Big Brave. Foto: Lucía Ges

El pasado 25 de febrero, se llevó a cabo la segunda edición del Festival Adverso. Un sábado caluroso fue el que nos recibió en la concha acústica del Parque Agua Azul. Tras una espera un tanto prolongada para darle acceso al público, alrededor de las 4:10 de la tarde, comenzó a sonar la primera banda, Marlento, una agrupación tapatía que si bien ha tenido diversos cambios en su agrupación, son los mismos años los que les respaldan bajo un sello new wave y experimental que ha marcado su trayectoria. Un buen aterrizaje el que ofreció la banda dando inicio del festival.

Marlento. Foto: Lucía Ges

La estrategia del Adverso en cuanto a generar comunidad, el provocar un espacio como el del Parque Agua Azul, un lugar cálido y donde todo te hace sentir conectado, fue uno de sus aciertos, con espacios para descansar, entre los árboles y de frente al escenario, así como la proximidad, todo esto ayudó a que incluso la distancia de ambos escenarios fuera una especie de complemento o de trance en ese pequeño trayecto y breve pausa para ir de un lugar a otro a presenciar a cada una de las bandas.

Big Brave. Foto: Lucía Ges
Big Brave. Foto: Lucía Ges

Se calentaron los motores en ambos escenarios y mientras el escenario principal, que llevaba por nombre Adverso abrió con Marlento, en el escenario Diverso, los Mary’s Island, le daban un tono soft a la tarde que amenizó acordemente. Dicha calentada de motores, dejó caer a los canadienses Big Brave, con una energía inigualable, una banda que si bien también ya tiene su trayectoria, era su primera vez en México y compartieron con el público la emoción al respecto. Con un español claro y fluido, Robin Wattie agradeció a su audiencia, al festival y dijo estar disfrutando junto a los demás miembros de la banda, su estancia en México, un país con una comida deliciosa, anunció.

Cold Showers. Foto: Lucía Ges

Pasaban las 5.30 de la tarde y cada vez se veía más audiencia deambulando por el Parque, en ese ir y venir del Adverso al Diverso. Bandas como The Space Ocean, Cold Showers, Grave Mal, Dollar Selmouni, tuvieron su momento estelar, que si bien cada banda se presenta poco tiempo, la gente tiene claro a quién va a ver y dentro de sus favoritos, dan apertura a las propuestas más jóvenes o recientes. El Festival Adverso tiene varias tareas a mejorar, como en cuestiones de logística, considerar ciertas condiciones en cuanto a tiempos y ritmos, incluso con las bandas que presentan, pero finalmente la gente que acude al Adverso, sabe que resulta ser una dinámica para una comunidad que no rebota precisamente en lo mainstream.

Mooring. Foto: Lucía Ges
The Space Ocean. Foto: Lucía Ges

Al caer la tarde, se encendieron las luces de ambos escenarios, la atmósfera ya estaba al cien por ciento, la gente ambientada en tu totalidad, la energía de las bandas ya había inundado el lugar conforme oscurecía, vimos pasar también de tonos más claros a más oscuros, musicalmente hablando. Human Tetris, quienes ya resultan una banda familiar para los tapatíos, por sus reiteradas presentaciones y fueron quienes finalmente dieron paso a las grandes esperas de la noche: Health, Cold Cave y Eagles of Death Metal.

Automatic. Foto: Lucía Ges
Automatic. Foto: Lucía Ges

Las bandas estelares, como siempre sucede, son quienes inyectaron en la atmósfera una energía al por mayor. Los guitarrazos, las melenas sacudidas, las voces y la entrega con la que estas bandas han conquistado a sus audiencias con el paso de los años, hicieron que el Festival Adverso cerrara acorde a como se define el evento: Una sola comunidad y una sola manera de disfrutar la música, sin escalas, niveles, ni distinciones. Y para finalizar pero como una de las cuestiones más importantes, cabe resaltar que la presencia femenina en el escenario, sin duda fue uno de sus grandes aciertos.

Eagle of Death Metal. Foto: Michelle Freyria
Eagle of Death Metal. Foto: Michelle Freyria
Cold Cave. Foto: Michelle Freyria
Health. Foto: Michelle Freyria