La jauría (2020), es una serie chilena que ha dado mucho de qué hablar tanto en prensa como en quienes la han visto. Aquí varias de las razones.

Sinopsis: Blanca Ibarra (Antonia Giesen), de 17 años, estudiante y líder de un movimiento feminista, desaparece en medio de una protesta organizada por un grupo de alumnas del colegio Santa Inés tras un supuesto caso de abuso entre un profesor y una estudiante. Horas más tarde, una grabación de la joven siendo violada por un grupo de hombres aparece online y se vuelve viral en las redes sociales. Esto provoca una frenética búsqueda para dar con el paradero de Blanca y de los responsables del hecho. (Filmaffinity)

Dirigida por Lucía Puenzo, Nicolás Puenzo, Marialy Rivas, Sergio Castro San Martín. Con guion de Lucía Puenzo, Paula Del Fierro, Enrique Videla, Leonel D’Agostino, Julio Rojas. Producto de una co-producción con FabulaFremantle Media North America, Kapow, y distribuida por Amazon Prime.

La serie retoma el caso de La manada en España para poner poner en pantalla parte de los sucesos que han potenciado la movilización feminista, tanto a nivel mundial como en Chile, en donde ha tenido un empuje muy fuerte.

«La narración adapta varias situaciones de la vida real, como las movilizaciones feministas del mayo del ‘18 en Chile y las propias en Argentina; casos como el de violación grupal perpetrada por La manada en España; el de adopción ilegal de recién nacidos por parte del sacerdote chileno Gerardo Joannon; y también el de la web Nido.org, donde 34 mil usuarios, con supuestas vidas normales, expresaban sus fantasías de tortura y humillación al género femenino, incluidas algunas líderes feministas.» (Rioseco, 2020)

Otro de los ejes en los que se apuntala la trama son los juegos virtuales, donde la exposición de fotos y videos íntimos se han convertido en material y que apenas se ha comenzado a luchar por su penalización, pues la mayor parte de ellos son subidos a la red sin consentimiento de quienes aparecen en ellos. En México, la Ley Olimpia es el precedente que ha puesto sobre la mesa la falta de un marco jurídico que aborde los delitos virtuales.

«La suma de estos hechos está puesta en pantalla en ocho capítulos, cuyo lenguaje se ubica de manera muy clara en el género policial con una tendencia leve al terror, ya que en varias escenas aparecen cuerpos mutilados y ensangrentados. Su discurso está casi al día con estos sucesos de la sociedad actual que ocurren y afectan, en este caso particular, a familias e hijos de la clase alta.» (Rioseco, 2020)

Al ver la serie, es imposible no relacionarlo con El violador eres tú, el himno feminista que nació a final de 2019 justamente en Chile (en Valparaíso) por el colectivo LasTesis, integrado por Sibila Sotomayor, Dafne Valdés, Paula Cometa Stange y Lea Cáceres: «El patriarcado es un juez que nos juzga por nacer y nuestro castigo es la violencia que no ves. Es feminicidio. Impunidad para el asesino. Es la desaparición. Es la violación», resuena el estribillo.

En Chile, a fines de 2019, los feminicidios ascendían a 41, de allí la iniciativa de LasTesis por hacerse escuchar; en México fueron casi tres mil asesinados de mujeres. Ante estas cifras escalofriantes, que tanto hincapié hacemos en que no las veamos como números sino vidas, la necesidad de series con temáticas como la que aborda La jauría, se hacen más que necesarias, obligadas, sobre todo desde una mirada femenina, como lo hace palpable esta serie baja la dirección de un equipo de cuatro donde dos son mujeres.

La serie está hecha bajo una manufactura para audiencias multitudinarias (distribuida por Amazon no podemos esperar otra cosa), esto hace que en ocasiones resulte un tanto forzada en los hilos que tejen su trama, así como recurre a lugares comunes dentro de la persecución e investigación policial, o en los perfiles de los personajes y sus motivaciones internas; pero lo relevante es que se realicen este tipo de productos y lleguen a un público amplio.

También hay aciertos que la hacen propositiva, como la manera en que abordan la intimidación masculina hacia las mujeres, sobre todo de las jóvenes, así como los móviles entre los grupos de élite y las agresiones sexuales y criminales.

El incorporar el uso de la tecnología y la virtualidad dentro de los problemas y demandas que han señalado en todo el mundo los diversos grupos feministas, es también un punto a su favor. A veces es un tanto artificioso, pero no deja de apegarse al principio de verosimilitud. Asimismo, es un manera de traer a colación temas que les interesan y en las que están plenamente involucradas las nuevas generaciones, que finalmente es a uno de los principales públicos a los que se quiere llegar.

 

Bibliografía

Filmaffinity

Rioseco, C. (2020). La jauría y el debate feminista: Una indeterminación inadecuada, en El agente.