«Cuando México nos manda gente, no nos mandan a los mejores. Nos mandan gente con un montón de problemas, que nos traen drogas, crimen, violadores…».

16 de junio de 2015, discurso de lanzamiento de su candidatura para las primarias del Partido Republicano.

El controvertido, por no decir otra cosa, cineasta mexicano Michel Franco presentó, yo diría que, con éxito, en la 75 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale), su largometraje Dreams, protagonizado por Jessica Chastain e Isaac Hernández.

ADVERTENCIA: No lo suelo hacer, de hecho trato de evitarlo, pero en esta ocasión, para el análisis de la película, es fundamental hacer un monto de revelaciones (spoilers dicen los gringos), así que quien quiera llegar al cine (o Netflix) con la mente virgen, suspenda la lectura y vuelva después de haberla visto.

La historia se centra en la relación sentimental entre una gringa de clase alta, Jennifer McCarthy (Jessica Chastain), sí… no es broma, el apellido McCarthy, como el fascista senador estadounidense Joseph Raymond McCarthy famoso por perseguir y encarcelar a personas que consideraba comunistas. Interesante preguntarle a Michel Franco si quería mandar algún mensaje con ese detalle o simplemente lo traicionó el subconsciente, aunque siempre cabrá la posibilidad de que se trate de una simple coincidencia. En defensa de Franco diría que es posible que ni siquiera conozca la historia del macartismo, uno de los tantos episodios oscuros de los que está atiborrada la historia de EE. UU.

Jennifer se siente sexualmente atraída por Fernando (Isaac Hernández) a quien conoció en México debido a sus labores filantrópicas. Fernando, un chico que está entre la clase media y la baja, no sé si también se siente de alguna manera atraído por Jennifer o simplemente ve en ella una posibilidad de perseguir el famoso e inexistente sueño americano. Ósea que amor no parece haber, pero si muchos deseos.

La película empieza siguiendo a Fernando mientras cruza, de manera ilegal, en las peores condiciones, la frontera con EE. UU. Su idea es reunirse con Jennifer, quien desconocía que esto iba a suceder, pero se siente satisfecha con el reencuentro para ella inesperado.

Fotograma de la película

Fernando es bailarín o bailador de Ballet, daba clases en una escuela financiada por la Fundación McCarthy, es decir, de la familia de Jennifer. En ese sentido, Fernando no es un migrante que este huyendo de la violencia o de la pobreza, sino que es el “amor” o la ambición capitalista, ya sea económica o social (reconocimiento), la que lo lleva a EEUU.

Ya estando en EEUU la pareja sufre un desencuentro y Fernando decide dejar a Jennifer y permanecer en aquel país por su cuenta, trabajando de lo que sea, hasta que por un golpe de suerte, de esos que justifican el sueño americano, y que por lo regular sólo pasan en las películas, empieza a incursionar en una escuela de danza, que es lo que Fernando más deseaba que le pudiese suceder.

La historia a estas alturas se centra en el cúmulo de acciones y estrategias que Jennifer implementa para recuperar o reconquistar a Fernando, hasta que lo logra.

Un día, por accidente, la familia McCarthy se entera de la existencia de Fernando y su relación con Jennifer, y por supuesto, se escandaliza e invita a Jennifer a reflexionar sobre el futuro de esa relación y la conveniencia de mantenerla.

El drama relativo al rechazo del padre y hermano de Jennifer respecto a esa relación no se ve en la pantalla. Franco procura no mostrar explícitamente el clasismo y racismo de la familia McCarthy (cuando se trate de la criminalidad de Fernando sí que será más explícito). Con el tiempo se entenderá que así fue. Sin embargo, quedará la duda si la principal razón por la que Fernando es rechazado es su pobreza o su etnia, lo cual me da curiosidad porque creo que es importante determinar si los McCarthy son más racistas que clasistas o viceversa.

Hay dos escenas que prueban las intenciones de Franco de no exhibir claramente el clasismo y racismo de los McCarthy, de cuidarlos: La primera es cuando la familia se entera de la existencia de Fernando como amante de Jennifer y esto sucede porque al hermano se le ocurre llegar sin previo aviso a la casa de Jennifer, a la que no le queda de otras más que dejarlo pasar. El hermano venía de correr y se supone que sólo pasaba por un vaso de agua y quizás a saludar, grande es su sorpresa cuando se encuentra con un moreno preparando la comida con Jennifer cuál marido y mujer en cena romántica, no como el cocinero que en todo caso podría ser. El hermano no dice nada, nunca, ni muestra sentimiento alguno, saluda a Fernando amablemente y trata de ser amigable. Falsos como suelen ser los miembros de la socialité, hasta parece que le da gusto verlo.

En la segunda escena, Jennifer recibe una llamada del patriarca donde el director deja entrever que el padre está “preocupado” por la relación que su heredera tiene con Fernando, podemos imaginar que el hermano corrió con la alarma, pero no se oye nunca al padre y por lo tanto nunca sabemos cuáles fueron los argumentos que dio para animar a su hija a terminar con la relación, porque eso parece que si se puede concluir.

A riesgo de perder los beneficios familiares, Jennifer recapacita y traiciona a Fernando, lo denuncia a la Migra sin que él lo sepa (hasta le paga un abogado para fingir demencia) para que éste sea deportado. Jennifer no es tonta, piensa que no es necesario romper la relación y terminar con los beneficios que ella encuentra en ésta, simplemente con tener escondido a Fernando, por ejemplo, en otro país, sería suficiente para mantener a Fernando y sus privilegios familiares. Por eso al regresar forzadamente Fernando a México por la deportación se daban las condiciones ideales para que Jennifer pudiese quedarse con Fernando sin perder el favor de su padre.

Foto por Eduardo Aragón

El problema es que Fernando, por ese incomprensible deseo de tantos abyayalenses de vivir en EE. UU. como única forma de cumplir sus “sueños”, insiste en cruzar nuevamente la frontera. Aquí, quiero recordar que Fernando ni está huyendo de la violencia ni esta muriendo de hambre, es el absurdo y falaz sueño americano lo que en este caso lo convoca a regresar a aquel país que lo detesta, como tantos ingenuos que han caído en esa vieja trampa.

A tanta insistencia de Fernando por regresar, Jennifer se ve obligada a decirle la verdad, es decir, que fue ella la que organizó su deportación. Fernando no lo toma nada bien, pero en lugar de alejarse lo más posible de Jennifer, lo que hace es secuestrarla en su propia casa y violarla. Hasta que la familia con un comando de mercenarios, esa floreciente rama de la industria bélica, la salva y ajusta cuentas con el ingenuo muchacho.

Técnicamente la película está muy bien realizada. Franco sabe contar muy bien su historia en la pantalla, por mala que está pueda ser es bien llevada a la pantalla. El manejo de la cámara es muy bueno y tiene destellos brillantes, hay por ejemplo una secuencia en la que una cámara fija juguetea en un salón de danza. La cámara guarda la distancia de un espectador extraño a los danzantes y sigue a Fernando con discreción, más bien como quien lo está espiando. Hay un momento en el que a Fernando le piden que haga un pedazo del Lago de los Cisnes, la cámara entonces deja de seguirlo a la distancia y se queda quieta, ahora es el bailarín quien juguetea con el encuadre y va y viene sin salirse de cuadro, porque la cámara está quieta y eso podría suceder.

Cuando empieza el ejercicio es Fernando quien se centra en la cámara y no al revés, lo que a mí me resulto un momento cinematográfico muy bien logrado. Es Fernando el que se coloca justo en el centro de la cámara fija y es él el que le danza a la cámara en un encuadre perfecto logrado por el objeto de la cámara y no por ella misma. No es la cámara la que hace el encuadre, es Fernando el que se encuadra en la cámara en una secuencia maravillosa con una cámara aparentemente apática al mundo.

Las actuaciones son bastante buenas, diría que la de Jessica Chastain, impecable. La actuación de Isaac Hernández, que es de mayor exigencia que cualquier otra, sigue siendo buena en lo general, a pesar de que hay un par de momentos en los que afloja. En particular recuerdo el principio donde el joven actor no sabe, a mi juicio, como representar un cansancio excesivo a causa de las terribles condiciones en la que muchos migrantes cruzan la frontera y sobre actúa, con un arrastrado de pies poco natural y un encorvamiento de espalda de las mismas características (poco natural) que más bien parecen propios de un zombi de The Walkin Death que de un hombre extremadamente cansado. Las escenas sexuales son un reto para ambos actores, e incluso alguna pudo salir mejor, pero creo que en lo general salen bien librados.

Foto por Eduardo Aragón

Las inserciones de ballet me parecen un gran acierto que artísticamente enriquecen el producto final. El guion está bastante bien acabado, en cuanto a los diálogos y la generalidad del mismo, pero la idea que lo sostiene y algunos giros dentro de la propia historia me parecen bastante desafortunados, poco creíbles, rebuscados; sobre todo hacía el final de la historia, por lo que no podemos hablar de un buen guion, de ninguna manera, por el contrario, quizás ese sea el vicio más grande de la película que la lleva al cajón de la intrascendencia y por lo que nunca fue una candidata seria al Oso de Oro.

Respecto a este mismo asunto del guion y la historia, resulta interesante destacar el ya característico interés de Franco por llevar al cine las preocupaciones de las clases altas, ahora con alcances internacionales. En este caso, llama la atención el énfasis en la clase social a la que pertenece Jennifer, que, de hecho, resulta un obstáculo para el desarrollo de la trama y sólo se entiende, si lo que se quiere es absolver a la alta burguesía mundial de sus pecados. Otra vez Franco con su incansable mensaje en favor de las clases altas: Los ricos también lloran, que resulta patético al grado de la náusea.

Al hacer un dibujo tan marcado de la clase social a la que pertenece Jennifer, Franco convierte un problema de migración y racismo, en un problema de clasismo y racismo. Fernando no es rechazado por la familia McCarthy, principalmente, por ser mexicano, no dudo que es un factor importante, pero el principal factor que repugna a la familia y, de hecho, a la propia Jennifer, es el status social del mexicano.

No había ninguna necesidad de darle este cariz a la problemática del filme. No había ninguna necesidad de convertir al racismo en clasismo porque el racismo por sí sólo ya daba los elementos necesarios para desarrollar la historia, incluso de mejor manera. Sin embargo, Franco lo hace fiel a su propia agenda propagandística a la que tiene derecho siempre y cuando lo diga abiertamente y no trate de ocultarse en las sombras de una preocupación por la humanidad.

¿Por qué Franco le da un matiz clasista a una historia que no lo requiere? Una de las respuestas y sobre todo después de ver la película, es porque Franco al final, lo que trata es de justificar la estratificación social y sus perniciosas conductas. Vayamos allá:

Foto por Eduardo Aragón

Creo que a todos nos queda bastante claro, su currículum lo avala, que el director mexicano no tiene ninguna duda de la justicia y conveniencia que hay en la división de clases, en la estratificación social, en la mala distribución de la riqueza, en los excesos y privilegios de unos, frente a las carencias y miserias de los otros. De tal forma que podemos suponer que en Dreams Michel Franco no trata de criticar o exhibir determinado clasismo en la forma en la que la familia McCarthy se comporta frente a Fernando, de hecho, como ya se ha comentado ni siquiera lo exhibe explícitamente. El director considera esas situaciones como parte del “orden natural” del mundo y de nuestras sociedades y lejos de ser criticables deben de ser justificadas ante la amenaza de un nuevo orden menos “justo”, y cruel.

En este contexto, me parece que lo que el director trata de hacer es justificar la permanencia de este supuesto orden natural de las cosas en las que no todos los seres humanos somos iguales, sino que existen clases (y ahora razas) naturalmente superiores, que merecen estar donde están, que merecen los absurdos privilegios que tienen y que merecerían mayor consideración de parte de todos los demás. Los ricos no sólo lloran sino que encima son incomprendidos.

Esa es la única forma en la que se puede entender el final del filme, un final en el que prácticamente Fernando enloquece, sin mostrar señas de ello durante el desarrollo de toda la película, y encierra a Jennifer en una habitación de la propia casa de lujo en la que convivían como pareja, y no sólo eso, sino que en algún momento la viola, mesuradamente, si me permiten el eufemismo, si es que puede haber una violación mesurada (Jennifer quería tener la relación, eso parece, pero no en la forma en la que la tienen), por lo que no hay duda de que estamos frente a una violación.

Se supone que Fernando, con el secuestro, mesurado, si es que hay secuestros mesurados, lo que quería lograr era obligar a Jennifer a ayudarlo a conseguir una Green Card, la anhelada Green Card de los dreamers. Absurdo, absurdo pensar que Jennifer fuese a ceder, absurdo pensar que en un trámite tan largo y engorroso Jennifer no podía engañarlo otra vez y prometerle la Green Card sin ningún ánimo de cumplir; absurdo pensar que Fernando, conforme el dibujo del personaje, hubiese considerado seriamente en que esa era una forma eficaz de actuar para conseguir su “sueño”; absurdo pensar que después de semejantes hechos las cosas seguirían igual y Fernando iba poder estar en EEUU tan tranquilo frente a una familia tan poderosa; absurdo si quiera pensar que una persona medianamente inteligente pudiese creer que ese era un buen plan, quizás como venganza y aun así era muy deficiente.

Aun así, Michel Franco decide que el guion debía de incluir esta parte que no se sostiene narrativamente por ningún lado, y menos desde el enfoque medianamente realista que la película mantuvo durante la hora y media previa (la película dura una hora y 40 minutos). El final parece que es de otra película con otro guion y otros personajes: un Fernando trastornado que nunca fue y una Jennifer buena e inocente que tampoco nunca fue… Por favor…

La única razón viable de esta ocurrencia narrativa es criminalizar a la víctima para justificar el status quo, porque criminalizando al oprimido, criminalizando al migrante, criminalizando al pobre, al obrero, al proletario, es la única forma en que se pueden justificar los perniciosos actos de las clases altas, la desigualdad social y la injusta distribución de la riqueza; los cierres de fronteras y las restricciones de derechos, las deportaciones masivas y en general la injusticia.

Foto por Eduardo Aragón

Hay que justificar un orden natural en donde hay unos que nacen para ser ricos y otros para ser pobres, donde los que nacen para ser ricos son esencialmente buenos y si en algún momento comenten actos de maldad es por el peligro latente que representan los ignorantes, los desclasados, los envidiosos, cuya maldad natural (de los pobres malos) los obligan (a los ricos buenos) a tomar medidas drásticas para proteger lo suyo y a los suyos.

Desde esta perspectiva, Fernando no merece ser pareja de Jennifer, no por una cuestión de dinero, sino por una cuestión de esencia. Fernando es una calidad de ser humano inferior que Jennifer, esa diferencia de calidades humanas es la que pone a cada quien en determinado lugar en el orden natural de las cosas. Los ricos son ricos porque deben de ser ricos y los pobre son pobres porque deben ser pobres. Fernando, aunque tuviese dinero algún día, no estaría a la altura de Jennifer, son calidades de seres humanos distintas y Dios lo sabe, de hecho así lo quiso.

Si Jennifer le hubiese hecho caso a su familia desde un principio y se hubiese alejado de la gente mala, que por algo Dios los puso ahí donde están, porque son malos; nunca hubiera pasado los malos momentos que pasó. Pero no, Jennifer tuvo que ser violada y secuestrada para entender que papi siempre tiene razón, que el orden natural no se rompe. Jennifer tuvo que ser violada y secuestrada para darle justicia a un mundo de desigualdades, de racismo y de clasismo.

Pero la película va más allá de los fines que el mismo Franco se planteó inicialmente, ni en sus mejores sueños, si quiera imaginó los alcances de su mensaje, porque Michel, con este final tan peculiar termina justificando el discurso de Donald Trump en la parte en la que el actual presidente de los EEUU ha dicho que los mexicanos migrantes (léase los abyayalenses que cruzan ilegalmente la frontera sur de aquel país) llevamos un criminal frustrado en nuestro interior, que todos somos traficantes de drogas, asaltantes, violadores, asesinos y que por eso, si América quiere volver a ser grande otra vez, hay que deportarlos a todos.

Fernando es el estereotipo trumpiano de un migrante mexicano, un muchacho que parece normal, hasta artista, pero que dentro de él lleva a un secuestrador y a un violador en potencia que en cualquier momento puede tomar las riendas de todo y violar gringas indefensas por el solo hecho de ser gringas.

Como pueden ver, Dreams, sí es una película que habla de racismo y sí es una película que habla de clasismo, pero desde otra perspectiva, desde la perspectiva del racista y del clasista, para justificar las medidas migratorias inhumanas y para justificar la desigualdad entre los humanos.

Así que no hay de que preocuparse, Jennifer McCarthy está bien, ha sido salvada por unos mercenarios gringos, como los que operan en Ucrania, que estaban de vacaciones. Jennifer termina siendo la víctima del dream de Michel Franco y por supuesto, como no era de otra forma, tendremos un final feliz porque Fernando también recibirá su merecido y se le quitará todo lo que altruistamente le fue otorgado, porque al final de cuentas Fernando le debe todo a la caridad de los más aptos.

Sinopsis: Fernando, un joven bailarín de ballet de México, sueña con alcanzar la fama internacional y vivir en Estados Unidos. Creyendo que su amante Jennifer, una mujer de la alta sociedad y filántropa, lo apoyará, deja todo atrás y escapa por poco de la muerte al cruzar la frontera. Sin embargo, su llegada altera el mundo cuidadosamente diseñado de Jennifer, quien hará lo que sea para proteger su futuro juntos y la vida que ha construido para sí misma.

Michel Franco (Director, Guión), con Jessica Chastain, Isaac Hernández, Rupert Friend, Marshall Bell, Eligio Meléndez. México, 2025.

Fotos por Eduardo Aragón, durante la Berlinale 2025.

Michel Franco

Nacido en la Ciudad de México en 1979, sus películas han ayudado a atraer la atención internacional al cine mexicano. Su película Memory se estrenó en la competencia de 2023 en Venecia, un festival que previamente había presentado sus películas Sundown y New Order , siendo esta última ganadora del Gran Premio del Jurado León de Plata. April’s Daughter se proyectó en “Un Certain Regard” en el Festival de Cine de Cannes de 2017 y ganó el Premio Especial del Jurado, mientras que After Lucia ganó el Prix Un Certain Regard en 2012. También trabaja como productor y ha producido películas como Desde Allá , ganadora del León de Oro , dirigida por Lorenzo Vigas, y Heroico , dirigida por David Zonana, que se proyectó en Panorama en 2023.

Filmografía

  • 2012 Después de Lucía Después de Lucía )
  • 2015 Crónica
  • 2017 Las hijas de Abril
  • 2020 Nuevo Orden Nuevo Orden )
  • Atardecer de 2021
  • Memoria 2023
  • Sueños 2025

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí