. Veo que algunos de ellos siguen estando en la escena musical, Rodrigo (Ruko) tiene un proyecto musical importante, La Tenampa Brass Band, también fue músico del cantante de pop Caloncho, el Ruko ya tocó en todos los escenarios importantes de México, ha estado de gira en muchas partes de México y el extranjero, prácticamente cumplió el sueño de todos. Por lo que veo ellos siguen siendo muy amigos, yo de vez en cuando me los he encontrado, al Rube en el camellón de Zapopan; al Jerry lo vi en la boda del Arturo; a Pedro y a Berna los sigo en las redes sociales, el primero participa en el podcast de Vagando y al segundo lo veo en Instagram se ha convertido en un atleta de alto rendimiento; al Toñito lo he visto en conciertos; no lo puedo negar, me da un gusto tremendo verlos y ver lo mucho que han crecido. Ojalá lean esto, les mando un fuerte abrazo a todos los que han llegado a formar parte de los Donatelos.
Mientras estaba en proceso de escritura de este libro, Arturo, Rey (baterista y bajista de No Hay Fianza respectivamente) y yo nos tomamos unas cervezas con Rodrigo, fue un momento bastante ameno hablando de las vagancias de hace 20 años. Reír no está penado; cumplir los sueños tampoco. Los mitos se solidificaron, ya no existen nuestras bandas y es probable que tampoco existan los recuerdos de cómo nos conocimos, pero los importante es que nos conocimos y formamos parte de la escena ska por más de veinte años.
Imágenes cortesía de Oscar Ramón López