Hablaré de dos películas con casi 40 décadas de diferencia, que comparten tema en común, y lo más importante, representan el mismo problema: la concepción legal de la violación y la doble lucha de las víctimas, una, la presente en el terreno meramente legal, y dos, los prejuicios socioculturales en contra de la mujer en los casos de agresión sexual. Hablo de Acusados (1988), con la que Jodie Foster ganó su primer Oscar, y del documental No estás sola: La lucha contra la manada (2024). Al final del texto, agrego una cinta más: The Last Duel (2021), que nos remite a finales de la Edad Media y su relación con los tiempos actuales.

No estás sola: La lucha contra la manada

Iniciaré con la primera que vi y es la más reciente: No estás sola, documental dirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar, sobre el caso de violencia sexual de La Manada que se produjo durante los Sanfermines de 2016, en Pamplona, que, por cierto, fue la base para la serie chilena La jauría (2020). Los directores habían dirigido el premiado documental El silencio de los otros, sobre las víctimas del franquismo, así que la calidad de No estás sola ya estaba precedida por otro excelente trabajo.

Imagen obtenida de CNN

El documental retrata, desde la voz de la víctima, la violación sufrida a manos de los cinco hombres conocidos como La Manada. Se centra en el derrotero legal que tuvo que padecer dicha víctima, que, en sus propias palabras, fue tan terrible como el suceso mismo. A esto es a lo que se le denomina como revictimización, y que abordaremos más adelante. También aborda el poder que adquirió el caso a la luz de movimiento #MeToo, y de cómo el caso fue un punto de inflexión para la sociedad española sobre cómo se consignaba legalmente la violación.

Imagen obtenida de El Norte de Castilla

Y es que lo central de la lucha legal fue demostrar que había sido un caso de violación, pese a que la víctima no “mostró” reticencia suficiente (incluso un juez señaló que todo indicaba que había consentido, casi que disfrutado, el hecho), y eso hizo que, en un primer momento, el juicio declarara que los acusados habían cometido abuso sexual y no violación, lo que bajaba sustancialmente la pena en prisión, además de que era el problema principal en la búsqueda de justicia en los casos previos de violaciones en España.

Imagen obtenida de Diario Público

La pregunta, llena de indignación, que está presente en todo el documental y que formó parte del clamor en las manifestaciones era: ¿A quién se está juzgando realmente? Porque al señalar que no se había “negado lo suficiente” a quien se juzgaba era a la víctima. Algo sumamente común en los casos de agresión o violencia sexual. Sabemos la mirada, la voz que dicta y ejerce la ley.

De hecho, esto mismo lo refiere en el documental Asun Cassasola, madre de Nagore Laffage, asesinada por su novio Diego Yllanes Vizcay. Su asesinato también ocurrió en Pamplona el 7 de julio de 2008, durante los Sanfermines, y provocó una gran repercusión mediática y una intensa reacción social.

El jurado popular que juzgó a José Diego Yllanes Vizcay consideró probada su culpabilidad pero no admitió la categoría de asesinato, sino homicidio (6 miembros del jurado lo consideraron asesinato y 3 homicidio, hacían falta 7). Fue condenado a doce años y medio de cárcel. El 3 de julio de 2017, poco antes de cumplirse el noveno aniversario de la muerte de Nagore, Yllanes consiguió que se le concediera el tercer grado penitenciario, trabaja de psiquiatra en un centro privado y solo vuelve a la cárcel para dormir​ y en 2020 podrá ejercer en la sanidad pública. El asesinato de Nagore Laffage y el papel público de su madre Asun Casasola supuso el inicio de una concienciación social de tolerancia cero, no sólo con los crímenes, sino también contra cualquier acción violenta sexista.

Asun Cassasola, madre de Nagore Laffage. Imagen obtenida de El Español

Acusados 

En mi maratón del 9 de marzo, después de esta cinta, vi Acusados (1988), de Jonathan Kaplan, donde Jodie Foster encarna a Sarah Tobias, una chica que violada por tres hombres en un bar, a la vista de otros hombres más, quienes vitorean e instigan a que se produzca la violación.

Sarah denuncia la violación, pero dada su falta de “buena reputación”, nadie está dispuesto a creerle; piensan que ha sido ella quien ha provocado a los chicos. Solo una abogada (Kelly McGillis) aceptará llevar su caso, aún a sabiendas de las dificultades con las que tendrán que luchar para que los delincuentes reciban su castigo.

La escena de la violación es cruda, muy cruda, con una Jodie Foster de apenas 19 años, que mostró a la perfección la ambivalencia que suele acompañar tantos casos, como el de la chica violada por La Manada: si una mujer sale a divertirse, se emborracha, viste “indecentemente”, entonces “se lo buscó”, “lo propició”, por tanto, tiene de entrada, todo en su contra. Los prejuicios socioculturales salen a relucir por doquier con aires de estar «justificados». Esta película retrata una sociedad de fines de los 80´s, que aunque ficcionada, refleja muy bien la realidad.

Al ver ambas cintas, es impresionante observar cómo los prejuicios sobre las víctimas se repiten, cómo la pregunta es la misma: ¿A quién se está juzgando realmente? Esto nos lleva a un concepto que ha tenido mucho eco en la actualidad, y que está representado perfectamente en ambas películas: la revictimización. «La victimización primaria es una consecuencia derivada de un delito. La persona siente que son vulnerados sus derechos como persona y por ello asume el rol de víctima. La victimización secundaria (o revictimización) es la respuesta que da el sistema a una víctima. Esta respuesta hace que la persona reviva la situación traumática y vuelva a asumir su papel de víctima. Esta vez no es sólo víctima de un delito, si no de la incomprensión del sistema» (Save the Children, 2020).

Pasadas tres décadas entre una cinta y otra, si pensamos en el momento en que ocurre el caso de La Manada y los respectivos juicios y el estreno de Acusados, queda la misma indignante afirmación que acompaña hasta hoy a cientos de casos de violencia sexual: a quien se juzga realmente es a la víctima, a la mujer. ¿Qué tanto se ha cambiado en estos aspectos? Poco. Pero sí se ha hecho, se han ganado victorias allí donde se necesita, cambios en la terminología legal, que es lo necesario a nivel pragmático. Confiemos en que lo que ahora sigue siendo una lucha convulsa, contradictoria incluso, por parte las mujeres, siga rindiendo sus frutos para generaciones futuras.

Colofón: El último duelo de la Edad Media

Existe una cinta más que trata sobre un juicio sobre agresión sexual: The Last Duel (El último duelo) (2021), dirigida por Ridley Scott, y situada a fines de la Edad Media. Basada en el libro The Last Duel: A True Story of Trial de Combat in Medieval France de Eric Jager, el guion está escrito por Ben Affleck, Matt Damon y Nicole Holofcener. Matt Damon protagoniza el papel principal junto a Jodie Comer y Adam Driver, con Affleck y Harriet Walter en un papeles secundarios.

En 1386, Marguerite de Carrouges afirma haber sido violada por el mejor amigo de su marido y escudero Jacques Le Gris. Su marido, el caballero Jean de Carrouges, lo desafía a un juicio por combate, el último duelo legalmente sancionado en la historia de Francia. Los acontecimientos que conducen al duelo se dividen en tres capítulos, los dos primeros reflejan las perspectivas de De Carrouges y Le Gris, respectivamente, y el tercero refleja la perspectiva de Marguerite.

Esto es lo interesante, que nos permite ver la perspectiva de todos los implicados, siendo la de la mujer la última en presentarse, y dejando patente, mediante las tres historias, cómo se manifiestan las concepciones personales según el género. Si vemos esto a la luz de las películas antes mencionadas, veremos, sobre todo en la de No estás sola, cómo los acusados parecen repetir concepciones a lo largo de siglos.

En el juicio de Le Gris, como lo vemos en el caso de La Manada, los jueces interrogan duramente a la víctima, a Marguerite, que sigue empeñada en que Le Gris la violó. Carlos VI decide que es necesario un juicio por combate o duelo para resolver la disputa, pero Marguerite es advertida de que será torturada y quemada viva si su marido pierde.

Aquí encontramos la relación principal con Acusados y No estás sola: quien es duramente interrogada, y realmente juzgada, es la víctima, la mujer. Han pasado siglos y en el fondo la revictimización se daba entonces (aunque aclaremos que tal concepto no existía y es propio de los tiempos actuales, lo mismo pasa con el término violación y su evolución a nivel jurídico y nominativo) y permanece, pues surge de la propia concepción que se tiene de la mujer y de las convenciones socioculturales en torno a la sexualidad y los roles de género.

Claro que las cosas se han matizado, las víctimas ya no son quemadas vivas si pierden el juicio, ni se resuelve mediante un duelo entre caballeros, aunque la justicia la sigan dictando en su mayoría hombres y bajo su perspectiva, sin embargo, es evidente que, en esencia, todo juicio por agresión sexual comienza por juzgar a la propia víctima.

TRAILER: NO ESTÁS SOLA

TRAILER: ACUSADOS

TRAILER: EL ÚLTIMO DUELO

Bibliografía

Save the Children. (2020). Revictimización: ¿Qué es y qué sucede en el caso de los abusos a menores?