Still de la película

Arillo de Hombre Muerto es el tercer largometraje del director Alejandro Gerber Bicecci, con las actuaciones de Adriana PazNoé HernándezGina Moret Gabo Anguiano; la película participará en el 39º Festival Internacional de Cine de Guadalajara por el premio Mezcal. 

Sinopsis

Dalia descubre que su esposo ha desaparecido sin dejar rastro. Su vida, su trabajo como conductora del metro, la relación con sus dos hijos y la que sostiene con un amante se desmoronan entre trámites, sospechas, indagatorias y constantes re-victimizaciones. La violenta indolencia de su entorno la envuelve en un oscuro túnel que parece no conducir a ninguna parte.

El día que Esteban desapareció fue un día común, como cualquier otro. Dalia volvió a casa pasada la medianoche y Fabián le informó que su padre no había llegado. La angustia se apoderó de ella conforme avanzaban los minutos y al amanecer le quedó claro que algo grave podía haberle pasado. Las cosas habían estado muy mal durante muchos años entre ella y su marido, pero eventualmente ambos se hartaron de pelear y dejaron de hacerse caso; resignados a la idea de seguir juntos por el bien de los niños y de su exigua economía.

Still de la película «Arillo de hombre muerto».

Dalia enfrenta, desde su primer visita al Ministerio Público, la sospecha y los señalamientos revictimizadores que comienzan a resquebrajar su confianza en su propio entorno. Para las autoridades es rotundamente fácil señalar una posible infidelidad, la huida voluntaria de Esteban de su hogar o diferencias matrimoniales como primera hipótesis; y usar esto como pretexto para no iniciar protocolos de búsqueda oportuna de un desaparecido.

Pronto Dalia comienza a tener problemas en el trabajo. La tarea de presionar autoridades y su necesidad de estar conectada permanentemente para estar atenta a cualquier llamada o para vigilar a sus hijos la lleva a renunciar al trabajo de más de una década que tiene conduciendo un convoy del metro. Dalia opta por montar un puesto de quesadillas en la unidad habitacional en la que vive, esto le generará problemas importantes con sus vecinos, que, de acuerdo con la misma actitud acusadora y conspiradora de las autoridades ven en toda víctima a un posible responsable de su propia tragedia. Dalia comienza a quedarse sola, con el paso del tiempo la desaparición de Esteban se normaliza y ella comienza a habitar sus espacios con la actitud de un fantasma.

Still de la película «Arillo de hombre muerto»

Crítica

El tercer largometraje de Alejandro Gerber, es una acertada construcción de las múltiples aristas que abraza al contexto de quienes tienen familiares desaparecidos en nuestro país. De forma detallada, Gerber nos lleva a conocer la vida de Dalia, una mujer que también representa a miles de mujeres que luchan constantemente por la búsqueda de sus familiares, pero también mujeres que viven, sienten, protegen a los suyos y en la desesperación que les produce la impunidad y la indiferencia de la burocracia de un país que no está dispuesto a des-estructurar una mafia tan feroz como la que vivimos, aún así, vemos en una constante, como Dalia reúnen las fuerzas suficientes para seguir de pie, viviendo, con todo lo que ello implica.

En paisajes monocromos, con una fotografía alucinante, se nos muestra a una ciudad caótica y feroz como es la Ciudad de México, recorremos como espectadores cada paso de Dalia, podemos sentir su miedo, su coraje, pero también la valentía con la que Dalia sale a trabajar día a día, intentando no perder la cordura al enterarse que su marido no ha vuelto a casa. La mayor parte de la película transcurre en el metro de la ciudad y es ahí donde nos sumergimos en esa marea inagotable de la vida de Dalia.

Still de la película «Arillo de hombre muerto».

La película nos deja algunas reflexiones centrales respecto al tema de los desaparecidos en nuestro país: Nos muestra a una mujer desde la complejidad de su existencia, con conflictos personales, maritales, laborales y todo esto es la que la construye y la hace ser Dalia. Otra reflexión importante es el trato mediático que se le da al tema de la desaparición forzada en nuestro país, que en el afán de visibilizar, también tergiversa y en algunos casos, se abusa hasta el punto de la re-victimización.

El trato de la indolencia en proyectos audiovisuales, mediáticos y en nuestra propia conciencia colectiva por el dolor de los demás, como el propio Alejandro mencionó en la rueda de prensa, citando a Susan Sontag en su lúcido ensayo sobre la representación iconográfica del dolor y es que, en coincidencia con el director, pensamos que si bien, el cine no deja de hacer huella en cuestiones que empujan a aspectos positivos sobre el tratado del dolor y la violencia, la película refleja también el otro lado de la moneda, la indiferencia, el uso de la información, la banalidad en la que se sumergen casos tan mediatizados y en esa poca comprensión por el dolor del otro, porque cuando el dolor es del otro, por más que queramos nunca será nuestro y ahí es donde se rompe la posible empatía y la comprensión profunda.

Foto: Lucía Ges. Conferencia de prensa «Arillo de Hombre Muerto».
Foto: Lucía Ges. Conferencia de prensa «Arillo de Hombre Muerto».
Foto: Lucía Ges. Conferencia de prensa «Arillo de Hombre Muerto».

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