Escena de la pelcula

Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, del director argentino Hernán Roselli, película que tuvo su premier mundial en la quincena de los realizadores del Festival de Cannes, fue la primera cinta en proyectarse de la Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de la UNAM (FICUNAM). Además de ser la ganadora del máximo galardón que este certamen entrega a una película internacional.

Este filme tiene la peculiaridad de haber mezclado extraordinariamente imágenes de archivo con una dramatización inédita derivada de un guion original bastante bien estructurado. El director menciona que la protagonista de la película Maribel Felpeto, persona que conoce desde hace muchos años, le había comentado que su padre las había grabado, a ella y a su madre, durante muchos años, aproximadamente de 1986 al año 2000.

Fotograma de la película

Hernán Roselli tuvo acceso a ese archivo, que como montador —hay quien dice montajista, editor— que también es o fue, le pareció oro puro e inmediatamente pensó que se podían hacer muchas cosas con aquel material, ya que había sido grabado por el padre de Maribel con mucho sentido cinematográfico, es decir, no era solamente el clásico video tembloroso de la fiesta de cumpleaños de la niña mordiendo el pastel. Así que se puso a platicar con la familia Felpeto para descubrir conjuntamente como se podía emplear de mejor manera en una película, y convencerlos de hacerla con ellos mismos como protagonistas.

Roselli resolvió no hacer un documental contando la historia real de la familia Felpeto, la decisión natural que la mayoría de personas hubiese tomado en casos similares, y prefirió estructurar un drama, intercalando escenas nuevas ficticias dramatizadas con circunstancias y situaciones reales de la familia, capturadas en las imágenes de archivo, para desarrollar la película. De tal forma que la ficción se intercalaría con la realidad y las imágenes de archivo se mezclarían con dramatizaciones, bajo un guion de ficción que serviría de hilo conductor.

El director Hernán Roselli durante FICUNAM 2024. Foto: Eduardo Aragón

Algo viejo, algo nuevo, algo prestado trata de una familia argentina, en principio proletaria, que se dedica, como negocio familiar, a recoger apuestas clandestinas (quinielas) en su barrio. Negocio empezado por el padre de familia, ya fallecido, y que a su muerte tiene que ser retomado por la esposa e hija, apoyadas por el resto de la familia. Madre e hija llevan las riendas del negocio, asumiendo la madre: Alejandra el papel de un tipo de la madrina de la cosa nostra.

La película está filmada, en su mayoría, con poca luz, con una iluminación deficiente e inadecuada, lo que estéticamente demerita el producto final desde mi punto de vista, aunque hay gustos para todo. No sé si dicha circunstancia o decisión fue intencional, ya sea tratando de empatar de mejor manera las imágenes de archivo con las filmadas de manera original, de tal forma que no hubiese muchas variaciones en las texturas a la hora del montaje o simplemente porque así lo prefirió estéticamente el director; o fue involuntaria, debido a la imposibilidad de obtener recursos materiales que permitieran dar más luz a las escenas.

Fotograma de la película

Hay dos cosas trascendentes en la película que me parecen que constituyen la clave de su éxito, la primera es el guion, un guion bien pensado, alejado de la situación real de la familia, que tiene coherencia y que hace que la realidad de las imágenes de archivo embone con mucha armonía con las dramatizaciones de la historia original creada por el director. El guion no es literario, pero es completo, redondo, coherente, con buenos diálogos, pero sobre todas las cosas estructurador.

El segundo elemento clave son las sorprendentes actuaciones, y sorprenden porque las interpretaciones de los personajes están a cargo de la propia familia Felpeto, que no son actores profesionales. Maribel Felpeto y su madre: Alejandra Cánepa, hacen realmente un trabajo sobresaliente, y aunque, de alguna manera, podríamos decir que interpretan sus propios papeles, gran parte del guion es inventado, por lo que ellas tienen que desarrollar una historia ficticia dramatizada, que en algunas partes exigió dotes histriónicos extraordinarios.

El director Hernán Roselli durante FICUNAM 2024. Foto: Eduardo Aragón

Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, sin duda —y me siento feliz de coincidir por primera vez con un jurado— reúne las características para ser merecedora del premio a la mejor película internacional del FICUNAM, los elementos creativos que el director aporta a la película, utilizando las imágenes de archivo como una herramienta para el drama y no como el motivo principal de la historia, mezclándolas con unas muy buenas actuaciones e imágenes de cámaras de seguridad y de otros archivos de cateos policiacos, hacen de esta película una pieza muy destacada, considerando el presupuesto con el que se realizó, que no sé a ciencia cierta de cuánto fue, pero se conoce que no fue muy grande.

Por lo regular, cuando un realizador se enfrenta al reto de descubrir la mejor manera de utilizar imágenes de archivo que llegan a sus manos, pocas veces tiene la claridad artística y asume los riesgos que implica aprovecharlas más allá de la historia que encierran las propias imágenes o del uso más obvio y visible que se les puedan dar. Ello implica también mayor trabajo y dedicación. Hernán tomó el camino más largo y difícil y lo hizo bien, este es su gran mérito.

El director Hernán Roselli durante FICUNAM 2024. Foto: Eduardo Aragón

Tuve oportunidad de preguntar al director sobre el trabajo con las actrices, que me pareció extraordinario, él dijo que la clave estuvo en que las filmó durante mucho tiempo, si no oí mal, estuvo un año filmando a la familia en distintas circunstancias, incluso cuando no se daban cuenta que estaba filmando, es decir, cuando no había un llamado a la acción cinematográfica —por allí se ve alguna escena donde la cámara está fuera del cuarto donde se desarrolla la acción, como escondida—. Así mismo, en las dramatizaciones de mayor exigencia, la clave estuvo en conseguir que las personas en escena se sintieran cómodas con la cámara. Y después el trabajo de montaje en que se pudo armar todo el material obtenido.

El director Hernán Roselli durante FICUNAM 2024. Foto: Eduardo Aragón

Algo nuevo, algo viejo, algo prestado es una muestra viviente de que con imaginación, esfuerzo y dedicación se puede hacer buen cine sin grandes presupuestos, venciendo las barreras que se nos imponen a los comunes para el acceso a los grandes, o incluso medianos, financiamientos para la realización cinematográfica de calidad; y solamente por eso, merece ya todos los premios.

Claro que esta circunstancia, que es una cuestión excepcional, no debe ser, de ninguna manera, un argumento válido (el clásico argumento déspota burgués del echaleganismo) que justifique la injusticia que existe en la falta de acceso a financiamientos para jóvenes y no tan jóvenes cineastas que no forman parte de las élites privilegiadas de la industria cinematográfica local o internacional.

El director Hernán Roselli durante FICUNAM 2024. Foto: Eduardo Aragón

En la valoración de la calidad cinematográfica, hoy en día, dado la injusticia que existe en ello, se debe tomar muy en cuenta con que presupuesto se hace cada pieza. No sé puede medir con la misma vara una película que tiene millones de pesos de presupuesto, que una que no llega ni a los cien mil —que insisto que no sé exactamente con cuánto dinero se hizo esta película—.

Anécdota

Llegué a ver esta película, como usualmente lo hago, sin ninguna información al respecto. Y conforme iba transcurriendo el desarrollo de la misma, empecé a notar la perfección con la que las imágenes retrospectivas que incluía la trama se habían realizado, sobre todo por la ambientación: Debió haber gastado mucho dinero en la ambientación de las imágenes retrospectivas, pensé; porque la ambientación era casi perfecta.

Poco a poco a poco me fui dando cuenta de que probablemente eran imágenes de archivo, pero no estaba seguro de lo que estaba pasando, eso me distrajo —o al menos me gusta pensar así para justificar mí torpeza— y no entendí una parte esencial de la trama que debí haber entendido porque supongo que no era tan difícil hacerlo ya que es parte fundamental de la historia que se cuenta.

Está situación me parece tan grave, que estoy a punto de cortar de tajo con mi joven, pero prometedora carrera de crítico cinematográfico. Aparte de decepcionante, no se puede permitir tanta incompetencia.