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1º.- Confusión entre causa y motivo

La confusión entre “causas” y “motivos” es debida, generalmente, a un problema del lenguaje, pues es frecuente utilizarlo de forma imprecisa. No obstante, resulta inconcebible, pues la distinción es cosa de cultura general y, además, la vemos casi todos los días en cualquier película de crímenes, en la que la policía debe demostrar cómo murió la víctima (estrangulada, apuñalada, tiroteada…) y por qué el asesino la mató (por celos, por venganza, para robarla…). Causas y motivos son cosas diferentes, cuestión distinta es el uso que se ha hecho de esos términos. Y hablando de películas, no creemos,  como dicen en ellas, que, si el sospechoso tenía  motivos, medios y oportunidad, eso sea suficiente para acusarlo de un delito. Esas son condiciones necesarias pero no suficientes. Lo necesario y suficiente es probar la causalidad, es decir, demostrar que hay una relación entre los actos de una persona y los hechos que se investigan o juzgan.

En cuanto a nuestra cuestión, encontramos un filósofo que discute la diferencia que hace Schopenhauer entre casusas, motivos y estímulos. Y a un diletante que dice que no hay motivos para matar a una mujer. Pero sacar una cuestión semántica para llevarla al campo político no es muy razonable. El asesino tiene que tener motivos para hacer lo que hace, o no lo haría,  otra cosa será si a la sociedad le parecen suficientes.

Tima Miroshnichenko

Ya la propia definición del diccionario de la RAE para “motivo” induce al error: “Motivo: 2. m. causa o razón que mueve para algo”. Yo puedo tener motivos sobrados para demandar a alguien, porque me ha robado, pero, sin embargo, decido perdonarlo. Es decir, hay casos en que la existencia de motivos no implica ninguna actuación, porque, como en el ejemplo que hemos puesto, puede haber otros motivos más importantes para no hacerlo o por la imposibilidad de ejecutar su decisión.

Por otra parte, ese diccionario de la RAE, respecto de la “causa”, dice: “Causa: 2. f. motivo o razón para obrar”.

Y sobre “razón”: “razón 5. f. Motivo (‖ causa)”.

Nos encontramos ante definiciones circulares y, por lo tanto, causa, motivo y razón, serían sinónimos y no aclaran lo suficiente. Pero, es más, la RAE, también, define “causa” como fundamento (en su primera acepción): “Causa: 1. f. aquello que se considera como fundamento u origen de algo”. Y acabaría por borrar completamente la necesaria distinción teórica al tatar sobre sobre la  causalidad entre fundamentos, causas, razones y motivos. Y lo mismo se puede decir respecto de hechos actos o sucesos, que, fuera de ese campo, pueden considerarse sinónimos.

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2º.- Confusión entre causa y razón

Para entender la cuestión de los motivos debemos distinguir entre el acto previo que ha dado lugar a mis motivos y los actos que se derivan de esos motivos. Si tú me agredes, ese acto puede dar lugar a que yo tenga motivos para defenderme y realice otro acto de agresión para defenderme o para vengarme por el daño sufrido.

Se suele criticar la teoría se Schopenhauer porque, dicen, no está clara la diferencia que hace entre causas y razones. Nosotros la defendemos porque entendemos que causa es el acontecimiento que dará pie a que se produzca un efecto, y razón es la explicación de por qué ese hecho provoca ese efecto:

La piedra cayó al suelo porque Juan la lanzó, esa sería la causa. La piedra cayó por efecto de la gravedad, una fuerza de la naturaleza, ese sería el fundamento. La piedra cayó porque la tierra tiene mayor masa que ella y la atrapó en su campo gravitatorio, esa sería la razón. El motivo que tenía Juan para tirarla era ver cuán lejos podía llegar.

Los motivos son el origen de una acción, pero no son la acción. La causa será, en su caso, esa acción. La razón no sería origen de la acción, sino la explicación lógica de los efectos que produce. El fundamento ha de ser una fuerza detrás del mundo material, la gravedad, la evaporación, la sublimación, la elasticidad, el magnetismo, la electricidad…

Tima Miroshnichenko

La RAE nos da a entender que todos esos términos son la justificación para hacer algo, porque da a los términos que define el mismo significado. Por el contrario, en cuanto formas de conocimiento, serían la explicación de un mismo acontecimiento desde distintos puntos de vista y serían cosas diferentes.

Por lo visto hasta ahora, nosotros diríamos que los motivos son aquellas consideraciones que pueden llevar a un hombre a tomar una determinación, y añadiríamos que cada uno de los términos que analizamos ofrece una explicación de la realidad: la realidad trascendental, la realidad material, la explicación lógica de los efectos y las necesidades del sujeto.

No podemos admitir que a los motivos se los defina como causa o razón  que mueve a hacer algo, pues causa y razón tratan sobre el acontecimiento, no sobre la necesidad del autor de realizarlo. La causa y la razón del acto previo podrían ser el origen de los motivos para la respuesta, pero no pueden ser motivos ya que esos términos refieren otras cosas.

Long Tang

3º.- Uso limitado de “causa”

A diferencia de la causa de la acción previa, que puede dar motivos al sujeto que responde para realizar un acto propio, la causa  de la respuesta (que es lo que interesa aclarar), se debe entender como aquellos cambios que van a modificar el estado de las cosas, es decir, “causa” solo es “causa física”. “Causa”  como “causa psicológica” nos llevaría a una tautología ya que diríamos que el motivo, que es algo mental, es una causa psicológica, es decir, que el motivo es un motivo.

Además, si yo he sufrido un daño puedo querer vengarme y el acto que realice no tendría su origen en el daño que yo sufrí, sino en el deseo de venganza que ese daño me ha producido. Para entenderlo mejor, si yo he sufrido un daño, no necesariamente desearé vengarme. Otro ejemplo, si alguien me agrede y yo me defiendo, mi respuesta no está motivada por la agresión sufrida, sino para no sufrir más daño o, de nuevo, por venganza.

No es posible confundir lo que es una “causa” con un “motivo” leyendo a Schopenhauer, que dice que la serie de causas y efectos es infinita, pues no cabe concebir una serie infinita de motivos de motivos.  Por lo tanto, “causa” solo es “causa física”.

Nos dice un filósofo que causas, estímulos y motivos son de la misma naturaleza, porque  el movimiento del cuerpo es efecto de un cambio en el cerebro que resulta de la aparición de estos “agentes”. Pero, incluso, si así fuera, serían dos cosas diferentes e independientes, pues el motivo para obrar, como hemos dicho, puede anularse por otro más poderoso, por la imposibilidad de realizar el acto o  porque el afectado no considere dar respuesta. Y, por otra parte, si me empujan por un acantilado, los cambios en mi cuerpo no son, en modo alguno, consecuencia de un cambio en mi cerebro sino efectos de una fuerza exterior (y estaríamos hablando la intención y del acto previos de un tercero).

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Entendemos que esa persona piensa que, una vez recibido un estímulo o creado un motivo, el sujeto actuará inexorablemente, por lo que el usa el término “naturaleza, con el significado de la “misma cosa”, mientras que nosotros le entendemos como del “mismo grupo”. Por ejemplo, causas y motivos pertenecerían al grupo de los factores relacionados con el conocimiento, mientras que los estímulos pertenecerían al de los “catalizadores, que, en nuestro caso, más que acelerar un proceso, lo provocarían.

En la naturaleza existe la materia inorgánica y la orgánica, y, en esta, distinguimos: vegetales, animales inferiores y seres superiores. En ellas, podemos ver fuerzas materiales, vida, razón y consciencia.Al conjunto de todas ellas, las denominaremos fuerzas naturales, a las que uniremos la materia, el espacio y el tiempo, como la verdad última del mundo.

Con las causas posibles de producir cambios podemos construir una serie, que estaría formada por los distintos tipos de “acontecimientos” susceptibles de provocar cambios, cuya denominación cambiamos según cuál sea su origen: fenómenos naturales (la electricidad), sucesos, (cambios producidos por la vegetación (los árboles dan frutos)), hechos (producidos por los animales (un león se come una cebra)) y actos (acciones humanas).

Tima Miroshnichenko

4º.-  Catalizadores 

Como decimos, la serie de causas y efectos es infinita, pero, generalmente, se entiende por causa el último acontecimiento que produjo algún cambio. No obstante, es interesante y necesario analizar de qué forma se producen los efectos.

Los acontecimientos (fenómenos, sucesos, hechos y actos) pueden dar lugar a que se produzcan efectos de diversas formas, y esas formas podremos agruparlos en otra serie que explicaría el “origen” de los acontecimientos, que se producirían por   fuerzas materiales, estímulos, instintos, y conveniencia. Como vemos, en esta serie encontramos los estímulos, confirmando que estos no son de la misma “naturaleza” que los motivos.

Las causas materiales producen cambios en los cuerpos y son ajenas a las consideraciones de las cosas alteradas, ya sean orgánicas o inorgánicas. Los estímulos producen cambios en los organismos pero por una reacción prevista (las flores se abren con el sol). El instinto produce cambios en las conductas (los animales huyen cuando oyen ruidos). Y la conveniencia provoca acciones para satisfacer el interés del actor que es el origen de sus motivos.

Maksim Goncharenok

5º.- Conclusiones

Los motivos pueden ser racionales (mato para robar) o irracionales (mato en un ataque de ira). Por lo tanto, la razón sí podría dar lugar a la aparición de los motivos, pero de la misma forma que una causa, creando motivos, si con esa razón se concluye que el sujeto puede obtener una ventaja o un beneficio, o satisfacer una necesidad o un interés. Ahora bien, no debemos confundir este “origen” del que hablamos cuando decimos que tal o cual cosa es el origen de una acción, con el “fundamento” de los acontecimientos. “Origen” sería un término “neutro”, en estas consideraciones, que estaría por encima de todos los términos vistos y explicaría qué consecuencias se producen en cada uno de los casos, es decir, en los fundamentos, las causas, las razones y en los motivos, ya que, respectivamente, guardan relación con  los efectos, los acontecimientos, la explicación de los procesos y la provocación de acciones.

En la causalidad diferenciamos, necesariamente, causas y efectos. Pero empecemos por aclarar que todo objeto es consecuencia de una materia y de una energía y que ocupa un lugar en el espacio durante un tiempo, y que ese objeto acaba cuando otra fuerza se apropia de su materia y la trasforma. Si yo prendo un papel, el papel arderá y se convertía en cenizas y se entenderá como efecto de mi acto, lo cual no es exacto. Mi acto es la causa del subsiguiente efecto, pero no produce “efectos”.

Ricardo Cristian

Porque ¿Qué originan las fuerzas naturales? Respuesta: efectos. Pero, si llamáramos causa a aquello que produce un efecto, causas y fundamentos serían la misma cosa, pues ambos producirían lo mismo: un efecto. Si yo pego fuego a un papel, el papel se quemará, y parecerá efecto de mi acto. Pero, en realidad, el papel arde por efecto de la combustión. Lo que ha hecho mi acto es poner el papel bajo el influjo de esa fuerza natural, que es la que ha producido el efecto. “Causa” es solo la descripción de una parte del proceso de la causalidad, o sea, del acontecimiento (cualquiera que sea su naturaleza) que pone una cosa a meced de una fuerza, mientras que el “efecto” posterior le crea la fuerza elegida. La razón en este caso, sería que se ha acercado un fuego a un material combustible y ha provocado su combustión.

Cuando queremos saber acerca de una cosa, la explicación debe remitirnos a algo que ya no ofrezca dudas:

‒ Si entendemos que los efectos los producen las fuerzas naturales, encontraremos los fundamentos.

‒ Si entendemos que los acontecimientos ponen al objeto a merced de una fuerza, tendremoslas causas.

‒ Si somos capaces de explicar con la lógica los cambios en los objetos, tendremos las razones.

‒ Y, si entendemos por qué el hombre hace lo que hace, tendremos los motivos.

Es decir, tendríamos la serie principal del conocimiento: fundamentos, causas, razones y motivos. Y la serie de las manifestaciones reales: efectos, acontecimientos, explicaciones y consecuencias.

Téngase en cuenta que solo los seres racionales tienen motivos, ya sean racionales o irracionales, pues, en ambos casos, son conscientes de ellos, pero que la mayor parte de los acontecimientos del universo carece de motivos ya que las fuerzas naturales son ciegas y actúan sin una finalidad determinada.

El análisis que hacemos de estas cuestiones no cambia  por la falta de motivos en los fenómenos o sucesos del universo. La única consecuencia que se deriva de ello es que no habría ningún acto previo que determinase ningún motivo, ya que los actos y los motivos pertenecen al ser racional. Si un meteorito se estrella contra la tierra, el fenómeno carece de motivos, solo habría una causa, que las trayectorias de ambos cuerpos se cruzaron.

El cuadro resumen de las distintas series que hemos tratado le mostramos a continuación: