Tras 4 temporadas, ha terminado la serie ítalo-estadounidense La amiga estupenda, basada en la novela del mismo nombre (L’amica geniale), de la misteriosa escritora Elena Ferrante. Su realización como serie de televisión es llevada a cabo por HBO-RAI y, en estos tiempos de saturación en la oferta audiovisual, recomiendo sumergirnos en una propuesta que proyecta sinceridad en todos los sentidos.
La serie se basa en la primera novela de la tetralogía napolitana de Ferrante, convertida en un best-seller mundial, arropado por el anonimato que sigue envolviendo a Elena Ferrante, de quien Genoveva Arcaute nos dice en su reseña sobre La vida mentirosa de los adultos, su última novela:
«Elena Ferrante ha encontrado que el procedimiento narrativo tradicional, es decir la secuencia que avanza en el tiempo y ve crecer a los personajes con sus mudanzas y sus peripecias, le sirve para exponer el crecimiento de sus niñas, el aprendizaje de la observación del mundo, del barrio, la ciudad (Nápoles, siempre) y las otras ciudades a las que huyen para dejar ese barro original que revuelve el peor de los machismos con la complicidad también turbia de las hembras. Y lo que nos alienta y nos seduce es que la niña de Ferrante sale, crece, medita y actúa desde una progresiva autonomía de la subjetividad, y del crecimiento intelectual» (Arcaute, 2020).
La serie es dirigida por Saverio Costanzo, realizador ganador de un David di Donatello, con producción de Lorenzo Mieli y Mario Gianani para Wildside, Alice Rohrwarcher (Lazzaro feliz) y de Domenico Procacci para Fandango. La producción ha contado con más de 150 actores, 5.000 extras y un set de grabación de más de 200.000 metros cuadrados.
En el guion participan el propio director y la autora de las novelas, Francesco Piccolo y Laura Paolucci. La guinda del pastel lo pone Max Richter (‘The Leftovers‘, ‘Black Mirror‘, ‘La Llegada‘), el compositor de una banda sonora verdaderamente exquisita. (Cerdeño, 2019)
Ver el relato que se ha creado convertido en miniserie de televisión es un “cambio radical”, dijo la escritora italiana Elena Ferrante al New York Times. Los personajes, el barrio, “dejan el mundo de los lectores para entrar en aquel, mucho más vasto, de los telespectadores, encuentran personas que nunca leyeron sobre ellos y que por circunstancias sociales o por elección nunca lo habrían hecho. Es un proceso que me intriga”, agregó.
Para Ferrante, L’amica geniale no es una fábula, sino “un relato realista. Es la infancia la que se ve coloreada por elementos de lo fantástico, y seguramente Lila también. Por cuanto concierne a la fidelidad al libro, espero que sea en forma compatible con la necesidad del relato visual, que usa diferentes instrumentos para obtener los mismos efectos”. (Hoja por hoja, 2017).
En La amiga estupenda, las protagonistas son las pequeñas Elena y Lila que pasan de la infancia a la juventud en la Italia de los 50 y 60, haciendo de la serie un retrato histórico-costumbrista de la posguerra, en esos sitios donde la pobreza reinaba tras terminar el desfile de las balas y los tanques.
«El gran desafío de llevar a la pequeña pantalla dos personajes tan llenos de matices como Elena Greco (Lenú) y Raffaela Cerullo (Lila) era mayúsculo. Sin embargo, la elección de las actrices no puede ser más acertada: Del Genio y Ludovica Nasti, en el papel de las niñas Elena y Lila, y Margherita Mazzuco y Gaia Girace, que las interpretarán en su edad adolescente. Ellas son el alma de esta primera temporada de ‘La amiga estupenda’. Tan capaces de transmitir esa enorme complejidad que se esconde detrás de sus miradas, gestos y silencios. Todo lo que encierra su lenguaje no verbal». (Cerdeño, 2019)
Sobre la elección de las dos protagonistas, Lila y Lenú, Ferrante subrayó que “los niños actores retratan a los niños como los adultos imaginan que deberían ser. (En cambio) los niños que no son actores tienen algunas posibilidades de salir del estereotipo, especialmente si el realizador es capaz de hallar el justo equilibrio entre ficción y realidad”. (Hoja por hoja, 2017)
Lo mismo se mantiene para las actrices que dan vida a los personajes en su vida adolescente. Ninguna había actuado previamente. El resultado, en ambas etapas de los personajes, es vivo y genuino, tal como lo señaló Ferrante.
La amistad y el paso de la infancia a la adolescencia es plasmado con una sencillez, naturalidad y potencia. Por ello, Arcaute (2020) señala que la autora «logra y nos regala una experiencia de identificación» en su obra, aspecto que la serie refleja con exactitud.
«La única palabra que puede definir la amistad entre Lenú y Lila es la de real, y tanto es así que, traspasa la pantalla y llega al espectador. Una amistad verosímil que va más allá de cualquier frontera. Una relación pintada en escala de grises llena de anhelos, lealtad, afecto, competitividad, envidia, “odio”, admiración, amor o dependencia. Sin embargo, también existe ese punto de toxicidad necesario para construir esa veracidad en ese lazo de amistad que les unirá toda la vida. Ya que las grandes amistades no son perfectas, sino un compendio de montañas rusas. Ellas dos siempre se llevan en el pensamiento y son su propio mecanismo de superación». (Cerdeño, 2019)
La serie nos lleva a escenarios que se van transformando, nos pinta a modo de set el trasfondo social, histórico y cultural que se vivió a mediados del siglo XX en Italia. A la vez que nos lleva de la mano al sentir de dos chicas que experimentan el cambio en su pueblo, en sus cuerpos y, a la postre, en su amistad y sus rumbos de vida.
Otro de los tópicos centrales, es la rebelión ante el machismo propio de la época, dibujado de manera omnipresente. La manera de atajarlo por las protagonistas tiene el realismo de la rebelión auténtica. Dicha rebelión solo puede ser multifacética: primitiva, burda, inteligente, intangible, feroz, ingenua, a veces directa, otra vez librada a puerta cerrada, a mente cerrada, con muestras grandilocuentes o casi imperceptibles, tanto de Lila como de Lenú, que son antítesis de una figura femenina mayor, simbólica.
La temporada 4: el cierre de la amistad
Tras la espera, la última temporada ha llegado para hacer de la serie un ejemplo de ambientación y de cómo lograr un casting perfecto. Desde la elección de las actrices protagonistas y demás actores para darles vida en la edad adulta, vemos que la cosa pinta bien. Todas las elecciones son muy atinadas, pera la actriz que da vida a Lila adulta te deja sin palabras.
En cuanto a la historia, tenemos que decir que el regreso tras años al barrio por parte de Lenú es lo más esperado y lo mejor de todo. Aunque antes tendremos que vivir ese amor desmedido por Nino que Lenú llevará hasta las últimas consecuencias. Hoy ese amor se denominaría «tóxico», pero es retratado con tan detenimiento y hasta razonamiento dentro de la serie que lo que hace es que comprendamos tantas historias que eran el pan de cada día de décadas pasadas, y que aún siguen sucediendo.
Lo afortunado en ese tratamiento del «amor romántico» es justo que lo hace con tal realismo, con esa lupa de Ferrante que te hace cuestionarlo, por ello pides que Lenú reaccione, porque la crítica se delega al espectador. La figura de Nino no queda bien parada nunca, esa intelectualidad masculina que quiere imponerse a todo, en especial ante la intelectualidad femenina que empezaba a fortalecerse en la Italia de las décadas de los 70 y 80.
En cuanto al rol de la madre, este sigue siendo eje en la historia. Así como lo fue en la infancia y adolescencia de Lenú respecto de esa figura fuerte y, diríamos, opresora de su madre, lo es ahora la que tiene Lenú con sus hijas, primero en la infancia, en medio de esa lucha por seguir haciendo una vida profesional y el cuidado de los hijos; como más tarde lo será en la adolescencia, cuando las cosas se compliquen no solo para Lenú sino también para Lila, dentro de esa comuna dirigida por mujeres en la que habitan de su barrio napolitano.
Por supuesto estarán presentes los hilos de la mafia, del tráfico de drogas que tanto caló en la década de los 80 entre la juventud de todo el mundo, y que vemos aquí retratada en esa Italia donde la heroína tomó por asalto las venas de cientos de jóvenes, a la par que llenaba los bolsillos de los grandes y pequeños proveedores. Los Solara de la infancia y juventud seguirán fortaleciendo su brazo sombrío sobre el barrio.
Y la amistad de Lila y Lenú tejiéndolo todo. ¿Puede una amistad perdurar tras los cambios de sus protagonistas, los celos y los recelos por los amantes y por el propio ritmo de vida? La cara oscura de la fraternidad, el imán que da el cariño, la lucha por liberarse de lo que influye de manera rotunda sobre el devenir cotidiano, todo ello lo vemos retratado con delicadeza y audacia por la obra de Ferrante, primero, por la serie de Saverio Costanzo en su adaptación audiovisual.
Así pues, la serie logra llevar a la pantalla aquello que a través de la palabra escrita creó Ferrante. La amiga estupenda es, para mí, un serie genial, que logró mantenerse así en sus 4 temporadas, sin menguar en calidad en ninguna de ellas, algo admirable.
TRAILER (Temporada 1)
TRAILER Temporada 2
TRAILER Temporada 3
TRAILER Temporada 4
Bibliografía
Arcaute, G. (2020). La supermujer de Elena Ferrante en «La vida mentirosa de los adultos», en Vagabunda Mx.
Cerdeño, M. (2019). «La amiga estupenda»: la amistad más bonita, real y compleja jamás contada, en elDiario.es.
Hoja por hoja. (2020). Una amiga genial… en Tv.