Chema Madoz (José María Rodríguez Madoz) es uno de los fotógrafos españoles más relevantes en la escena artística española de la actualidad. Ha sido premiado en varias ocasiones, entre las que destacan el Premio Kodak España en 1991, el Premio Nacional de Fotografía, El Premio Photoespaña y el Premio Higasikawa Overseas Photographer del Higasikawa Photo-Festival en Japón, las tres premiaciones del año 2000.
La obra de Madoz es poética pura; detallada y milimétricamente compone sus fotografías mediante objetos cotidianos que ilumina de forma impecable. La perseverancia del fotógrafo se logra a través de sus fotografías, creando universos paralelos a través de la sutileza de las cosas. Cerillas, cubiertos, libros, escaleras, árboles, gotas de lluvia y grietas de cemento son algunos de los múltiples objetos que Chema utiliza para crear sus fotografías.
Otra de las cosas que logramos identificar en la obra de Madoz es la precisión con la que logra construir sus composiciones. Es exacto, frío, calculador y más que provocar emociones o sensaciones la obra de Chema Madoz nos hace pensar y problematizar la estética de los objetos. El aislarlos y sacarlos de la cotidianeidad para encuadrarlos en sí mismos; nos habla de un trabajo fotográfico con un sentido real que sucede en un proceso donde la abstracción está detrás de toda esa construcción que ante nuestra mirada, es totalmente concreta.
El trabajo del fotógrafo español nos provoca un viaje en el tiempo y comenzamos a recordar inevitablemente la poética surrealista de Man Ray, pero esta vez y desde la lente de Chema, quién nos provoca reflexiones sobre lo real y lo virtual, lo que podemos tocar y lo que no está más que en las formas visuales de las cosas.