Cada día que pasa observo un ritual similar. Solo en cierta medida, el arte con algunas pinceladas de creatividad me sorprende. Todos los años alabamos  en fechas exactas el advenimiento de alguna cháchara religiosa, epopeya social, aniversario fastuoso, luctuoso y la lista no termina. Nacer y morir. Festejamos dichos actos naturales como si fuesen hechos aislados.

Nos cimbramos en variadas ocasiones cuando las cosas se salen del huacal. Está  en todas partes. Aquello de que “las buenas costumbres “son la regla, han llegado para quedarse y no se ve para cuando se irán. Me levanto , me ducho , me visto, medito y observo un carril disperso , una autopista libre , un campo aeronáutico infinito, un mundo de lenguas , energías desbordadas de aquí y de allá , de un sitio a otro destino danzan sin cesar . Y, heme aquí, atrapado en celebraciones propias de cada sociedad.

Veneramos elecciones políticas, reverenciamos acciones religiosas, sociales, un día y otro también, año con año, decenio tras decenio. La novedad de esto es que no hay ninguna. Otra vez todo vuelve a ser igual. Avanzamos en la ciencia y tecnología pero nos resistimos a soltar tanto apego que traemos desde tiempo atrás. Languidecen los jóvenes. Presos están de los “smartphones”, cierto es que ya estoy llegando a los cuarentas, no obstante que ya la espalda se va encogiendo, aún tengo entusiasmo por descubrir otros ritmos, otros sitios, varios mundos dentro del ya conocido.

Mi curiosidad pues, aún sigue latiendo. Es ella más seductora  que mi apetito sexual. Las mujeres ya no representan para mí un poderoso motor que me impulse a despertar. Hay, si un extasiante  gusto por su encanto , su garbo y canto , empero , me seduce más un espíritu en movimiento  que baile , que se entusiasme  con la eterna fugacidad de todo , que aprecie los momentos más nimios , fútiles pero que también se excite ante los espectáculos dignos de alaridos y brincos en los charcos.

Ojos que brillen y que inviten a explorar, alegres, vibrantes.

El otro día me encontré a un joven de unas   diecinueve  temporadas regulares de la liga española. Lucia aburrido, serio y, en cierta medida pasmado ante la parsimonia cotidiana Charlamos un poco. Solo contestó: si, no, pues…. no lo sé.

Ignoro lo que le pregunté, eso ya es secundario. Más bien su esencia me desanimó. Para mis adentros me dije: ¡animo! Que aún se puede fracasar un poco mejor. Seguí de frente, anduve por calles, bulevares, pueblos.

En todos esos lares y pasillos la constante es la simetría, el ritmo predecible, la prosa de bostezo, los clásicos de siempre, la música reciclada, en fin que los procesos van engullendo diariamente  a procesados, seres sin rumbo, luces fundidas.

Cada vez me voy quedando más solo en esto de observar mi existencia.

Me van abandonado los bríos juveniles sexuales. Se están yendo en silencio las personas que no resisten la incertidumbre. No les culpo. El miedo se apodera de sus corazones.

Ignoran que la vida se sustenta en ese pilar, el de la incertidumbre y a su vez el de la esperanza.’ No lo creemos, o soy un chiflado que imagina todo esto, y que la vida es otra, que no accedo a ella porque estoy encerrado en un“manicure” y que todo esto que escribo no es más que una fantasía. Da igual. A veces lo desquiciado  es más genuino  que lo habitual. Al menos el primero va fluyendo mientras que el otro ya está pactado.

Todo pues es paralelo, todo se relativiza, arriba y abajo, norte y sur, Kibalion, Donald Trump, Real Madrid vs Barcelona, cada cuatro años Copa Mundial, Roland Garros, fiesta brava, aniquilación del hábitat en pos de un intento por llenar un barril espiritual sin fondo.

La gloria o el olvido tan pronto te mueras.

Un armario roto que será cambiado por un closet juvenil. El corazón de un poeta abandonado casi siempre a su “snobismo”, los hípsters, los modelitos clasistas, las redes sociales que, cada vez más nos van atrapando como pescadores a sus presas en puertos o bahías. Todo sigue igual, puro gato pardo desfila, puro pájaro nalgón, aquello de un “cambio “.

No podemos hacerlo si pensamos con las mismas herramientas de siempre. Extraño a los genios, y no los que cargan varios seres a diario, esos que aniquilan expresiones y emociones.

Si la vida fuese una petición a la carta, me gustaría pedirle que dejase semillas de mentes que se entusiasmen, que estén dispuestas a todo con tal de que los ritos, los actos, las puestas en escena fuesen más creativas, espontáneas y sobre todo impredecibles. Mentes pues, que te animasen a entrar al baile de lo que cada segundo  se inventa, reinventa o se emociona.

Imagen: culturizando.com