Exordio
Tomo como referencias, porque es lo que pude ver, los festivales de Huelva de Cine Iberoamericano (Edición 50), Berlín (edición 74), Málaga (edición 27), Sundance (primera edición mexicana) y el FICUNAM 14. Me hubiera gustado hacer un análisis más amplio, contemplando lo vívido en México, en los festivales de Guadalajara y Morelia, pero a Guadalajara no me dejaron entrar y visto eso, les evité la molestia a los de Morelia —al que sí me dejaron pasar fue al FICUNAM—. Así que, por eso, por el elitismo mexicano (sello de la casa, del país), y no por mi gusto, me centro en el cine mexicano visto desde Europa. Viéndolo, espero que, fríamente, estando en los festivales europeos, poco me pierdo al no poder ingresar a los mexicanos.
En este sentido, para hacer este mini análisis sobre el estado que guarda el cine mexicano en este año que termina, tomo como base, entre todos los festivales mencionados, el 50 Festival de Huelva de cine iberoamericano, que me parece que programó, salvo, curiosamente, la parte española, cuya selección fue bastante regular, de lo mejor que se produjo este año en la Abya Yala. En la consciencia de que siempre habrá tesoros secuestrados en un cajón o en pequeños festivales en crecimiento.
Para hablar de cine mexicano y tener una referencia objetiva, a pesar de lo que se dice de las comparaciones y aunque odio los nacionalismo, las producciones cinematográficas no dejan de tenerlas, por mucho que se diga lo contrario, me parece que un buen método es comparar la producción nacional con lo que está pasando en otros países del continente, por eso esto parecerá más un análisis continental que nacional, pero no es así, el único objetivo es poder sacar alguna conclusión respecto de México con parámetros objetivos que nos ubiquen en la realidad.
Brasil, como si fuera futbol
En Huelva Brasil arrasó. Para empezar, fue el país que logró colocar más películas en la sección oficial en competencia, con cuatro muy buenas piezas; volviendo el festival iberoamericano, prácticamente una contienda entre brasileñas: Retrato de um certo Oriente de Marcelo Gomes, de la que ya hemos escrito algo; mi preferida: Manas de Marianna Brennand, de la que próximamente espero escribir una pequeña crítica; Baby, de Marcelo Caetano; y Betania de otro Marcelo, muchos marcelos, Marcelo Botta. Las cuatro piezas son muy buenas, con un nivel artístico, cinematográfico y de producción tan sobresaliente que da gusto.
Retrato de um certo Oriente de Marcelo Gomes, ganó el máximo galardón que ofrece este festival, el Colón de Oro. Manas, para mí la que debió ganar, contribuyó con dos premios más: el Colón de Plata Premio Especial del Jurado y el Premio del Público, los siguientes dos premios más importantes de Huelva. Es decir que Brasil no dejó nada para los demás.
La otra gran película brasileña presente en el festival fue Baby, de Marcelo Caetano, que ganó el premio a Mejor interpretación de reparto, por el trabajo realizado por el actor Ricardo Teodoro, que desarrolla el papel de un prostituto veterano de las calles de Sao Paolo, en una historia con un guion sobresaliente y unas actuaciones al mismo nivel.
Betania, aunque creo que no ganó algún reconocimiento, es una película con alto grado de creatividad, que asume riesgos de innovación, con sentido, sin caer en cosas estrambóticas, pero si saliéndose de lo común, y eso siempre tendrá que aplaudirse, al mismo tiempo que sabe llevar una historia de trascendencia social de gran manera.
¿Hay duda del golpe sobre la mesa que ha dado en este 2024 el cine brasileño? Yo creo que no, y lo ha dado con toda justicia, es indiscutible. No es gratis, hay mucho talento y mucho trabajo detrás de todo esto. Para beneplácito del mundo, el cine brasileño está teniendo un repunte importante en los últimos años, y se refleja más que nunca en este 2024 que se nos va.
Argentina 2-0 a domicilio
Por el contrario, el cine mexicano parece ir en caída libre, para nuestra tristeza, bueno, de algunos, si estuviésemos tristes todos yo creo que algo ya se hubiera hecho, porque esto tiene un tiempo en desarrollo progresivo. Pero para dejar esto más claro, porque no faltará el falso nacionalista que nos reprochará, hay que seguir con la comparación:
Toca el turno del cine argentino, que ha dado de que hablar también, a pesar de la situación que vive, que más bien se reflejará, de ocurrir, a partir del próximo año. Pero de momento puede presumir que ganó, de visitante, a domicilio, en el FIC-UNAM 14 los premios más importantes, historias de las que también ya hemos escrito: La gran pieza de Hernán Roselli: Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, que ganó Mejor película internacional (a pesar de que estaba separado lo nacional de lo internacional, hay que decir, no había ninguna obra nacional que le compitiera) y Las cosas indefinidas de María Aparicio, Mejor dirección, esta es una película más regular, aun así no veo por donde una mexicana pudiese tomar el lugar.
No nos moverán… ya nos movieron
Por México, en Huelva, se seleccionó únicamente el largometraje de Pierre Saint-Martin No nos moverán. Una muy buena película, en blanco y negro, que tiene dos detalles perfectibles a saber: por un lado, está el diseño de sonido, al que se le da un espacio protagónico, es decir, el director quiere que el sonido juegue un papel importante dentro del filme, que sea parte del impulso narrativo, pero honestamente no es bueno; y por el otro, la selección musical, que yo sé que es cosa de gustos, pero creo que las canciones que suenan en el largometraje, a las que se les da también un espacio y un tiempo relevante en la estructura narrativa, no son las mejores que pudieron haber sido seleccionadas, con lo que la película se pudo haber consagrado, pero por el contrario, le resta, no mucho pero si va en detrimento.
Es una película que habla, con un humor muy fino, lo que hace al guion sobresaliente, de la masacre del 68 en Tlatelolco de la que, como todos sabemos, fue responsable el Estado mexicano, a través del Ejército. Las actuaciones son bastantes buenas, pero además el castin es estupendo y creo que en eso radica la clave del éxito. La selección de los actores le da un impulso extra que potencializa la película y su resultado final. Otra mención especial merece la fotografía que es bastante buena con momentos espectaculares.
El largometraje aborda, de mejor manera que la Masacre del 68, la ineficiencia del sistema de justicia en México originada principalmente por la corrupción y el nepotismo. Está ineficiencia a la hora de procurar y administrar Justicia ha generado una terrible impunidad en el país. La crítica que contiene la película resulta más interesante ahora, ya que se da en estos tiempos donde se intenta aplicar la reforma judicial radical propuesta por Morena (partido liberal burgués mexicano como el PSOE en España más o menos) que ha generado muchos debates y exacerbado el ánimo de la élites en el país, y obviamente del gremio afectado, al grado que pareciera que les han sacado el hígado sin anestesia ni bisturí.
No nos moverán ganó el Colón de Plata a Mejor interpretación —lo que le dejó Brasil—, por la extraordinaria actuación de Luisa Huertas, más que merecido el premio a pesar del alto nivel de competencia: Verbigracia, la niña de Manas, y digo niña porque tiene 13 años, pero actuó como una vieja profesional del histrión: Jamilli Correa, bien pudo ser ganadora también y nadie se hubiese quejado; o la actriz de la película tica Memorias de un cuerpo que arde, Sol Carballo, que también tiene un desempeño sobresaliente. Aun así, creo que nadie pondría en tela de juicio los méritos legítimos de Huertas. Lo que quiero resaltar es que la decisión no fue fácil, la competencia fue dura y salir triunfadora resulta más laudable.
Luisa Huertas desarrolla el papel de una abogada, Socorro, que, después de buscar justicia por el asesinato de su hermano (Jorge) a manos del ejército, aquella noche de Tlatelolco que quedará grabada en la mente de todos los mexicanos, y no encontrar más que impunidad, se conforma con venganza. La película se centra en cómo Socorro prepara su venganza cuando después de tantos años, casi sorpresivamente, parece haber encontrado al asesino material de Jorge.
Me parece que pueden ver No nos moverán, que se convierte en lo mejorcito del cine mexicano en este 2024, en la plataforma digital de distribución multimedia de Amazon Prime, vale la pena, definitivamente, que la vean.
No nos moverán, Güeros
Sigamos con las odiosas, pero útiles comparaciones, ahora entre compatriotas: No nos moverán recuerda a Güeros de Ruizpalacios, de la que ya he escrito algo aquí en la Vagabunda, y es curioso como Pierre Saint-Martin acierta donde Ruiz falla y falla donde Güeros ganó mucha fuerza. Pierre no cometió el gravísimo error, que Ruizpalacios sí, a la hora de seleccionar los actores que participarían, y escogió los más idóneos según el perfil que el personaje requería, lo que es fundamental para el éxito de la película, y para mí por eso la pone muy por encima de Güeros; pero Saint-Martin falla donde Ruizpalacios más destaca, que es en el diseño de sonido y en la selección de las piezas musicales que formarían parte de la película.
Otras referencias:
En Huelva estuvo también la película del guatemalteco César Diaz, México 86, que no pude ver, algunos quizás piensen que es mexicana, pero al parecer la producción se adscribe francesa. De cualquier forma, pasó sin pena ni gloria.
Fuera de No nos moverán, y aunque parezca increíble, poco se puede hablar del cine mexicano en Europa, quizás La cocina de Ruizpalacios, estrenada este año, muy temprano, en Berlín[1], que no alcancé a ver, pero no tuvo mucho eco, ni en Berlín ni en ningún otro lado.
Esta Radical, que se ostenta como mexicana, a pesar de que Christopher Zalla, el director, es un gringo nacido en Kenia. Lo que sí es todo el elenco es mexicano, incluido su protagonista: Eugenio Derbez. Con todo y el cómico mexicano, la película me pareció bastante buena; aunque Derbez no se puede quitar la cara de menso frente a la cámara —cosa que, por interpretación de palabras del propio director, le preocupa al mismo actor—, el esfuerzo por hacer un papel dramático le da buenos resultados. La película realmente es de 2023, pero yo la vi en el Festival de Málaga de este año y, ante la escasez de referencias, la incluyo.
Por último, mencionaré un corto, que no soy de cortos, pero lo metieron en la competencia de largos en el FICUNAM 14, estoy hablando de Xquipi, es extraordinario, del istmeño oaxaqueño Juan Pablo Villalobos. La obra, además de ganar varios reconocimientos secundarias en el mencionado Festival Internacional de Cine de la UNAM; así como, ganar el premio a Mejor Cortometraje de Ficción en Morelia; pasó con mucho éxito por Cannes. Me parece que también es una película del 2023, y encima cortometraje, no obstante, la verdad es que la película merece la mención en el presente recuento, además de que si no, como ya he concluido, me quedo sin escribir sobre buen cine mexicano del 2024, yo la vi hasta el FICUNAM 14, este año.
Particular mención merece Sujo —de hecho, básicamente por eso incluí lo visto en el Sundance Festival en el presente análisis— de Fernanda Valadez y Astrid Rondero. No la vi, no la exhibieron en la selección de películas que proyectaron en la edición mexicana de ese Festival, pero ganó el Premio del Jurado a Mejor Película en la categoría de World Cinema, y ha tenido muy buenos comentarios, creo que se encuentra en cines en México actualmente.
Seguramente se me va algo que no vi o que se me olvidó, pero no es mucho. Realmente es triste el panorama del cine nacional y el papel que está desempeñando fuera de nuestras fronteras.
Mal de muchos…
Si les sirve de consuelo, que no debería, el cine español anduvo en este 2024, también, de muy regular a mal, salvo algunas piezas destacables —de las que no hablaré porque ese es otro tema—, muy pocas proporcionalmente. Lo visto en Huelva de cine español es para el olvido, bastante regular. Sus mejores producciones están en el área del documental, que yo reviso por separado y no los mezclo con la ficción, porque cambia la forma y método de análisis, los puntos a valorar. Por lo tanto, no están incluidos en el presente análisis. Jamás los juntaría en una misma sección de competencia, una cuestión muy personal, quizás, aunque algunos festivales hacen esa distinción también.
Para terminar el comentario sobre el cine español, decir que sólo faltaría ver la edición del 2025 del Festival de Málaga, a ver si llego a estar para entonces por estos rumbos, que seguramente tendrá muchas producciones del 2024 en su programa.
Conclusión
La conclusión en lo general es simple: el cine mexicano está a la deriva, en una larga caída libre que lleva años gestándose, la pregunta es ¿Cuándo tocará fondo? Porque a lo mejor a partir de allí a alguien o algunos, con posibilidades (facultades), se les ocurra hacer algo.
El problema en mucho está en el financiamiento, hay buenos creativos mexicanos que sin dinero están haciendo cosas extraordinarias, pero eso no les da para competir a nivel internacional en los grandes festivales. El dinero se va para hacer la basura de la que no vale la pena ni mencionar. Definitivamente, no creo que sea falta de talento, es una pésima distribución de los pocos recursos para el cine, y un elitismo y cultural que deja fuera a los mejores talentos.
Anécdota
En la rueda de prensa después de la proyección de No nos moverán en Huelva, tuve la oportunidad de hacerle unas preguntas al director:
Yo: Quería preguntarte, por un lado, tu película recuerda, o al menos a mí en lo personal, me recordó mucho a Güeros de Ruizpalacios, sólo que a mí me parece que Ruizpalacios cometió un error que tú no, que es el castin. Me parece que los personajes, no solo el diseño del personaje sino el actor, el artista que tú eliges para desarrollarlo, es el adecuado para la historia, cosa que no pasa en Güeros. Me gustaría que platicaras un poco más acerca del proceso de castin. Y, por el otro lado, preguntarte: tu película habla de Justicia, pero al hablar de Justicia también hablamos de impunidad y hablamos de muchas cosas del sistema legal que están pasando en México y que han pasado históricamente, y viene en un momento en el que tenemos en México un debate muy importante respecto de la reforma judicial, yo quisiera saber qué opinas respecto de esta coyuntura en cuanto a tu película que me parece que viene muy bien para el público mexicano también, y lo que está pasando en México, si quisieras hablar de eso, gracias.
Pierre: Gracias, muchas gracias por tu comentario. Bueno, sin duda para mí la película de Ruizpalacios: Güeros, también Temporada de patos de Fernando Eimbcke, son las películas que… bueno… la película de Julián Hernández que fue mi maestro, 1000 nubes de paz, todas estas óperas primas, blanco y negro, eh… limitadas, contenidas, fueron para mí parámetros pues, son mis maestros, algunos colegas, o sea, digamos, bueno o sea colegas me refiero como degeneración pues ¿no? Como Ruizpalacios, pero que igual yo lo admiro. A mí me encantan todas las películas que él hace, las sigo fervientemente; entonces lo que tú dices, para mí es una palmada, muchas gracias, y sin duda pues bueno revisamos con mi fotógrafo, con mi diseñadora de arte… Alizarin… parte de cómo era el diseño audiovisual ¿no? Y de cómo podemos hacer una película contenida que fuera audiovisualmente atractiva, que fuera cinematográfica y que tuviera todas estas, este… digamos… connotaciones audiovisuales de las que queremos hablar ¿no? Referir la narrativa del pasado en el presente, la emocionalidad, cómo podíamos externar la emocionalidad del personaje. Entonces hay por supuesto muchos lazos con esas películas que me educaron y que me dieron los primeros pasos… y la confianza de poder hacer también una película blanco y negro en términos comerciales pues, digamos, en términos de que en algún momento, por supuesto, buscamos la distribución, ya la tenemos en Francia, en México también ya la cerramos, y en las plataformas; y bueno hacerlo en blanco y negro es un riesgo evidentemente, y estas películas abrieron ese espacio para que nosotros tuviéramos un poco más la sensación de confianza.
Y respecto a lo del cast pues bueno, tuve un director de cast maravilloso que es Luis Maya, que también actúa en la película, y él fue mi mano derecha, fue una persona que me protegió, qué me cuidó mucho ¿no? En toda la toma de decisiones, igual mi productor Víctor… casi que todo el equipo, yo les preguntaba, me gusta mucho hacer esa sinergia de varias mentes pensando lo mismo y a veces pues, bueno, es difícil tratar como de hacer el acoplamiento, pero siempre creo que es bueno escuchar las opiniones del equipo porque tienen mucho más experiencia que yo y me ayudaron a tomar las decisiones, a guiarme a contenerme y eso, digamos, terminó en Luisa Huertas, que en realidad ella siempre había sido una decisión, desde el inicio, cuando yo estaba escribiendo el argumento me gusta pensar en quién va a ser el rostro, y en ese sentido hicimos una búsqueda, cuando vi a Luisa dije: claro, tiene que ser ella. Revisé una entrevista solamente para conocerla, porque… yo había, por supuesto, sus películas… tenía más de 40 películas cuando yo estaba buscando y revisé una entrevista solamente para saber cómo era ella… yo no tenía el gusto de conocerla, y cuando vi el humor, la cadencia, la forma en que hablaba, con la dignidad, que ella había pertenecido a la época del 68, había sido militante de ese movimiento estudiantil, tuvo sentido, entonces simplemente la invitamos. Ella leyó el guion, le gustó y tuvo sentido; entonces creamos todo un cast alrededor de esta voz, de esta personalidad, y fue ahí donde encontramos todos esos momentos de luz para poder darle un contraste al personaje, por supuesto, con José Alberto Patiño que es Siddhartha, que es el ayudante, que ese fue… bueno, ahí sí podemos decir… entre Luis y yo… fue nuestro descubrimiento, es la primera aparición en cine de José Alberto, que para mí brilla fantásticamente, hace el contraste increíble con Luisa y bueno, pues, son como de las cosas… por no decir Agustina, Pedro Hernández, que también trabaja mucho acá en España, en fin, yo creo que la parte más importante es poder tener la visión de observar quiénes de los actores pueden encarnar de una forma interna a los personajes, el resto, la verdad, es solamente disfrutarlos, verlos trabajar, porque el trabajo que hicimos de dirección de actores fue mínimo, todo fue sobre el guion, sobre la situación, en el resto la verdad era disfrutarlos, verlos trabajar, y en ese sentido, fue muy sencillo trabajar con ellos.
Y respecto a lo que mencionabas de la reforma es un tema que por supuesto pues ha creado muchos contrastes ¿no? De hecho, ha hecho como perspectivas muy separadas al respecto, yo creo que, si bien el gobierno lo que ha hecho es poner como un acento en tratar de evadir la corrupción y digamos el tráfico de influencias, yo creo que es un paso positivo. Como en todas las medidas los pasos pueden tener, tienen su luz y su oscuridad ¿no? Entonces, sin duda, a mí me parece un paso muy importante, hacer una reforma que pueda modificar, que cree justo este diálogo, que haya como un contraste, que haya oposición, y sobre de esas oposiciones creo que se tiene que puntualizar, mejorar, y hacer una revisión mucho más causal, que creo que es algo que se debe de generar en la continuación de esta reforma, porque yo creo que el lado equivocado es tratar de dejar las cosas como están, con miedo a hacer los cambios, y por supuesto los cambios siempre tienen cosas mejorables, modificaciones, y no lo hablo desde una sensación… digamos… de una inclinación política, porque para mí la inclinación correcta es la humana pues, digamos, la política y la judicial siempre tendrán contrastes, entonces… pero yo creo que es positivo tratar de buscar nuevas formas de poder mejorar y eso a mí me parece, en ese sentido, positivo.
[1] Por allí escribimos en la Vagabunda un artículo sobre las películas mexicanas que se verían en el Berlinale 74. Me parece que Yo vi tres luces negras, que no es del todo mexicana, tuvo un recorrido amplio en otros festivales, de las demás poco o nada que decir, pasaron sin pena ni gloria: https://www.vagabunda.mx/peliculas-mexicanas-que-se-podran-ver-en-el-festival-internacional-de-cine-de-berlin/
Fotos: Eduardo Aragón