El Festival Internacional de Cine en Guadalajara, en su edición 33, vivió lo que algunos llaman la “Guillermodeltoromanía”. Una fila enorme de seguidores esperaban desde temprano la primera Master Class que daría el cineasta, quién tras ganar dos Oscar, ha visto cómo sus fans se multiplican.
Este fenómeno ha dado de qué hablar: que si el premio es sólo suyo o que si a México y a los mexicanos les toca algo de la rebanada del pastel. Mientras los demás discuten sobre este y otros laberintos, desde una charla amena, lejos de formalidades, Guillermo Del Toro nos habla de La forma del agua, haciendo notar el gusto que le da estar entre jóvenes y hablar de lo que hace en su tierra natal, repitiendo en varias ocasiones lo importante que es no olvidar de dónde vienes.
La forma del agua tras bambalinas
Sobre su película nos dice que él buscó transmitir sensorialmente algo a través del diseño de imagen, los colores son esenciales en toda su obra. Por ejemplo lo azulejos en esta película son muy importantes, y lo han sido en otras, pienso que quizá recrean los azulejos del baño de mi abuela o de algún recuerdo de mi infancia, nos dice.
Sus personajes son también diseño puro, sabemos que en las obras del Del Toro la dirección de arte es una protagonista más. La criatura reptiliana llevó tres años hacerla. Teníamos que concentrarnos en tantos detalles, tan sólo en el rostro, mover milimétricamente los ojos podía otorgarle una personalidad que no era la que yo buscaba.
Además, la película costó 19.3 millones de dólares, pero yo quería que pareciera de 70, así que tuvimos que hacer de todo para que cada escena funciona mejor de lo que podía. Si me preguntan cómo fue que filmé varias de las escenas, por ejemplo aquella en que están en el baño flotando, les diré que lo hicimos a la mexicana: con pura maña.
En este punto habló de por qué es importante tomar en cuenta las opiniones o aportaciones de aquellos que forman tu equipo. La planeación existe para que sea posible la improvisación, tú creas un boceto que pueda ser libre. Eso es trabajar en equipo. Claro, con la condición que al final seas tú quien siempre tiene la razón. Ríe.
Más adelante, en la ronda de preguntas del público, recalcó la importancia de saber trabajar con tus compañeros. Sobre todo en un medio como el cine y con los problemas propios de la industria nacional. Mencionó que cuando logras hacer cine en México, puedes hacerlo en donde sea.
Acerca de cómo es que él crea a sus personajes o sus historias, nos dijo que si a ti no te da miedo lo que vas a filmar es seguro que no generará un impacto. Y de cómo lo que es interesante es hacer una mezcla de aquello que se supone no deben combinarse. Para hacer películas fantásticas lo mejor es ver grandes dramas, por ejemplo, porque el ver películas del mismo género para inspirarte hará que el resultado sea un eco y no algo nuevo. Entre risas agradeció sus domingos de cine permanencia voluntaria y toda la mezcla que ofrecía la televisión de su época, donde las películas de Pedro Infante se podían ver a la par de caricaturas japonesas.
Contó también sobre los momentos bisagra, aquellos donde se eslabonan las partes de la trama, parecen elementos no importantes pero lo son, son los que le dan cohesión. En La forma del agua señaló tres. El primero cuando aparece la criatura y parpadea. El segundo la escena del huevo, el momento en que la criatura sale a recogerlo y hace contacto con la protagonista. Y el tercero cuando ella se quita la bata y cierra la cortina.
Habló entonces de la construcción de sus personajes. Me choca el trasfondo de la Bella y la Bestia porque la Bella es pura dulzura sin un componente sexual, el personaje femenino de La Forma del Agua sí lo tiene, y es cabrona, es larga, piensa todo. Por su parte, el personaje de La Bestia es noble, sin chiste, aburrido. Por eso mi personaje es un dios primitivo pero también come gatos.
El público
La sala estaba repleta. El público, aunque en su mayoría eran jóvenes, también lo conformaban personas de diversas edades e incluso la actriz Angélica Aragón escuchó la charla entre el auditorio.
Muchos de los asistentes escuchaban atentos, otros no dejaban de atender sus redes sociales mientras esperaban la siguiente broma de Del Toro para reír y volver a prestar atención unos minutos más. Sabemos que la fama trae de todo. La ronda de preguntas que algunos siempre esperan decepcionantes, Guillermo supo sacarles provecho incluso a las preguntas recurrentes o predecibles.
Uno de los temas que salieron varias a veces a colación fue la relación del cine con la realidad mexicana y de los jóvenes. Sobre ello Del Toro dijo que lo realmente importante son los jóvenes. Porque en esta vida hay pocas cosas que haces y trascienden. Yo no sé quién fue Robles Gil, pero sí sé que por allí puedo dar vuelva a la derecha, así que si al pasar los años yo puedo dejar un camino que sirva para que alguien pueda dar vuelta a derecha, ya la hice.
De allí que apoyar a quienes inician en el mundo cinematográfico sea una preocupación para él. Habló de la relevancia que está tomando Guadalajara en el ámbito de la animación, por ejemplo. Talento hay, y mucho, pero resaltó que las oportunidades hay que hacerlas, debes trabajar con los recursos que tengas, hacer trabajo en equipo, lo que sí es que no podemos esperar a que el gobierno venga y nos ofrezca dichas oportunidades porque eso no va a suceder.
Otro componente para hacer algo es la rabia, no esta idea de superación madreada sino la rabia que da cuando te ponen trabas, cuando te dicen que no. Los obstáculos son el camino, dijo recordando cierta filosofía oriental.
Y aunque por él la charla hubiese seguido, con el ánimo intacto, tuvo que terminar de repartir oportunidades para hacerle preguntas. Cerramos con lo que respondió sobre la relación entre su cine y México, y recalcando lo que lo memes ya han dicho -sonríe mientras lo menciona- responde que el hecho de ser mexicano es lo que hace posible que a alguien se le ocurra hacer un personaje que es un dios del agua, al que meten en una bañera y se lo parchan, es porque eres mexicano que puedes crear algo así.
Guillermo del Toro demuestra que la calidad humana debe prevalecer ante todo. Escucharlo es aprendizaje y es disfrute, pues sabe decir cosas importantes e interesantes con gran humor y sencillez.