A la fotografía documental se le piensa en blanco y negro, porque además de ser parte de su fuerza y encanto, esa era la naturalidad del medio. A la fotografía en color se le atribuyeron otras connotaciones que estaban ligadas a lo popular, común y barato dentro de la fotografía, mientras el arte fotográfico se seguía produciendo en blanco y negro. El instante decisivo de Cartier-Bresson era filosofía pura de la imagen, reflejada en la técnica de su trabajo fotográfico.
Sin embargo, la fotografía callejera de Joel Meyerowitz (Nueva York 1938) rompió estos esquemas, en donde el blanco y negro estaba restringido a la fotografía documental. Para comprender lo que hizoJoel Meyerowitz, debemos pensar en el contexto posterior a la segunda mitad del siglo XX, ya que ahora con la fotografía documental y con la “post-fotografía”, como la llama Joan Fontcuberta, pensamos al medio y a la obra de forma totalmente distinta.
Cuando Meyerowitz comenzó a trabajar la fotografía a color para documentar lo cotidiano, lo que sucedía en las calles, lo urbano, los accidentes, los transeúntes caminando o cruzando una calle, el derribo de las torres gemelas, algún atropellado en la calle, un coche cruzando una avenida; la fotografía como documento social estaba ejecutándose en toda su razón de ser, y no por los colores saturados o por los grandes planos y los horizontes perfectamente controlados, sino justamente por lo contrario, por esa soltura con la que el fotógrafo capturaba a su paso lo que se encontraba, lo que miraba, lo que le llamaba la atención.
Meyerowitz en su obra fotográfica ejecuta lo contrario al instante decisivo de Cartier-Bresson, él no observa la escena mil minutos antes de hacer click con su cámara, sino que en constantes disparos advierte lo cotidiano. Sus fotografías son la mirada a cada paso, donde congela momentos que para muchos, sino son las grandes noticias, pueden pasar inadvertidos. Es allí donde reside la fuerza de su fotografía: en la capacidad de empoderar lo cotidiano, ahí donde no sólo se derrumban torres, se incendian construcciones o se recogen pedazos de carros destruidos sino también donde caminan dos amantes por la calle de la mano, un puesto de helados en la esquina de una gran construcción, unos banquillos frente al mar o donde están un grupo de mujeres esperando ser atendidas en la estética. Eso que es la vida en su sencillez.
Joel Meyerowitz nació en Nueva York en 1938 y estudió arte e historia del arte. Tras ver una fotografía de Robert Frank en la que captaba el instante de un tiroteo, abandonó su trabajo como publicista para dedicarse a la fotografía. Desde entonces supo capturar con su lente la vida cotidiana estadounidense.
A continuación les dejamos una muestra de su obra.