El pasado jueves se vivió con gran efervescencia la presentación de Enrique Bunbury en el Auditorio Telmex. La gente estaba lista desde que dieron la tercera llamada y no se hizo esperar, a los pocos minutos salió, saludando a su público, sonriente. La primera canción fue La ceremonia de la confusión de su nuevo álbum, Expectativas. A lo largo de toda la noche no dejaron de cantar ni una sola rola en ningún momento y de repetir su nombre al unísono.
De Expectativas sonaron varios temas como La actitud correcta, Parecemos tontos o Cuna de Caín. Sin embargo, el setlist abarcó un poco de toda su larga trayectoria o como el mismo lo dijo: “Haciendo un recorrido a la prehistoria” soltando cuatro canciones de los Héroes del Silencio: Maldito duende, Héroe de leyenda, Tesoro y Mar adentro.
Más allá de sus detractores o de sus fans enloquecidos que se multiplican sin cesar, Enrique Bunbury hace una conexión genial con su público, sabe como plantarse en el escenario y ser él mismo el espectáculo; sumándole a ello su voz inconfundible y esas letras que llegan directo a las emociones.
Deslizándose de un lado al otro lado del escenario, a lo largo de toda la noche fue soltando su repertorio con canciones como: El rescate, Hay muy poca gente y De todo el mundo llegando a cada rincón de la memoria de los asistentes. A Bunbury le gusta acercarse, estar en contacto con la gente y tan es así que en un par de canciones no dejó de irse por en medio de las filas para cantar al lado de sus fans. Fue un éxtasis total para quienes lo tuvieron cerca.
A la hora y media de concierto, cuando terminó de cantar Maldito duende se despidió presentando a sus músicos, sin embargo todos en el anfiteatro permanecieron en su lugar porque sabían que volvería y volvió con ganas porque se plantó en el escenario media hora más soltando los temas más bohemios y con los que vibró la audiencia. Dejó caer rolas como De mayor, Infinito, El extranjero y Lady Blue, con la que se despedía después de dejar al público realmente contento pero un público que no dejo de pedir otra, otra y otra…Bunbury venía a complacer y a complacerse, por lo que le pidieron otra y la cantó, cerró con La constante agradeciendo la energía, la magia que se soltó a lo largo de todo el concierto y deseando volver pronto a tierras tapatías, donde no queda duda que se la pasa de maravilla.