Montain inmortals Yokoyama Taikan. Fuente: Sapere Aude

     Al  menos a mí me pasó así. Leí los haikus de Borges. Esa lectura es remota. Pero indudablemente dejó un sedimento del cual tuve consciencia recién cuando me puse a escribir los míos. Por lo pronto supe que un escritor argentino de talento había cultivado una composición japonesa en lengua española. Y sentí curiosidad por releerlos. Y no me sentí el único.

     Escribí cuentos y poemas orientales durante una larga etapa de mi vida, chinos y japoneses sobre todo. Pero también de India o de Turquía. Hay otros que transcurren en Grecia o bien en Rusia. Y luego llegó el momento en que me crucé con Así de simple, subtitulado 200 haikus de lo sencillo y cotidiano. Su autora, Nury Busquets, es una gran escritora y música radicada en la ciudad de Ensenada (una ciudad cercana al casco urbano de La Plata, Argentina), que había escrito este libro sin grandes gestos teatrales ni grandilocuencias. Ni abordado “los grandes temas del hombre”, con mayúsculas, sino más bien con el objetivo de volver simple lo complejo, lo difícil o lo confuso. La vida de lo menudo, de aquello a lo que poca importancia se le presta por considerárselo intrascendente, mínimo. Nury Busquets iluminaba las vidas que estaban opacadas en un cono de sombra. Se percibía allí un acabado oficio. Y ya el repertorio de sus contenidos era amplio. Yo reseñé ese libro como un primer paso. Me impresionó su poética. En efecto, la palabra estribaba en el placer de gozar de las pequeñas cosas, esas a las cuales poca gente suele prestarles atención, preocupados por otras prisas, que solían complicarles la vida. Los haikus de Nury Busquets se resisten a la complicidad con la confusión o el hermetismo. Más bien ponen el acento en una comunicación entre autor y lector que sea una conversación humilde de ambas partes. A mí me llevaron a deshacer todos aquellos prejuicios que tenía puestos como una armadura. Los haikus me condujeron hacia la condensación y la síntesis. Alejé de mí esos extensos poemas en verso libre que escribía, que a partir de este nuevo libro comenzaron a perder vigencia. Comencé a ver como una posibilidad una renovación de mi poesía. Un punto de giro. Un nuevo momento. Dejé de ver con recelo estas composiciones poéticas fijas y tan normativas. Nury Busquets también desataba los enredos que eran propios de mentes atribuladas. Escribí tímidamente algunos. Dos o tres.  Los publiqué en un blog de un Colectivo de Artes y Humanidades de Chile, Filopóiesis, reunidos junto con otros poemas breves (que no eran haikus). Y luego ingresé como miembro a un Grupo de Facebook de Haikus en español. A partir de esa motivación y con la aprobación de Nury Busquets de los que iba produciendo en mi Página de Facebook o en mi muro, me lancé a pruebas cada vez más ambiciosas. Terminé y publiqué para el 24 de diciembre de 2022 mis “Haikus de Navidad” y también más adelante escribí mis “Haikus del mar”. Estos últimos tomaban como punto de referencia al Atlántico, el mar que yo conocía y en el que había elegido para veranear. Escribí sobre él 15 haikus. Luego llegaron “Relámpagos (haikus desde Argentina)”, la tercera de las series. Y lentamente comprendí, quiero decir, caí en la cuenta, de que me resultaba un desafío apasionante y fascinante esto de escribir haikus. Explorar en nuevas composiciones distintas y distantes de mi producción hasta el momento (de la cual sin embargo no estaba arrepentido). Ingresé en un Grupo de Facebook de Poesía japonesa: Haikus en español. Luego en un segundo Grupo: Haikus y tankas en español: satori. Y también me convertí en miembro de un tercer Grupo: Sakura (cerezo en flor): poesía japonesa. Tuve que comienzar a contar las sílabas de cada verso en la medida exacta en que avanzaba en mis producciones, pero cada vez en menos. Las sílabas y los haikus comenzaron a multiplicarse en nuevas piezas que afronté. En algunas ocasiones publicaba algunos en forma individual en mi Página de Facebook. En otras en mi muro. En otras en los Grupos sobre poesía japonesa. Existían otras clases de composiciones poéticas japonesas.

Fuente de imagen: Pinterest

     Solía esperar a tener una cantidad prudente (nunca más de 15 o 20) y los publicaba en revistas de Venezuela, México, Chile u otros países cuyas revistas recibieran esta clase de colaboración. Y en los que me conocían por publicaciones previas. Mis haikus comenzaron a generar intriga porque no resulta frecuente encontrarse con poetas que los cultiven con continuidad según un patrón silábico de 17 sílabas, como prescriben sus reglas, distribuidas en tres versos, a razón de 5-7-5 sílabas.

     Me dije que así como el soneto había nacido en Italia, consagrado luego por Dante Alighieri, siendo ellos de carácter amoroso, en el siglo XIV, más tarde con Petrarca, se dispersaron por el resto del mundo occidental. Hasta llegar a América Latina. Los sonetos, que habían nacido como composiciones que le cantaban al amor, luego se habían abierto a un frondoso caudal de formas que abordaron todo tipo de temas: respecto de la condición humana, la naturaleza, los vínculos del hombre con el mundo, las costumbres o también me las ingeniaba para escribir poesía con alguna clase de componente fantástico. Si el soneto tiene sus pautas, no temía introducirme en la invención y producción de haikus.

     Por supuesto que los haikus y tankas se adaptan y se originan a partir de otro universo cultural, otra lengua, los de Oriente Lejano (matices según otro lugar y circunstancias). Emigran de un país remoto hasta alcanzar algunos la vida perenne por su talento expresivo.

     A mí el soneto nunca me interesó. No tengo facilidad para la rima, salvo dos poemas insulares, más extensos, menos fugaces, con los que practiqué la rima interna a partir de la creación literaria en torno de la poeta argentina Mirta Rosenberg.

    Lo cierto es que avisté este panorama porque había muchos lectores y lectoras a los que les interesaban mis poemas brevísimos. Aunque fueran occidentales. Y me dejaban comentarios a propósito de ellos. Un desafío a realizar. Fue así como me di cuenta de que quería formación, adquirir oficio en la escritura de haikus. Para eso lo único que nos enseña a escribir haikus es leer y lanzarnos a escribirlos de modo sistemático. Y todos los días o casi todos luego de aquel poemario de Nury Busquets, ya nada pudo detener a estas breves composiciones, como chispas efímeras en una oscuridad cuyo nombre hace falta desentrañar.

Adrián Ferrero

I.

Ave plateada.

La luz moja al gran pez

con tornasoles.

II.

La geisha lenta

cultiva sus jazmines.

Los acaricia.

III.

La mujer negra

de pie en la gramilla

canta su himno.

IV.

La viuda siente

un dulce aleteo.

Palomas vuelan.

V.

Agua rígida.

Témpanos invencibles

Llanto del mar.

VI.

Corriente feroz

para desovar en paz.

Peces en celo.

VII.

Efímero sol.

Pantalones azules.

el cauce acoge.

VIII.

Lento ruiseñor.

Colibríes suspiran

en la magnolia.

IX.

Hilachas de sal.

Suave canto del zorzal

en la salina.

X.

Levantan vuelo

las frágiles grullas.

Aire de cristal.

XI.

La noche cae.

Se derrumban los soles.

Farolas cantan.

XII.

La luz del jazmín

rebota contra mi rostro.

Espectro lunar.

XIII.

Ambición feroz

urde sus tretas sin fin.

Triunfo del ave.

XIV.

Morir de amor.

Silencio de aromas.

El primer beso.

XV.

No desesperes.

Los cobradores huyen

de tu pobreza. 

XVI.

Eclipse de sol.

Luna encendida

aroma del mar.

XVII.

El agua cubre

la noche de febrero.

Paraguas crujen.

XVIII.

Rostro pálido.

Vergüenza por comerciar.

Muerte del Libro.

XIX.

El rostro sumido

en fregar cacerolas.

El hollín vuela.

XX.

Dibujar la luna

bajo las aguas tibias

del lago sin luz.

XXI.

Ileso de sol

cometiendo proezas

el viento silba.

  

XXII.

Riña de gallos.

Antes del atardecer

sin plumas secas. 

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Nació en La Plata, Argentina, en 1970. Es Dr. en Letras por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Es escritor, crítico literario y ejerce el periodismo cultural. Publicó libros de narrativa breve, poesía, investigación, una compilación temática de narrativa y prosas argentinas contemporáneas en carácter de editor, Desplazamientos. Viajes, exilios y dictadura (2015). En 2017 se editó su libro Sigilosas. Entrevistas a escritoras argentinas contemporáneas, diálogos con 30 autoras que fue seleccionado por concurso por el Ministerio de Cultura de la Nación de Argentina para su publicación. De 2023 data su libro, Melancolía (2023), una nouvelle para adolescentes, publicada en Venezuela. Y de ese mismo año en México el libro de poesía Reloj de arena (variaciones sobre el silencio). Cuentos suyos aparecieron en revistas académicas de EE.UU., en revistas culturales y en libro en traducción al inglés en ese mismo país. En México se dieron a conocer cuentos, crónicas, series de poemas y artículos críticos o ensayos. Escribió reseñas de films latinoamericanos para revistas académicas o culturales de EE.UU. También en México y EE.UU. se dieron a conocer trabajos interdisciplinarios, con fotógrafos profesionales o bien artistas plásticos. Trabajos de investigación de su autoría se editaron en Universidades de México, Chile, Israel, España, Venezuela y Argentina. Escribe cuentos para niños. Obtuvo tres becas bianuales sucesivas de investigación de la UNLP y un Subsidio para Jóvenes Investigadores, también de la UNLP, todos ellos por concurso. Artículos académicos de su autoría fueron editados en Francia, Alemania, EE.UU., España, Israel, Brasil y Chile en revistas especializadas. Se desempeñó como docente universitario en dos Facultades de la UNLP durante diez y tres años, respectivamente. Participó en carácter de expositor en numerosos congresos académicos en Argentina y Francia. Realizó cinco audiotextos y dos videos en colaboración. Integró dos colectivos de arte de su ciudad, Turkestán (poética y poesía) y Diagonautas donde se dieron a conocer autores de distintas partes de Argentina en formato digital. Realizó dos libros interdisciplinarios entre fotografía y textos con sendos fotógrafos profesionales, que permanecen inéditos. Obtuvo premios y distinciones internacionales y nacionales.