Resulta complejo elaborar un artículo con hipótesis de lectura (siempre parciales) en torno de poética tan frondosa y que se ha multiplicado en forma progresiva hacia varios frentes desde un eje diacrónico como la de la escritora argentina Ángela Pradelli (Buenos Aires, 1959), en virtud de que se encuentra en actividad. Pero sin afán de exhaustividad, procuraré pintar mediante algunas pinceladas, para nada concluyentes pero sí representativas, lo que considero, desde mi mirada crítica, ha puesto en cuestión Pradelli en lo relativo a diversas prácticas sociales (no solo la escritura), así como haré lo posible por dar cuenta mediante una mirada interpretativa/descriptiva de los alcances e hitos en el interior de su poética en lo relativo a sus respectivas obras, lo adelanto, de perspectiva crítica en lo referente a matrices autoritarias del poder. Este punto me interesa particularmente en ella, así como las repercusiones de sus intervenciones en el orden de lo real.
La primera novela a la que tuve acceso de Ángela Pradelli fue su novela El lugar del padre (2004), celebrada obra ganadora del “Premio Internacional Clarín de novela” (Argentina). No dispongo de un recuerdo nítido de su trama pero sí el de una cierta atmósfera, un clima chejoviano que no ponía el acento en una prosa vertiginosa desde el plano de las acciones, un énfasis en la trama, sino en una morosidad, en el ritmo y en las temperaturas, en la cadencia y en las atmósferas, en una cierta concepción del universo poético según la cual había una economía calculada. También era posible detectar serenidad en esa prosa, que quedaba plasmada en la calma. Carecía de énfasis y, en cambio, encarnaba a esos narradores que buscan más el tono menor que los grandes gestos teatrales. Como vemos, la carrera de Pradelli se iniciará, con muy buenos auspicios y una calurosa recepción. Multipremiada por notables distinciones nacionales e internacionales, mencionaré las más significativas a los fines de señalar su trayectoria. Fue finalista del Premio Casa de las Américas en poesía (1994), Premio Concurso Nacional de Poesía Miguel Ángel Bustos, Roberto Santoro, Francisco Urondo (1996), Primer Premio Concurso Avon de cuentos (1999), Tercer Premio Municipal de Novela Ciudad de Buenos Aires (2003), Segundo Premio Municipal de Novela Ciudad de Buenos Aires (2005), Segundo Premio ADEPA Asociación de Periodistas Asociados (2005), Mención Especial ADEPA Asociación de Periodistas Asociados (2007), Premio al Mejor Libro de Educación 2010/2011 otorgado por la Fundación El Libro de Buenos Aires, Primer Premio Especial Ricardo Rojas Novela 2007/2009, Ciudad de Buenos Aires, Segundo Premio Ensayo 2010/2011, Ciudad de Buenos Aires, Premio a la Mejor Novela en español publicada en 2018 otorgado por People’s Literature Press de Beijing, China por La respiración violenta del mundo (2019), Candidata al Premio Cervantes de España (2020) y Finalista al Premio Rómulo Gallegos (2020). Igualmente en lo relativo a traducciones, algunos de sus libros fueron volcados al alemán y al inglés, y en parte, al italiano y al francés. De modo que estamos hablando de una personalidad de carrera de sobresaliente de carrera internacional.
No acudiré para este recorrido por su poética a los títulos de Pradelli siguiendo una cronología estricta, una línea temporal rigurosa, porque no es esa mi intención da cuenta de su diacronía, sino, en cambio, mediante una asociación completamente libre sí seguir la que me sugiere un recorrido evocativo pero también intenso por su poética. De modo que procuraré buscar afinidades, resonancias, consonancias, encuentros, hallazgos, confluencias y, también, por qué no decirlo, disonancias en el seno de su proyecto creador. Asimismo, una progresión que lentamente se desliza desde zonas vinculadas a la escritura propiamente dicha, de la ficción en concreto, de la prosa de imaginación, hacia la educación (que siempre había estado como práctica social, no había irrumpido en la prosa en todo caso) hasta radicalizarse en un punto proyectándose hacia los DDHH. Concretamente, a la etapa de la política argentina claramente fechada del terrorismo de Estado de 1976/1983 en Argentina.
Tampoco busco aquí un abordaje analítico minucioso sino un panorama general, de catalejo más que de microscopio, acerca de los principales núcleos de significados y de sentidos que he podido detectar en varios de los libros de Pradelli (los he leído prácticamente todos y he escrito reseñas académicas o para el periodismo cultural sobre algunos de ellos, además de artículos previos). De modo que me ha sido posible establecer redes de relaciones entre algunos de ellos, ciertos vínculos, vislumbrar tensiones, de las que tomaré nota mediante algunos apuntes que me gustaría dieran cuenta de modo representativo de una poética crítica del statu quo cultural. Una poética que de modo incesante no deja de prestarse sino al desacuerdo y la rebelión. No obstante, su poética no condesciende al panfleto. Más bien se articula en torno de ciertos núcleos sémicos, como dije, que va asediando hasta encontrar un punto de máxima combustión. Entre todos ellos van configurando un dibujo, una urdimbre potente en un trabajo que no cesa que articula prácticas sociales con ideología y, concretamente, una cierta clave que desemboca en una ideología literaria pendiente de superar las expectativas tanto del mercado como de los espacios de significado que la literatura propone para instalarse en ella con comodidad. Más bien Pradelli se ubica en zonas incómodas, perturbadoras para los oídos que esperan escuchar canciones edulcoradas. Desde una perspectiva sin embargo notablemente lírica, se proyecta para organizar con ella o con otra zona de su corpus una mirada sin concesiones.
Turdera (2003), es una novela que presenta economía de recursos, una prosa llana, una vez más de orden transparente, blanca en términos de Roland Barthes, pero elaborada en simultáneo. La trama se concentra en una localidad del Gran Buenos Aires, una zona suburbana, precisamente Turdera, con instituciones públicas en crisis producto de un Estado que se desentiende de sus funciones o que da un paso al costado, desmantelado, como resultado del vaciamiento del neoliberalismo, que en Argentina cundió hacia los años ’90 con el gobierno menemista. A partir de este marco contextual por extensión la realidad social se complica, las disparidades sociales se agravan, el acceso a la riqueza es desordenado y ello introduce conflictividad social. No obstante, no estoy planteando a la pobreza como una causa necesaria de criminalidad. Sino pintando el fresco de una sociedad que acentúa sus diferencias y sus estratos en directa correlación con el desparejo acceso a la riqueza.
En esta localidad, si bien se perfilan algunas identidades nítidas, queda claro desde su comienzo que la protagonista de la novela es la propia Turdera como espacio singular por dentro del cual, como un tejido, una urdimbre, tienen lugar una serie de acontecimientos que entrelazan a los personajes, sus historias, sucesos que desestabilizan la trama, el lugar asignado a la salud, el lugar asignado a los trenes, en una decadencia descomunal y un cementerio que languidece como lo hicieron hasta poco antes de ser enterrados sus muertos. Nada menos que las fosas, ese lugar que debería estar lleno de dignidad, espacio asignado a quienes han partido.
Antes aún había sido publicada Amigas mías (2002), “Premio Emecé de Novela” (Argentina), una historia conmovedora, emotiva, de un grupo de compañeras de una fidelidad que se ha mantenido inamovible a lo largo de toda la vida. La novela, en una señalada construcción de personajes, intensifica complicidades, reivindica el lugar de la amistad concretamente del sujeto mujer como vínculo de construcción identitaria también de significados sociales, no solo de afectividad con afinidades concretas, sino de costumbres, de hábitos y de un pasado que se revive, regresa al presente, en constantes instancias de recapitulación. Salidas, secretos revelados, humor, en fin, el universo femenino en todas sus aristas tomando como punto de partida el ejercicio noble y leal de la amistad. Cada una, naturalmente, trae a la novela sus propias cavilaciones y devaneos. Sus confidencias. Y hay aquí una construcción de la feminidad concreta, de solidaridad entre pares, eso que vagamente en un conocido neologismo se emplea para dar cuenta de la solidaridad entre mujeres en un contexto de discriminación sexual y violencia patriarcal así denominado “sororidad”. Si bien para el caso no es este el punto que acentúa la novela de Pradelli, el de la violencia, sí estará muy a tono con temas que le serán caros a la autora porque los retomará en proyectos colectivos ulteriores respecto de la violencia de género concretamente hacia la mujer. Puede que esta sea la punta de un cabo que nació de una experiencia de proximidad afectiva y se proyectara luego hacia una instancia reivindicativa de naturaleza indudable.
Una de sus obras que nos introduce en otro universo de significados es Libro de lectura (2006), un conjunto de crónicas aparecidas en un diario argentino y luego compiladas en volumen, cuyo tema era la educación pública en el nivel secundario tomando como referente fundamental las adversidades que debe afrontar como un desafío en tanto que práctica social que procure, en términos ideales, la igualdad entre ciudadanos. Ya comenzaban a insinuarse allí los dos libros que le proseguirían en torno de las prácticas del lenguaje y de la educación o bien la experiencia subjetiva con él. Pradelli coordinó el Plan de Lectura de la Provincia de Bs. As., desempeñando un cargo de una enorme responsabilidad de gestión en esa área. De modo que, evidentemente, no le eran ajenos los asuntos relativos a los saberes vinculados a la lectoescritura en el ámbito de la enseñanza secundaria. Los saberes de la disciplina puestos allí de manifiestos, que más tarde se verían reflejados en sus libros posteriores, denotan conocimientos específicos en su campo de trabajo en profundidad.
Uno de los rasgos centrales del que me parece importante tomar nota de la poética de Pradelli, es que de parte de sus compases, van surgiendo emergentes que se inician de modo incipiente traducidos en temas que luego retomará profundizándolos hasta sus últimas consecuencias en ocasiones en más de un libro posterior. De modo que se introduce un coloquio intratextual en su poética según el cual los libros reenvían los unos a los otros como antecedentes o prototextos de lo que luego llegaría a consolidarse en una instancia concreta de su proyecto creador. Por otro lado, brindan a su proyecto una cohesión y una coherencia de orden incuestionable.
La Biblia según veinticinco escritores argentinos (2009), sí rompe en cierta medida con las líneas de trabajo literario que hasta el momento venía desplegando. Consiste en una antología sobre episodios del Antiguo Testamento, narrados o poetizados por autores y autoras argentinos de talla sobresaliente, preparado en colaboración con la también narradora y traductora argentina Esther Cross, que ya planteaba reflexiones en torno de otra clase de propuesta, de carácter originalísimo, en torno de los mitos bíblicos, relato y recreación se articulaban para conformar un nuevo hito en su poética, esta vez en carácter de compiladora y de prologuista (por que no agregarlo). También se trata de una convocatoria encomiable y una interpelación hacia un colectivo de colegas de excelencia con una valoración de la producción nacional sin precedentes que fue aceptada en forma unánime por todos esos artistas, casi todos de trayectoria internacional. Diera la impresión de que Pradelli y Cross hubieran elegido la voz más ajustada y más pertinente para dar cuenta de cada momento de la Biblia de naturaleza significativa.
Dispongo de un anterior libro pequeño de poesía que es de excelencia, una voz que es la revelación más clara, contundente y elocuente de un universo subjetivo riquísimo, de tono moderado, de un lirismo contenido pero siempre sugestivo. Este trabajo poético resulta evidente que entra en diálogo con una prosa cuyo aliento no desconoce esta dimensión del fenómeno literario, sino que integran prosa y poesía en un mismo proyecto articulando, como veremos, formas literarias que son o bien transpuestas o bien instalan su respiración en el seno de la prosa imprimiendo inflexiones del indudable calor que solo es capaz de otorgar y de respirar la poesía. Sin deponer su vocación de narradora, Ángela Pradelli demuestra que se puede jugar con sabiduría en dos frentes sin olvidar la especificidad de cada don. Pero al mismo tiempo jugando con ese aliento que solo otorgan a la prosa las reverberaciones de la lírica. Un rasgo distintivo de Pradelli que me gustaría precisamente destacar resulta ser este. La prosa es trabajada a partir de una labor tan artesanal como sutil con el lenguaje, atenta a su ritmo, su cadencia, sus acentos, sus segmentos tónicos.
Escribió también otra novela más extensa, Combi (2008), sobre un grupo de personas que viajan rumbo a sus respectivos trabajos a diario y que la conflictividad social ponía en una oportunidad frente a circunstancias complejas, con reacciones muy dispares por parte de cada uno de los pasajeros según ideología, temperamento y posición en el mundo respecto de su ubicación preocupada o ligera respecto de las cosas de este mundo y de la sensibilidad hacia el semejante.
Y por fin llega el tan esperado La búsqueda del lenguaje. Experiencias de transmisión (2012), libro en el que Pradelli articula pedagogía, didáctica de la lengua y literatura, teoría literaria y relatos de experiencias áulicos. Un sistema institucional con el que la escritura más salvaje choca. Por lo tanto, Pradelli resuelve el conflicto de puertas adentro del aula. Y desde los grafitti, las escrituras sobre los bancos, la poesía que se libera de modo potente adoptando el vehículo de la voz del poema leído de viva voz, el diálogo con la docente acerca de los dramáticos dilemas que debe enfrentar el alumnado, la pérdida de identidad en un universo que hiere al lenguaje, lo ultraja, lo denigra, esos espacios áulicos en los que se desenvuelve Pradelli constituyen zonas en las cuales el permiso de escribir es la puerta que la imaginación tiende hacia el permiso de vivir. En el que escribir se comprende que es reescribir. Y este es un libro en el que Pradelli desarrolla en paralelo una serie de teorías en torno de la lectura, la escritura y la literatura que se integran perfectamente con el corpus de experiencias a los que ella ha hecho referencia brindando de un oportuno contexto de naturaleza especulativa desde el plano de las ideas que enriquece notablemente la mirada sobre la lectoescritura creativa. También sobre la educación. Porque no se trata de la escritura en cualquier ámbito sino, como lo adelanté, en uno de naturaleza institucional, de orden fuertemente normativo.
Vendría luego el libro que traza un díptico con el precedente: El sentido de la lectura (2013). En él, la autora argentina solicita a distintos mujeres y varones de la cultura que se han consagrado a diversas profesiones artísticas que le refieran una escena de lectura significativa de sus vidas y tomando esa escena como punto de partida se suceden una serie de reflexiones en torno de lo que ha significado para ellos el arte de leer en sus vidas. Alterna estos relatos con otros de su biografía, su relación con escritores, sus viajes de estudio o bien de coordinación de talleres en otros países, en contextos en los que la escritura nuevamente se libera de modo descomunal.
Más cercana en la línea del tiempo, podría citar la novela El sol detrás del limonero (2016), en la cual se rompe toda convención y toda forma relativas a la prosa y a la lírica dando por resultado un libro de una radicalidad formal notable que ofrece modulaciones que desde el orden de la teoría no dudaría en tildar de desafiante. También, se trata de la novela familiar y el mito del origen de escritora del sujeto mujer que se hace cargo de la narración, además de su pasado identitario como nieta de inmigrantes italianos, cuyo camino desandará desde su ciudad en Argentina hasta el paraje italiano de Peli. Allí se reencontrará con un historia natal que a través de un conjunto de cartas facilitará el acceso para restituir un pasado que desconocía pero del que al mismo tiempo vagamente tenía una idea de conjunto, una sospecha, ideas sueltas, fragmentos, hilos que hacía falta atar, datos dispersos, información atomizada.
Hay tres libros más. Uno sobre testimonios de hijos apropiados durante la dictadura, restituidos luego, En mi nombre (2014). Y, para cerrar este díptico, su más reciente novela, La violenta respiración del mundo (2018), que transcurre precisamente en la etapa del Proceso y en la que denodadamente una abuela busca a su nieta apropiada.
Como para cerrar en lo relativo a su poética, el libro La ruta de la seda, otro poemario (lo que resulta sintomático), fino, exquisito, en el que resulta dominante el tono elegíaco por el amigo que ha partido, el escritor John Berger, quien mantenía un vínculo de amistad entrañable con la escritora, tal como ya quedó dicho. Retomando el lirismo que no abandona jamás sus trabajos, aún, lo referí, los narrativos, Pradelli se interna en zonas de la subjetividad en las cuales el juego de la estética se vislumbra por destellos en el seno del lenguaje literario devenido poema esta vez. En particular por zonas de aproximación entre aparentes opuestos que se terminan por conjugar de modo interesante. En estas palabras resumiría la poética de Ángela Pradelli, en este libro cuya “ruta”, precisamente, conduce hacia lo más sutil de la experiencia literaria en el seno del poema. Pradelli prosigue con su decisión de no distinguir o deslindar géneros o zonas de la escritura desde los así llamados géneros. Más bien muy por el contrario, predomina una misma respiración entre todos ellos.
Cerraría refiriendo, eso sí, que Ángela Pradelli ha liderado (y lo sigue haciendo) el Proyecto colectivo y plataforma cultural en Facebook “¿Por qué llora esa mujer?”. Un espacio testimonial y de denuncia, de naturaleza informativa también, de mujeres sobre casos de violencia de género. En él se ataca y se desenmascara al machismo frontalmente. Han publicado un libro digital con testimonios de mujeres en primera persona víctimas del machismo que está disponible online. Y con esta iniciativa queda claro de qué lado del mundo y de la ideología, de qué lado de la intervención en la esfera pública se ubica Pradelli. No ha venido a este mundo para encerrarse en un caja de resonancia literaria sino a plantarse frontalmente frente a la crisis del Estado, en directa relación con la crisis de la educación pública, el terrorismo de Estado, los DDHH y ahora el trabajo en torno de la violencia género contra las mujeres. Pienso que se trata de un proyecto creador destacado que traza correspondencias entre la experiencia propiamente literaria en paralelo con iniciativas críticas en tono del campo de la experiencia social. Pone en tensión la escritura creativa, que adopta potentes tonos en diálogo con la agresión al semejante en muchos casos.
Este es el paisaje primordial de la poética, los temas y los tonos que, como punto de partida (lo subrayo), señalaría aborda Ángela Pradelli. Colándose mediante prácticas subrepticias, mediante celadas, acudiendo al orden de lo clandestino, por entre discursos sociales y privados unívocos, las prácticas institucionales represivas y las lecturas lineales hasta desembocar en una economía de libertad subjetiva. A ellas Pradelli opondrá un discurso de la resistencia y una poética de la complejidad. Así, Ángela Pradelli logra que por entre sus grietas del sistema circulen voces vitales, que no pueden ser silenciadas. La palabra indómita se filtra. Y por entre esos pliegues, la realización de los sujetos y la inusitada motivación para escribir por y para su liberación, en un estremecimiento creativo, por fin es una conquista.