“El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores”.

Milan Kundera en La insoportable levedad del ser

La muerte es inevitable, pero… ¿qué pasaría si supieras que un ser querido morirá pronto? ¿Lo trataríamos de forma distinta, le tendríamos más paciencia, tolerancia, respeto o al menos consideración? ¿Nos despediríamos de él de alguna manera especial para tratar de amortiguar su ausencia permanente?

De esto va Otro final, Another End, la película de Piero Messina que se estrenó el 17 de febrero en el marco de Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale) y cuyo protagonista es el carismático Gael García Bernal.

Es un filme de ciencia ficción, futurista y distópico que trata de una persona: Sal (García Bernal) que se encuentra profundamente deprimido —al grado del suicidio— por la pérdida de su esposa: Zoé (Renate Reinsve), en un accidente automovilístico en el que él iba manejando. No hay detalles del accidente, así que no podemos saberlo, pero Sal se siente culpable; y la familia de ella piensa lo mismo.

Renate Reinsve © Kimberley Ross / Película Indigo

La hermana de Sal (Bérénice Bejo) trabaja en una empresa de desarrollo tecnológico que como principal producto ofrece la posibilidad a sus clientes de simular la convivencia con un ser querido que acaba de morir, para darles la oportunidad de despedirse de mejor manera, de tener otro final. Para lograrlo, la empresa inserta los recuerdos y consciencia del difunto en el cuerpo de algún voluntario que se presta para esta situación y que se convierte en el anfitrión de la memoria y consciencia del muerto.

Mientras el consciente y el cerebro del anfitrión duermen, despiertan el cuerpo del anfitrión con la memoria y el consciente de la persona muerta, para lograr la convivencia real o casi real del difunto con sus seres queridos vivos, sólo que en otro cuerpo. La mente es la misma pero el cuerpo no.

Bérénice Bejo durante la rueda de prensa en la Berlinale 2024. Foto: Eduardo Aragón

De esta forma Sal logra reencontrarse con Zoé y pasar algún tiempo juntos, pero a Sal le gusta tanto la experiencia que se las arregla para hacer que la hermana le consiga más horas de lo recomendado de convivencia con su esposa muerta bajo este mecanismo. Hasta que suceden una serie de acontecimientos que llevarán a la película por lugares inusitados y no dejarán de sorprender a la audiencia hasta el final.

La película pone sobre la mesa, creo que mayoritariamente sin querer, problemas o dilemas filosóficos interesantes de analizar:

El amor después de la muerte

Hacer una historia de amor era la principal intención de Piero Messina. Abordar la posibilidad de que dos personas se puedan seguir amando, incluso cuando por lo menos una ha muerto. Desde luego que mientras una persona siga viva existe la posibilidad indiscutible de que siga amando a la persona querida que ha muerto hasta el último de sus días.

Piero Messina durante la rueda de prensa en la Berlinale 2024. Foto: Eduardo Aragón

El análisis se pone más complicado respecto de la persona muerta, en estricto sentido la película, en principio, no plantea ni la resurrección, ni la supervivencia de la mente o alma de la persona muerta, sino simplemente la capacidad de capturar los recuerdos y su consciencia para utilizarlos en un cuerpo distinto por un periodo corto de tiempo, solo para despedirse; en ese sentido, sería difícil pensar en el amor después de la muerte. El amor se acaba con la vida, todo se acaba con la vida.

Pero, hacía el final de la película, esta se va por otro rumbo, o por lo menos es confusa y pareciera que plantea también un tipo de resurrección de la mente o el alma en otro cuerpo. Aunque la premisa inicial no era esa, por lo que resulta contradictorio con muchos de los argumentos en los que se sostenía el guion.

En este caso estaríamos en un tipo de paradigma platónico, impulsado por el cristianismo por coincidir con su doctrina, relativo a la inmortalidad del alma y la vida más allá de la muerte; en esas circunstancias si habría la posibilidad del amor después de la muerte.

Crónica de una muerte anunciada

Otro punto importante que toca la película es cómo trataríamos a un ser querido si supiéramos que morirá pronto, es muy probable que le tengamos más paciencia y consideración, le perdonemos detalles que nos molestan para no crear un conflicto, porque sabemos que tristemente, esos detalles que nos molestan de esa persona se irán con ella permanentemente. Haríamos el esfuerzo de decirle cosas que no son tan fáciles de decir, o que no solemos decir a menudo, tratando de expresar la alta estima en que las tenemos.

Pero surge la pregunta: ¿deberíamos tolerar esas cosas que nos molestan de las personas en condiciones normales (no fatídicas)? ¿Deberíamos de expresar nuestro cariño, sin necesidad de vernos presionados por la muerte? Quizás en ese balance de la comunicación pudiera estar el éxito de nuestras relaciones personales.

Renate Reinsve durante la rueda de prensa en la Berlinale 2024. Foto: Eduardo Aragón

La lógica, la razón y la sana convivencia nos obligan a decir las cosas que nos molestan de otra persona que queremos y con la que convivimos mucho, a efecto de no terminar odiándola, así que, en condiciones normales, sería un error, tolerar algo que no debemos tolerar o darle extraordinarias concesiones a la persona que queremos. Eso no significa que debamos de dejar de trabajar nuestra tolerancia y ampliarla racionalmente lo más posible sin sacrificarnos, sin forzarnos a pasar malos ratos.

De igual forma, las muestras de cariño no tendrían que esperar al fantasma de la muerte para hacerse llegar, se tienen que decir en los momentos oportunos; porque un exceso en los te quieros y los abrazos, me parece que también los vulgariza y les quita relevancia emocional. Aunque esto también depende de cada relación y de cada integrante de esa relación.

Fotograma de la película

¿Somos cuerpo y mente o sólo mente (alma)?

¿Qué es lo que determina a la persona: su cuerpo, su mente o ambas —de momento y a efecto de no ampliar el análisis y extendernos demasiado, por mente entendamos también alma o espíritu, aunque estamos conscientes de la existencia de teoría de la trilogía: cuerpo, mente y alma—?

Y aquí cabría una pregunta más complicada pero necesaria para obtener resultados óptimos: ¿El proceso cognitivo que forja nuestra consciente, es una labor exclusiva de la mente o el cuerpo también participa en este proceso cognitivo?

Es decir, es claro que somos cuerpo y mente, pero nos referimos a la intención más metafísica de la pregunta, del concepto ser único e irrepetible que somos: ¿construimos nuestra personalidad, identidad, forma de ser y de pensar, sólo por procesos mentales o el cuerpo también participa de estos procesos de tal forma que una mente en otro cuerpo no aprendería o no construiría el ser que integran de la misma forma y terminaría siendo otra persona, otra identidad?

Si la inmortalidad del alma existe —cosa en la que no creo, pero tratando de exprimir la situación— y se puede resucitar en otro cuerpo, ¿seríamos la misma persona que en el cuerpo anterior o el cuerpo incide en nuestro consciente y subconsciente y nos convertiríamos en alguien más o para resucitar en la misma persona no sólo necesitamos de la inmortalidad de la misma alma, sino del cuerpo también, del mismo cuerpo?

Gael García Bernal dijo en la rueda de prensa posterior a la proyección de la película, que en la cultura occidental [platonizada y cristianizada, al ser el alma inmortal y separada del cuerpo] el cuerpo parecería sólo un recipiente intrascendente o con mínimo valor para la autodeterminación de nuestro ser, pero que la película trata de desafiar esta formula.

Gael García durante la rueda de prensa en la Berlinale 2024. Foto: Eduardo Aragón

Desde la perspectiva de Gael, la película le da un valor trascendente al cuerpo, más allá del recipiente, ya que cuando Sal convive con Zoé parcialmente resucitada (en mente, no en cuerpo), no la reconoce totalmente como Zoé. Sal tiene una imagen de Zoé, esa imagen que ama y extraña incluyen cuerpo y mente, no sólo mente.

Así mismo, en esta parte, pareciera que la película plantea la participación del cuerpo en la construcción del ser, de nuestra autodeterminación como personas, más allá del recipiente del alma. Después, en la película, estos argumentos cambian o dejan de tener sustento. Por eso, debido a las inconsistencias argumentativas de la película, no queda claro que la lectura de Gael sea la más correcta, porque desde mi interpretación el cuerpo termina siendo solo una vasija en la película, retomando la visión occidental cristiano-platónica del ser humano.

La película no ayuda a responder la pregunta porque desvaría. Con el objetivo de dar un final sorpresivo pierde coherencia, pero el planteamiento no deja de ser interesante. Habría que ver si alguna cultura le otorga características metafísicas constitutivas del ser al cuerpo, de tal forma que no se pueda pensar en la inmortalidad del alma, sin la inmortalidad del cuerpo al ser partes constitutivas del ser.

Pero es difícil sostener la inmortalidad del cuerpo porque está claro que se descompone, y si el cuerpo se descompone y la mente y alma no, entonces tendríamos que quitarle al cuerpo cualquier característica metafísica de constitución del ser, de participación en el proceso cognitivo de las personas, porque de ser así, la inmortalidad del alma sin el cuerpo sería imposible. Por lo que la única forma en que se puede justificar la inmortalidad del alma (mente) es despojando al cuerpo de cualquier cualidad constitutiva del ser, de tal forma que el alma se pueda reconstituir, y reconstituir el ser, sin necesidad del cuerpo, del mismo cuerpo, pudiendo utilizar cualquier otro recipiente u otro cuerpo humano.

Hay que pensar también que el ser es dinámico, evolucionamos ontológicamente y el proceso cognitivo hace que el ser se vaya desarrollando, por eso los elementos que participen en el proceso cognitivo deben ser los mismo, la misma alma, la misma mente y el mismo cuerpo. De lo contrario, si un elemento varia, estaríamos construyendo una persona distinta.

Fotograma de la película

Cabe mencionar, que la solución cristiana, hasta donde sé, es la inmortalidad del alma sin cuerpo, con lo que más que resurrección se trataría de pasar a otra etapa de la vida, paraíso o infierno (o andar penando), sin cuerpo. O forzar la cuestión de la resurrección, pero en otro cuerpo. Los budistas también, creo, que consideran la resurrección en otros cuerpos, incluso no humanos.

La importancia de la memoria para nuestra autodeterminación

El último punto filosófico que me parece importante tocar, quizás el más importante, es la función de la memoria como elemento de autodeterminación de la persona, del ser. La película, entre todas las divagaciones y a pesar de ellas, claramente, le otorga a la memoria cualidades constitutivas del ser, de alguna o de todas las maneras, somos nuestros recuerdos, somos nuestra memoria.

Esta situación me llevó a otra reflexión, que es algo que pasa en la vida real, sin necesidad de tanta tecnología: la manipulación de nuestras mentes de nuestros consciente e inconsciente, a través de los medios de comunicación o la historia oficial, la historia hegemónica de los pueblos.

¿Qué pasa si nos formatean los recuerdos? ¿Qué pasa si solo se insertan en el anfitrión los recuerdos que nosotros quisiéramos que le inserten? No insertar, por ejemplo, en el nuevo cuerpo de Zoé la vez que Sal la grito o la discusión sobre tener hijos que terminó en pleito, y tampoco le insertemos los recuerdos que la hacen querer tener un hijo, para que la nueva Zoé no quiera tener hijos (todo esto son suposiciones que no viene en la película, el objetivo es ilustrar un punto que me parece importante, que es que la memoria, los recuerdos, son la fuente principal para la autodeterminación de la personas, del ser, y construyen identidad y personalidad, y si se administran a placer se puede lograr que la persona sea como quien pueda administrar nuestra memoria quiere que sea.).

Es lo que nos pasa en la vida real, sin necesidad de tecnología, nos seleccionan los recuerdos, formatean la memoria, pensemos en la historia, la historia oficial de los pueblos, está comprobado que es manipulada por quienes ganan las guerras, por quienes ostentan el poder, para legitimar situaciones que de otra forma no se podrían legitimar ni comprenderse. La historia son nuestros recuerdos, nuestra memoria, individual y colectiva, es nuestra consciencia pasada, forma nuestra conciencia presente e influye en nuestra conciencia e inconsciencia futura; con lo que queremos decir que influye en nuestra subjetividad y particular percepción de las cosas.

¿Qué pasa con la manipulación mediática? ¿Cómo hacen los medios de comunicación para manipularnos? Simplemente nos cuentan lo que quieren contarnos, nos insertan los recuerdos que ellos quieren que tengamos y no nos cuentan lo que puede ser peligroso que sepamos para la legitimación de determinados intereses hegemónicos y para nuestra libre autodeterminación. Así, nos formamos criterios con la parte de la información que lo medios o la historiografía nos enseñan.

Por eso creemos que la guerra entre Rusia y Ucrania solo es una guerra entre Rusia y Ucrania, porque los medios de comunicación y la historia oficial se han empeñado en ocultar la injerencia de EE. UU., en Ucrania para provocar esta guerra, y por eso todos responsabilizamos a los rusos y ni nos pasa por la cabeza que también tenemos que responsabilizar a los gringos por la guerra en Ucrania, es más, para muchos incautos los gringos son los héroes de Ucrania y Europa. ¿Qué pasaría si los europeos tuvieran la información completa, la historia completa, los recuerdos completos, no sólo la parte que EE. UU., les insertó en el cerebro?

Fotograma de la película

Por eso muchos pueblos oprimidos han entendido la vital importancia de construir una memoria histórica, lo más apegada a la realidad. Por eso es importante que los reyes de España reconozcan las atrocidades que los “conquistadores” hicieron al invadir América, no se trata de resentimientos, sino de construir memoria, de reconocer lo que estuvo mal y a las víctimas; por eso es importante que se reconozcan públicamente los delitos del franquismo en la guerra civil española y después de la guerra; o que se señale a los responsables de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.

Porque mientras no se reconozcan todas estas atrocidades, no van a formar parte de nuestra memoria, de nuestros recuerdos, de nuestro consciente colectivo y los indios latinoamericanos seguirán siendo racializados y oprimidos por su etnicidad, y no faltará un desgraciao que diga que le debemos de agradecer a España la imposición de otro idioma y otra religión a sangre y fuego; o los franquistas podrán seguir afirmando, infamemente, que se vivía mejor con Franco, o se podrá seguir sosteniendo la falsa idea de que el Ejército mexicano es bueno y está para defender a su pueblo.

La memoria nos construye como personas y como pueblos y los recuerdos y la memoria se pueden tergiversar de tal forma que influyen en nuestro consciente, subconsciente y nuestra autodeterminación.

A pesar de las incongruencias argumentativas, la película en términos generales es buena, las actuaciones son buenas. Aunque el argumento es medianamente sólido, no sé si por ser ciencia ficción se pueda omitir el rigor en la coherencia de la trama. Hay algunos vacíos y hasta contradicciones que no se explican fácilmente, de hecho, la única explicación es lograr que el final sea inesperado.

Siendo detallistas hay una incongruencia en los españoles, Sal y su hermana son hispanoparlantes, entre ellos hablan en español, pero Sal tiene acento mexicano y su hermana de algún lugar de Sudamérica, lo cual podría ser una incongruencia.

Estamos frente a una película que tiene como principal objetivo su comercialización internacional, por ello, en la selección de actores, los perfiles no se ajustan idóneamente a la historia —es decir hay fallas en el casting—, lo cual puede ser atractivo para la taquilla pero no deja de demeritar su consistencia artística. También la cuestión filosófica es un afortunado accidente, no hay ninguna intención en el director en hacer estos planteamientos.

La película tiene un final que sorprenderá a todos sin excepción, y quizás llegar a este final hace que todo pierda sentido.

Gael García durante la rueda de prensa en la Berlinale 2024. Foto: Eduardo Aragón

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