En el marco de Encuentro Trama, edición de encuentro independiente para el trabajo artístico, escénico y documental, se presentó la obra Paisajes del Nixticuil, de Velvet Ramírez. Una propuesta escénica interdisciplinaria donde convergen los lenguajes del teatro documental, de objetos y sombras, así como la danza y la música para plasmar la riqueza natural y la problemática del Bosque el Nixticuil, un bosque primario que, por su riqueza hídrica y biodiversidad, ha sido proclamado área natural protegida, sin embargo, por su colindancia con la urbe, se encuentra amenazado por la tala, la contaminación, los incendios y el desarrollo inmobiliario.
La obra se presentó en el Teatro Alarife Martín Casillas y mientras entrábamos a la función se veía a lo lejos esa nube negra y asfixiante que corría a lo largo de la ciudad, una vez más y como cada año por estas épocas, estaba sobre nosotros el cielo rojo a causa de un incendio en el bosque de la Primavera. Vaya situación al estar a punto de ver una obra que justamente cuenta las causas y consecuencias de la contaminación, los incendios y el desarrollo inmobiliario que nos está asfixiando en todas direcciones.
Paisajes del Nixticuil es una obra poderosa y hermosa, presenta una situación compleja combinada de sutilezas sonoras, de objetos y de la propia iluminación que nos sumerge, tal cual como si nos fuéramos adentrando al bosque. Y lo más importante, desde el primer momento nos cuenta quiénes son esas personas que tienen años en defensa del bosque, utilizando su energía, sus recursos, su vida y el amor a la misma. Son ellos mismos quienes ponen su cuerpo, sus convicciones en una lucha constante, enfrentándose a administraciones de gobierno, a empresas, a particulares, que de manera monstruosa solo buscan devorar el bosque sin parar.
Cada año sucede lo mismo en la zona metropolitana de Guadalajara, a diestra y siniestra el cielo se viste de gris, ese olor a quemado que asfixia los pulmones y también la mente. Sin embargo, para la mayoría de los habitantes de Guadalajara, al volverse una constante y al no sentirse involucrados directamente con la causa, se vuelve una incómoda costumbre, porque lo soportamos, porque lo dejamos pasar o porque ni siquiera nos involucramos con lo que está sucediendo, sin embargo, Paisajes del Nixticuil, justo viene a dejarnos presente una serie de cosas que no debemos olvidar.
Como dijeron los actores al terminar la obra, cuando el público preguntó sobre la problemática y el motivo de hacer una puesta en escena como ésta, ellos comentaron que el problema al que se enfrenta el Bosque del Nixticuil es un mosntruo de mil cabezas al que es complejo atacar. Sin embargo, ante tanta indiferencia sobre un asunto que nos involucra a todos y a todas, un ejemplo de organización y de defensa del territorio lo podemos encontrar con el comité del Nixticuil, porque ante la propia adversidad del fuego y de las múltiples devoradoras del bosque hay gente que resiste, protege y defiende la tierra, la vida, la biodiversidad.
Esta obra es un reconocimiento a los que integran el comité en defensa del bosque, a: Guille, Adriana, Adrián, Sofía y a todos aquellos que no temen, que se enfrentan, porque como sociedad estamos infectados de indiferencia, de conveniencia, porque sentimos que es un problema que no nos pertenece, aunque enfrente de nosotros sólo haya un panorama lleno de caos climático, de pérdida de áreas naturales, porque nuestras ciudades se están convirtiendo en zonas verticales llenas de concreto y asfalto. Paisajes del Nixticuil, nos dice alto y fuerte lo orgullosos que debemos estar por la gente que defiende la tierra, por la gente que la trabaja sin devorarla, por la gente que la respeta, por todos aquellos y aquellas que se dejan las garras y la energía por preservar un mundo al que le prendemos fuego incesantemente.