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La invención del alfabeto cambió la historia humana, veamos brevemente cómo se cree que ocurrió.

El hacer de figuras un medio de comunicación nos acompaña desde tiempos antiguos. La capacidad del hombre para dotar de “significado” a signos abstractos, es prácticamente ilimitada y “se puede dar por sentado que ya en el Paleolítico el hombre podía fijar cadenas complejas de información sirviéndose de signos abstractos alineados unos junto a otros, y que así lo hizo”[i].

Ahora bien, la creación de sistemas de escritura tuvo que esperar algunos siglos para su nacimiento. En el caso del alfabeto, el consenso de especialistas en historia de la escritura remontan sus orígenes a Sumeria, alrededor del cuarto milenio de nuestra era[ii]. La aparición del alfabeto supone sólo una parte dentro de la historia de la escritura, la cual abarca otros sistemas de notación gráfica, como, por ejemplo, los códices.

A lo largo del tiempo aparecieron escrituras en diversos lugares y épocas distintas, pero hay investigadores para los que el alfabeto tiene un origen único. Entre ellos está Louis-Jean Calvet, para quien el alfabeto es una creación semítica ocurrida durante el segundo milenio antes de nuestra era, aproximadamente alrededor del año 1500 a. C. El punto geográfico donde sitúa este surgimiento es en una región que actualmente correspondería a Siria, Líbano, Israel y Jordania.

El primer alfabeto de la historia del cual se conservan restos, continúa Calvet, es el del alfabeto ugarítico, aparecido por lo menos catorce siglos antes del comienzo de nuestra era en las costas de lo que hoy es Siria. A partir de este alfabeto protosemítico, derivaron el fenicio, del cual proviene el alfabeto griego, que se considera surge alrededor del siglo VII a. C [iii]. De este último derivarían a su vez el alfabeto latino, base gráfica de las lenguas romances.

El sistema alfabético procede de la escritura sumeria que fue esencialmente logográfica y en escasas ocasiones expresó signos fonográficos, es decir, expresaba ideas por medio de signos y no tanto sonidos a través de grafías o letras. Durante el tercer milenio los acadios crearon su escritura a partir de la escritura sumeria, lo cual dio paso al sistema babilonio y al canaanita cuneiformes. Tras ellos vino la escritura jeroglífica, desarrollada alrededor del 3100 a. C., donde se empleaba un sistema similar al cuneiforme, acompañado de signos logográficos simples así como de signos complejos, producto de la combinación de los simples y de la representación de un sonido junto a un indicador que determinaba el campo al que pertenecía la palabra[iv].

Al seguir este recorrido histórico en la forma de representación que tuvo la escritura, surge la pregunta sobre cómo ocurrió la fonetización en el alfabeto, es decir, cómo se fue de la representación de ideas por medio de imágenes a la representación de los sonidos de un idioma a través de letras. Esta pregunta puede llevar a libros y tesis completos, aquí anotaremos algo breve.

David R. Olson nos dice que esta fonetización ocurrió como consecuencia de los préstamos entre las múltiples adaptaciones de una lengua a otra y de un sistema de escritura a otro. “Un cambio en lo que la escritura representa es una consecuencia de adaptar una escritura a una lengua distinta de aquella para la cual fue inicialmente inventada, actividad que provocó que los logógrafos fueran considerados representaciones de sílabas, y que más tarde las sílabas fueran consideradas representaciones de fonemas”[v].

Podemos imaginar que cuando el hombre fue capaz de traducir a signos gráficos el mundo que le rodeaba ocurrió una transformación tan radical equiparable a la manifestación misma de la palabra hablada. Dicho acontecimiento revolucionó de tal manera la historia humana que hoy no es posible concebirla sin la escritura, pues debió realizar en el cerebro humano un cambio sustancial en su configuración que hasta hoy sigue rigiéndonos como especie.

 

Notas al pie

[i] Haarmann, Historia universal de la escritura, 2001, pp. 54-55.

[ii] Dentro de estos especialistas se contemplan las voces de Louis-Jean Calvet, Sampson Geofrey, Harold Haarmann, Wayne Senner o Alfred Charles Moorhouse.

[iii] Calvet, Historia de la escritura, 2001, pp. 111-114.

[iv] Olson, El mundo sobre el papel, 1998, pp. 103-104.

[v] Ibídem., p. 104.

 

Bibliografía

Calvet, Louis-Jean, Historia de la escritura, Barcelona, Paidós Orígenes, 2001.

Haarmann, Harold, Historia universal de la escritura, Madrid, Gredos, 2001.

Olson R., David, El mundo sobre el papel. El impacto de la escritura y la lectura en la estructura del conocimiento. Barcelona, Gedisa, 1998.

 

 

1 COMENTARIO

  1. El alfabeto no cambió la historia. El alfabeto INICIÓ la historia.
    Después de aseverar semejante disparate no pude seguir leyendo. Es decir, no pasé de la primera línea.

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