En la edición 35 de la Feria Internacional de libro de Guadalajara, se presentó la mesa Libres de ser, como parte del foro De muro a muro 2021. Los panelistas Alejo Schapire, Mónica Tapia, Alejandro Madrazo y Naief Yehya, conversaron por medio de las interrogantes de Emilio Lezama, moderador de la mesa.
Nicolás Alvarado fue el encargado de dar inicio a la mesa dentro del foro que ya se ha convertido en un clásico: De muro a muro. Tras ello, Emilio Lezama hace una breve presentación de los ponentes e inicia con interrogando acerca de la libertad. Señala a Giordano Bruno como un pensador que habló de la liberación de la mente y que terminó aterrizando el concepto dentro de una búsqueda de la libertad religiosa. En los tiempos que corren, la gran teoría de la libertad se ve rebasada hoy, así que lo primero es hablar de la libertad tras la pandemia, el segundo tema es el de la tecnología y el tercero es la libertad sexual.
Alejo Schapire comienza señalando que las libertades que le entregamos a los gobiernos es algo contrario a todo lo que veníamos ejerciendo. Le entregamos la libertad de circular, de estudiar, de simplemente caminar por la calle. Y de repente, incluso nos encontramos con iniciativas que rayan en la ultraderecha. La pandemia está poniendo sobre la mesa problemas que antes se percibían muy abstractos y ahora están ocurriendo.
Mónica Tapia inicia su participación diciendo que la pandemia, como dijo Alejo, puso en la práctica lo que solo era abstracto, y lo vincula con la libertad positiva y la negativa. Cómo respetamos la interacción con desconocidos, y a la vez cómo se crea algo en común para garantizar el desarrollo social y también darle acceso a la salud a las personas más marginadas. No solo es crear condiciones de libertad para los grupos de élite.
Por su parte, Alejandro Madrazo habla del estado de la libertad tras la pandemia e indica que cuando ocurre un suceso excepcional las sociedades y los gobiernos deben hacer un paréntesis, e incluso arrasar lo que se había establecido hasta entonces. Las epidemias justo hacen eso, nos recuerdan que aún hoy es posible vivir esas excepciones. A nivel legal eso está establecido. En mi opinión, lo peligroso no que se establezcan mecanismos excepcionales, sino normalizar dichos mecanismos excepcionales y coyunturales y se vuelva parte estructural del Estado. Hacer el seguimiento del continuum es muy difícil. Daré el ejemplo de la militarización que ocurrió hace 15 años en el país, y cómo lo que era una excepción se normalizó. El normalizar la militarización en el país es lo que es peligroso, esa es la permanencia y normalización de lo excepcional.
Toca el turno a Naief Yehya, quien señala que previo a la pandemia ya estaba todo vigilado, rastreado, el problema es que, aunque la pandemia es algo real, la politización de esta realidad es lo catastrófico, porque la pandemia puso en evidencia la terrible manera de abordar el problema. La pandemia nos llevó a una fisura que ya estaba en marcha, pero que se maximiza y de la que ya no tendremos marcha atrás.
Lezama pone sobre la mesa la narrativa de lo políticamente correcto, antes de darle de nuevo la voz a Alejo, quien trae a colación a China en relación con las libertades y con cómo el gobierno las coarta. Y lo vincula con el surgimiento de la pandemia en esta parte del mundo. También menciona que la idea de la censura ha cambiado, y las redes han tenido mucho que ver. Las viejas instituciones incluso han sido superadas, y una nueva casta dirige la nueva norma: activistas, docentes e intelectuales.
Mónica habla si de la voyeurización que ha generado la tecnología, pero también las posibilidades que esto dio, por ejemplo en la docencia durante la pandemia. Cierto que también la tecnología ha fragmentado las narrativas tradicionales, que están generando todas estas burbujas virtuales, algo que también fragmenta la opinión pública y, por tanto, impide consensos.
Alejandro habla de cómo la tecnología siempre ha sido clave en la mediación de la libertad, sobre todo, de la libertad de expresión. Cuáles son los límites, los parámetros para delimitar la libertad de expresión. Al respecto, señala las asimetrías en las relaciones de poder y la libertad de expresión. Y es que no olvidemos que la tecnología va más rápido que su paso por el ámbito legal.
Naief retoma elementos dichos por los demás ponentes para recalcar que internet no fue pensado para postear gatillos y pornografía, pero se dio. Y de manera idílica pensamos en la horizontalidad de poder que en sus orígenes planteó internet. Sin embargo, la estructura era muy endeble comparado con lo que más tarde se convirtió. Los espacios del deseo se convirtieron de pronto también en espacios donde todos los traumas nos cobran muy caro. «La información quiere ser libre «, ese era la máxima de internet en sus inicios, pero era algo demasiado difícil de lograr o de mantener, y justo nos pasa factura ahora, porque hoy se está devaluando el conocimiento.