Lorena Padilla es la directora de Martínez, cinta protagonizada por Francisco Reyes, Humberto Busto y Martha Claudia Moreno. La película se centra en el mundo oficinista, donde los rituales cotidianos terminan por serlo todo, de tal manera que la soledad se instala en esas rutinas que aíslan a quienes las viven a través de días mecánicos, con pocas novedades, con mundos que terminan por cerrarse sobre sí, hasta que llega la jubilación o el despido y se desploma ese espacio que, aunque monótono, también da la seguridad de lo que se repite día tras día.
Sinopsis: Martínez (Francisco Reyes), un contador solitario que aprecia y atesora su vida monótona, es empujado por su jerarquía a retirarse. Mientras la estabilidad de su vida se ve amenazada, su vecina, una mujer de su edad, es encontrada muerta en su casa después de varios días. Aunque nunca la ha conocido, su muerte le hará darse cuenta de que aún le queda vida por delante. La cinta es está filmada en varios lugares de Guadalajara.
La entrevista
Martínez tiene muchas escenas filamdas en la ciudad de Guadalajara, y en ellas permites que “hable” la ciudad la verdad, ¿cómo fue el proceso para elegir los lugares y que, justamente, como lo que refleja de trasfondo tu película, esos lugares fueran valorados, salieran de su monotonía a través del brillo que da el cine?
Lorena Padilla: Pues fíjate, yo soy originaria de Guadalajara y aunque pasé 10 años viviendo fuera de la ciudad, siempre regresaba para disfrutar de mis vacaciones. Durante ese tiempo, exploré cada rincón de esta hermosa ciudad, recorriendo zonas emblemáticas que se convirtieron en lugares familiares para mí. Muchos de los edificios y sitios que aparecen en la película tienen un significado especial en mi vida, ya que son lugares que he visitado innumerables veces y sigo frecuentando hasta el día de hoy, ya que muchos de ellos se encuentran cerca de mi hogar. Esta película tiene para mí un valor muy íntimo, ya que refleja una parte muy auténtica de México que yo he experimentado personalmente. Es interesante notar que en festivales y en conversaciones con extranjeros, a menudo me comentan que la película no parece representar típicamente a México, lo cual me lleva a reflexionar sobre cómo nuestro país es percibido en el imaginario colectivo internacional.
Eso hace pensar en la concepción que se tiene del país en el extranjero. Ahora, tú has señalado que película es una comedia negra hecha para apreciar el valor de la soledad, cómo se originó esta idea en relación con el trabajo de oficina, que parecería estar relacionado con otra gente y, a la vez, enmarca mucho de esa soledad a la que te refieres
Lorena: Durante mi etapa godínez en esas oficinas tan estructuradas, me di cuenta de la importancia de valorar a los burócratas, quienes muchas veces son subestimados pero en realidad son piezas clave en la sociedad. En mi experiencia viviendo en el extranjero, pude apreciar cómo su ayuda con trámites y papeleo fue fundamental, tuve muchas Conchitas que me ayudaron su no traía la copia, por ejemplo.
La historia de Martínez, comienza inspirada por mi papá pero luego fue evolucionando evolucionando evolucionando y la verdad es que yo me casé nos fuimos a vivir al extranjero luego tuve un hijo luego me divorcié entonces fue todo ya pasaron muchas cosas mientras yo levantaba el proyecto a nivel personal y que aunque no quieras al final se plasman y la verdad y filmamos en pandemia entonces bien la pandemia se metió en el rodaje porque la vida pasa cuando cuando hace cine.
Entonces, tu obra es un homenaje a esas Conchitas, así como a tu padre, y todo ello vinculado a ese cambio personal que nos cuentas, y que luego, ya a nivel de la trama, termina por hacer que la historia y los personajes se independicen.
Lorena: Sí, es bien bonito. Cuando yo soy asesora de guión, porque me gusta mucho asesorar otros proyectos, tanto de ficción como de documental, y ese momento cuando la película deja de ser meramente autobiográfica, y de pronto los personajes ya dicen que los dejen caminar solitos, es súper mágico, ya no los puedes agarrar, te dicen: no, yo ya quiero irme por otro lado. A mí me encanta ese momento en los proyectos.
Claro, la rebeldía de los personajes. En otros espacios has mencionado esta apuesta en tu film por des-estigmatizar la soledad. Agregaría que también lo hace con el amor romántico tradicional y la vejez, y todo ello a través del humor, nos podrías contar cómo fuiste construyendo algo así, y que además se ve tan “natural”.
Lorena: Mira, la verdad es que al principio Martínez como idea era una cosa como muy naif, muy intuitiva. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, su carácter se oscurecía cada vez más, reflejando las experiencias personales que yo estaba viviendo. Llevaba 17 años con mi pareja, el padre de mi hijo, y cuando se desmoronó mi idealización del amor romántico, tuve que incorporar esa realidad en la historia.
Martínez idealizaba a Amalia, incluso cuando ella le era infiel. Cuando se enfadó por la carta, todo eso surgía de las vivencias que yo estaba teniendo. Pero el personaje también me decía: “Soy mucho más complejo de lo que estás mostrando”. Y la verdad es que hubo una evolución entre el guión y la película. Ahora me gusta mucho más la película que el guión, porque en el guión solo estaba Martínez.
Durante el rodaje, Pablo y Conchita tuvieron un peso muy fuerte. Cuando vi el material, me di cuenta de que había mucho material que no se utilizó. Liora Spilk , la editora, que es maravillosa, me hizo ver que muchas tomas debían quedarse fuera. Había muchos momentos de Martínez en el mercado San Juan de Dios, donde hacía miles de cosas, pero nos preguntamos: “¿Para qué verlo solo tanto tiempo si donde está aprendiendo es en el contacto con los demás?”. Fue muy difícil filmar en San Juan de Dios, creo que era el 24 de diciembre, una cosa tremenda, y no quedó porque la película ya no trata de eso.
Los sacrificios que están detrás de cámaras de los que como espectadores no nos enteramos. Justamente te quería preguntar por Francisco Reyes, este excelente actor chileno, ¿cómo fue que se integra al proyecto y trabajar con él?
Lorena: Pancho es realmente increíble. Tenía una imagen muy clara de lo que quería para el personaje de Martínez. Cuando los actores leían el guión, sentían lástima por el dulce Martín, pero yo sabía que también tenía un lado oscuro. Veía lo que le estaba haciendo a Pablo. Por casualidad, un amigo chileno me mostró el tráiler de Una Mujer Fantástica, que aún no se había estrenado en México. Al verlo, supe que Pancho era el actor que buscaba, aunque no sabía que era muy conocido en Chile.
Le mandé el guión a Pancho y tuvimos una llamada. Le encantó la idea. Con el aguinaldo de mi trabajo godín, me fui a Chile para grabar un teaser. Fue una oportunidad para conocer a Pancho y ver cómo trabajaba.
Me gusta mucho cambiar cosas en la puesta en escena. No podía tener un actor muy estructurado. Aunque Martínez es un personaje muy estructurado, necesitaba a un actor que pudiera adaptarse si la locación sugería algo distinto. Cuando llegué a Chile, teníamos un guión para el teaser, pero decidí cambiarlo porque sentí que algo no encajaba. Pancho estuvo de acuerdo, es muy flexible, así que fue maravilloso trabajar con él. Fue una experiencia preciosa.
Supongo que fue parte del trabajo tan bueno que se percibe entre los personajes
Lorena: Claro. Respeto el trabajo de cada quien, pero creo que muchos directores ven a los actores como simples accesorios con piernas. Esto fue algo que aprendí durante mi maestría, donde nos obligaron a trabajar en teatro, a dirigir y a escribir. Cada semana teníamos que presentar una puesta en escena y me di cuenta de lo mucho que nos perdemos cuando queremos dirigir demasiado. No significa que los actores estén improvisando, pero deben estar viviendo la escena, no solo actuando. Es algo medio budista, medio zen, estar presente en el momento.
Martha Claudia fue la única persona que vimos para el papel. Cuando la conocimos, me dijo algo muy bonito. Me dijo que Conchita es de esas personas que tienen un perfume fino, pero tan fino que lo guardan y se vuelve aceitoso. Huele bien, pero no lo usa, tiene otros perfumes más comunes. Me dijo algo tan hermoso que supe que ella era la indicada.
Humberto también fue elegido gracias a mi productora, Georgina González. Sin Georgina, no habría película. Tienes que ir formando una familia en este proceso y Georgina siempre confió en mí, en todas mis decisiones. Siempre me preguntaba qué quería, qué pensaba. Ella trabajaba en Los Ángeles y por eso conocí a Humberto. Le mandamos el proyecto y le gustó.
Era genial estar en el set, y como teníamos un protocolo de COVID, era muy íntimo. Solo estábamos yo, los actores, el fotógrafo y el sonidista. Era un equipo muy pequeño, pero fue maravilloso.
Eso al final se refleja en lo que nosotros vemos, esa intimidad y ese buen trabajo en equipo. Retomo lo que mencionabas del personaje de Amalia, que tú has dicho que representa la esperanza, aunque haya muerto sola y olvidada, ¿cómo llegas a esa interesante en conclusión?
Lorena: Leí la historia de Amalia durante un periodo de mi vida. Vivía en Londres cuando se publicó una noticia sobre una mujer llamada Joyce Vincent que había estado muerta en su departamento durante dos años. La encontraron mientras envolvía regalos de Navidad. Esta historia no es una invención mía, realmente sucedió.
Este hecho se quedó grabado en mi mente. Posteriormente, una documentalista inglesa leyó la misma noticia y decidió investigar el caso. Me pareció un desperdicio que la muerte de alguien no pudiera dar vida a otra persona. Pensé en ello como una especie de amuleto, una advertencia para aquellos que podrían terminar de la misma manera. Es un recordatorio para estar alerta y consciente de nuestras vidas.
No significa que vayamos a cambiar radicalmente. Por ejemplo, Martínez no se convierte en una persona extremadamente buena y se casa con Conchita. A veces, las personas no cambiamos de esa manera. Eso es lo que creo. Estos eventos y reflexiones son parte de la verosimilitud de la vida y de las películas. Cada experiencia, cada historia, tiene el potencial de enseñarnos algo y de influir en nuestra percepción del mundo.
Por último, hago una vinculación con 499, película de Rodrigo Reyes, pero en la que tú fuiste co-guionista. Esta película mezcla la realidad social e historia, documental y ficción, entonces, ¿cómo experimentaste entrar de lleno a la ficción con Martínez, y también con un tema que pareciera ser menos crudo aunque en realidad es también es tan relevante a nivel social?
Lorena: Trabajar con Rodrigo fue una experiencia maravillosa. Mantuvimos reuniones semanales, generando ideas y conceptos para nuestro proyecto. A menudo, la gente tiene la percepción de que los documentales se crean a partir de lo que se encuentra en el camino. Sin embargo, los documentalistas son extremadamente rigurosos y suelen trabajar con un guión o escaleta predefinida que describe lo que esperan obtener de cada locación o entrevista.
Rodrigo es un investigador incansable. Fue un verdadero placer colaborar con él, ya que vimos muchas películas de ficción para inspirarnos en nuestro trabajo. Aunque la obra final es de Rodrigo, tuve el placer de contribuir a su creación.
Además, tengo una fascinación particular por los personajes amargados, como el conquistador que observa la crudeza de la vida. Creo que Martínez, uno de nuestros personajes, también refleja esta perspectiva, ya que al principio solo ve lo negativo en todo.
Aunque estos dos proyectos son completamente diferentes, siento que ambos reflejan aspectos de la clase media en México. Algunos festivales me han criticado por no abordar temas urgentes como el narcotráfico o las desapariciones. Sin embargo, creo que también es importante representar a la clase media, que se levanta cada día para trabajar, tomar el autobús, caminar por las calles y llevar a sus hijos al colegio, todo mientras conviven con estas duras realidades.
Supongo que para un extranjero puede ser difícil entender cómo podemos convivir con estas dos realidades. Pero eso es precisamente lo que Rodrigo hace: combina esta realidad ficticia con la dura realidad que estamos viviendo. Entiendo que México puede parecer muy surrealista, y aunque algunos festivales no apreciaron nuestro enfoque, muchos otros sí lo hicieron, y con eso pudimos darle a una buena cantidad de festivales.
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