Expats (2024), la nueva serie protagonizada por Nicole Kidman y dirigida por Lulu Wang, ha finalizado recientemente. Era una de las series esperadas en este inicio de año, y aunque ha obtenido puntajes promedio, la propuesta es sobresaliente en varios aspectos, te cuento por qué.

Sinopsis: En el vibrante y tumultuoso Hong Kong de 2014, las vidas de tres mujeres estadounidenses -Margaret, Hilary y Mercy- se cruzan tras una repentina tragedia familiar. La serie cuestiona los privilegios y explora lo que ocurre cuando se difumina la línea entre el victimismo y la culpa. (FILMAFFINITY) La serie es producida y distribuida por Amazon Prime.

Lo que me ha parecido interesante de Expats es cómo retrata los conflictos de la maternidad en distintas capas: desde la más que conocida sobre cómo se responsabiliza de la crianza a la madre por encima del padre, las convenciones culturales y la presión social por ser madres, los debates internos y externos sobre la decisión de no ser madre (con una actuación excelente de Sarayu Blue), la mujer como sostén económico en sociedades periféricas donde debido a la alta migración se dan roles de mujeres que terminan por suplir a las madres, las madres-esposas que soportan un matrimonio por coerción social.

A la par de estos tópicos, que han estado en el ojo de cada vez más propuestas audiovisuales y literarias (tanto que hay muchos hombres que dicen que ya hartaron), la manera en cómo esta serie aborda el tema de los roles femeninos en relación con la clase social y la migración, me parece lo más propositivo.

Hay quienes se quejan de haber visto ya en demasiados papeles a Nicole como una mujer privilegiada, cierto, pero resulta ser lo más congruente, aquí lo que hay que resaltar es que la serie precisamente acentúa lo que pasa con mujeres no privilegiadas ni económicamente ni respecto de su edad. Los papeles de quienes trabajan en los hogares son retratados con profundidad y de manera realista, pues pese al trato cercano por parte de sus «señoras», la serie refleja lo real: su papel subordinado es inamovible.

Incluso toca el tema de la culpa y de la fe. La culpa por no ser la madre ideal, por no ser madre, por ser o no ser exitosa, por decir la verdad, por no decirla, por luchar o no hacerlo. Culpa persiguiendo a todas las mujeres de las serie. También a los hombres, que aunque su aparición es tangencial, también se muestran llevados en medio de la responsabilidad de no haber sido convocados a ser responsables o de faltar a ello allí donde debieron serlo.

Y la fe, la renuncia a la fe por parte del personaje de Kidman, una mujer que cuestiona y reniega de un sostén externo que no le generó nada. Es interesante ver cómo la fe es encarnada por un hombre y usada como apoyo por otro hombre, y que sean las mujeres quienes la ponen en duda, quienes deciden apartarse de ella.

En fin, que no entiendo los puntajes tan bajos, bueno, sí los entiendo: quizá esperaban que todo fuera una serie más de misterio, de búsqueda, de que apareciera la mafia china, que Kidman fuera la súper mujer que encuentra pistas, que el ritmo fuera ágil, sin el toque pausado que tiene algunas veces y que da pie a la reflexión; pero justo porque la serie es todo lo contrario a lo primero que menciono es que recomiendo que la vean, ya cada cual sacará sus conclusiones. Por último, las imágenes de Hong Kong son tan espectaculares como certeras en cuanto a la relación vida-ajetreo-precariedad-contrastesocial.

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