RAÚL BRIONES CARMONA
Su preparación en el Centro Universitario de Teatro (CUT) de la UNAM, lo convierte en uno de los actores contemporáneos más versátiles y mejor preparados. Destaca por su profesionalismo y contundencia en cada uno de los personajes que interpreta.
Enlista importantes títulos de la industria, en participaciones para cine y televisión. Para la pantalla grande, ha participado en filmes como “Güeros” (Dir. Alonso Ruizpalacios), “Paraíso Perdido” (Dir. Humberto Hinojosa), “Los Adioses” (Dir. Natalia Beristain), “Ocho de cada diez” (Dir. Sergio Umansky), “Amores Modernos” (Dir. Matías Meyer), “Asfixia” (Dir. Kenya Márquez), “Te llevo conmigo” (Dir. Heidi Ewing), “El Hombre Búfalo” (Dir. David Torres), “Estanislao” (Dir. Alejandro Guzmán Álvarez), “Una Película de Policías” (Dir. Alonso Ruizpalacios), “El Norte sobre el Vacío” (Dir. Alejandra Márquez Abella), “Luna Negra” (Dir. Tonatiuh García) y “Fiesta en la Madriguera” (Dir. Manolo Caro), entre otras.
Su trabajo ha sido reconocido ampliamente entre el gremio y con la crítica especializada. La cinta “Asfixia”, que protagoniza, le ha hecho acreedor a nominaciones al Premio Ariel y a las Diosas de Plata en la categoría de Mejor Coactuación Masculina, así como el Ojito a Mejor Actor en el Festival internacional de Cine de Morelia, en 2018. “Una Película de Policías” es otro de los títulos que ha marcado la carrera de Raúl, haciéndole acreedor al Premio Ariel como Mejor Actor en 2022. Su tercera nominación a los galardones llega este 2023, en la categoría de Coactuación Masculina por su trabajo actoral en “El Norte sobre el Vacío”.
En televisión lo hemos visto en proyectos como “Crónica de Castas” (Canal Once), “La Hermandad” (ClaroVideo), “La Balada de Hugo Sánchez” (Netflix), “Club de Cuervos” (Netflix), “La Templanza” (Prime Video) y “Los Enviados” (Paramount+).
En teatro ha participado en obras bajo la dirección de Luis de Tavira, Daniel Giménez Cacho, David Gaitán, Mario Espinosa, Alonso Ruizpalacios y Alberto Villareal.
La entrevista
En entrevista para Imcine, Janethe Juarez, directora de Un mundo mejor (ganadora a Mejor película del Festival Internacional de Cine de Monterrey), señala que tú estuviste muy entusiasmado e involucrado desde el inicio, incluso en el proceso de selección de los niños para la película, ¿nos podrías contar de eso?
Raúl Briones: Sí, justo tengo un compromiso cada vez más consciente y trato de hacerlo más presente y tomar más cartas en el asunto en torno a la descentralización en general. Y es que la centralización luego impacta en proyectos, por ejemplo, para mí fue bien triste no poder estar en una película en Guadalajara que se llama La eterna adolescencia, de Lalo Esquivel porque al final no salió el estímulo y se nos recorrieron las fechas, así que no pude estar. Y es que obviamente al interior de la república el presupuesto es paupérrimo en comparación con los los presupuestos que se manejan aquí en la Ciudad de México, de modo que yo siempre he tenido la postura: dependiendo del sapo la pedrada. Afortunadamente me ha ido cada vez mejor a nivel comercial, he podido filmar series para Netflix, para Amazon, para Disney, entonces eso me ha ido dando la oportunidad de capitalizarme un poco y ya no vivir al día, sólo así es que yo puedo empezar a tomar decisiones que tienen que ver más con mi postura como artista y como ser humano en el medio. Y en el caso de Un mundo mejor es eso.
La propuesta llegó en un momento bien difícil, pero yo tenía ahorros, entonces tuve la claridad de ver esto y decir, ok, no me van a pagar lo que yo necesito para poder vivir, deja tú lo justo por mi trabajo, sino por los cálculos de los gastos de un mes. Ni siquiera me pueden pagar lo que pago de renta de colegiatura, de psicólogo, de todo lo que cada quien paga, entonces como que fue, bien, pero la historia es buena, está dirigida por una directora de Monterrey, está producida por un productor de Monterrey, además, está fotografiada por un fotógrafo de Monterrey: qué hago, me dije, entrémosle y luego vemos cómo puedo llegar a un acuerdo financiero. Porque también no voy a andar regalando mi trabajo, pero sí puedo sumarme como inversionista y sí puedo llegar con David y con Janett y decirles yo le entro, pero esto lo tenemos que cambiar y aquí hay que profundizar, y déjenme a mí al niño porque no tenemos tiempo. Entonces, como es la ópera prima de Janett, de David, de Marcelo; el que tiene más experiencia soy yo, y no porque me sienta don chingón, sino porque porque así vamos a poder ocupar los puestos que existirían si tuviéramos más presupuesto, como un coach que ese niño debería haber tenido hace 3 meses, pero como no, me hace que en dos días yo lo entrene. Así que me aviento el reto y puedo y me digo que soy capaz.
A través de ese tipo de dinámicas fue que pude entrarle a Un mundo mejor. Claro que Janett está muy agradecida y yo también con ella, porque en realidad lo que hicimos fue un equipo y también fue muy lindo, porque es bien distinto, ya que yo no puedo tener la misma voz platicando con los tiburones de Netflix para incidir en cómo cambia un producto final en una plataforma que, pues, la verdad es que se mueve bastante hermética y cerrada. Ahí tienen a sus creativos y sus formas de trabajar. Sé que para allá voy y va a haber un momento en el que me van a escuchar, lo sé, y es que ahora me escuchan, pero no al nivel como para cambiar las cosas de cómo vamos a filmar una peli. Entonces, Un mundo mejor es ese intento de descentralizar a través de de mi trabajo como actor y como productor y como coach, como todo lo que haga falta para ofrecerle al interior de la república más alternativas. Ahora, es obvio que te vas a encontrar con menos experiencia, y por lo tanto, con más errores, pues hay menos profesionalización, y esto siempre suele ser juzgado de una forma muy violenta, como si fuera la responsabilidad de la gente en el interior de la república, cuando sabemos que el secreto en cualquier área es la experiencia, son las horas vuelo, es decir, si tú no estás en medio de la práctica, cómo chingados vas a entender cuáles son los distintos errores, y cómo vas a poder estar tres pasos adelante del siguiente error si no tienes la experiencia.
Así que, también como gente que tiene más experiencia, que he trabajado en producciones gigantescas, hay que llegar con una actitud humilde, una actitud amable, de diálogo en donde sepas que: no me voy a enojar por esto cómo crees, mejor vamos a hablar del problema y por qué pasó y encontrar una posible solución para el futuro, ya si vuelve a ocurrir entonces ya decimos, oigan no mamen, ¿no? Pues también hay que a aprender lo más rápido que se pueda, porque también depende de ustedes, pues el cine de Monterrey depende de la gente de Monterrey, yo qué, yo vengo aquí a hacer mi esfuerzo como puedo, pero también me le toca a cada quien hacer lo que le toca.
En la película conviven dos generaciones enfrentadas en un entorno de violencia y encierro, que cosas resuelven de maneras similares desdibujando la brecha generacional?
Raúl: Creo que una de las cosas más hermosas que explora Un mundo mejor es la sugerencia de la resiliencia infantil, es decir, es muy triste pero al mismo tiempo es bien esperanzador ver cómo, ahora por ejemplo, los conflictos que estamos viendo a nivel internacional hay enorme cantidad de fotos registradas de los distintos abusos que ha sufrido el pueblo palestino, y vemos a niñas o niños jugando en los escombros, que son imágenes tremendamente simbólicas porque, por un lado, claro, ahí está la destrucción, pero también la vida sigue son como esas florecitas que surgen en medio del pavimento, entonces, Un mundo mejor sugiere eso, sugiere que somos el mundo adulto el que está enfermo, el que se ha creído un montón de cosas, el que está en medio de un montón de miedos, de interpretaciones, de juicios, de ficciones, de malas interpretaciones; y la infancia nos está viendo para arriba, así como de y a qué hora se van a calmar, ¿sabes? Y luego no les queda de otra a las infancias que volverse esos seres amargados que ya son.
Eso sugiere la película, una mirada a esas nuevas generaciones, y también a empezar a entender que hay un relevo generacional que yo empiezo a sentir ahora. No sé, por ejemplo, los libros de texto gratuito, más allá e discutir si están bien o están mal, lo que no podemos discutir es el derecho fundamental de las infancias de ser educadas. Vámonos a educarlos y luego vemos si hubo un error o no hubo un error, pero hay que pensar en esas infancias les toca a ellas, a nosotros ya no nos toca, por más que queramos, ya no nos toca, las nuevas generaciones hay que estarlas viendo y propiciarles un camino más amable para el futuro; y en ese sentido Un mundo mejor hace eso, es un diálogo, más que un diálogo entre las dos generaciones en realidad son tres generaciones las que yo le llevo al personaje de Santiago, y es eso, un niño con toda su inocencia que también está muy traumatizado por la propia violencia que el personaje mayor, pero el Niño todavía no ha asumido el sufrimiento como un camino, es decir, le duele haber perdido lo que ha perdido, pero no no está metido en el sufrimiento. Los adultos sí nos regodeamos en el sufrimiento, y muchas veces es porque todo el tiempo estamos evadiendo el dolor. Cuando el dolor llega lo que hacemos es llenarnos de un montón de capas en frente para darle la vuelta y por eso luego entramos en looks psicológicos muy complejos.
¿Al ser dos protagonistas masculinos, la relación entre ellos es un guiño a las nuevas masculinidades?
Raúl: Creo que aquí es inevitable, pero es más por las nuevas generaciones, es decir, un niño en este momento y en el contexto actual ya es mucho más capaz de decir me duele o tengo miedo o no quiero o no me toques o eso no, eso no me gusta; entonces creo que la sorpresa en la generación a la que yo pertenezco de: a chingar pinche morrito cómo viene ya tan despierto pidiendo cosas que que yo apenas empecé ayer en terapia a descubrir, como que no he podido poner límites. Y las infancias ya vienen así de «no no quiero eso», y eso es mucho mejor que antes. Claro que con la masculinidad hay un proceso de inicio, es un niño en contacto con sus emociones, bien sensible, así que es confrontarte con todo eso. Pienso que ya es sin querer, la verdad, que las nuevas generaciones ya están dialogando todo lo que nuestras generaciones no. Por más que digamos que son gente de cristal o lo que se nos ocurra, qué maravilla, qué maravilla que nos estén enseñando que el ser humano es frágil, que el ser humano se rompe si lo maltratas, porque te hiciste de roca, entonces no hay un diálogo consciente en ese sentido, es más una cosa generacional que creo que es inevitable.
Esta última pregunta va más en función de tu trayectoria versátil y significativa, en donde en algunas de las películas el común denominador es la violencia, ¿a qué reflexiones te ha llevado trabajar en estas narrativas que son un reflejo de la realidad?
Raúl: Creo que tenemos que redefinir nuestro concepto del éxito. Creo que nuestro concepto del éxito es muy eurocentrista y con parámetros gringos, la verdad, porque si solo creemos que las películas y las narrativas y las historias que son avaladas por los festivales europeos son las que valen, evidentemente las nuevas generaciones de directoras y directores van a querer replicar ese único cine, y ese único contenido, porque lo que quieren es estar en Berlín, es estar en Venecia, y está muy bien, son festivales hermosos, y por supuesto que se siente muy bien cuando uno anda por allá, pero también tenemos otros festivales locales chiquitos que hablan de otras temáticas, en donde películas como Un mundo mejor no han sido aceptadas, y está bien, es válido, pero entonces yo me pregunto por qué, y digo, claro, Un mundo mejor es otra narrativa. No estoy diciendo que proponga ninguna resolución, pero intenta de alguna manera tener un diálogo distinto con la violencia que no sea solamente la pornografía de la violencia, que también es algo que es bien difícil, porque claro que queremos que nuestra cultura, conozcan México, pero nuestro país es mucho. Lo vemos en lugares como Guadalajara, Lagos de Moreno, ahí sigue viviendo gente, y estoy seguro que en ese lugar hay gente que sigue amando, que sigue escapándose en la noche para ir a buscar al amor de su vida, al otro lado del municipio, para darle un beso a la gente que ama, y sonríe, y celebra cumpleaños, y tiene fiestas clandestinas. También esas historias existen, incluso en un contexto de terrible violencia.
Entonces, soy un claro ejemplo de cómo el cine está bien viciado en cuanto a los estereotipos. A mí me dan puro asesino, loco, violador, psicópata, y eso es por mi cara, de verdad, y entiendo perfecto que yo tengo este gesto, aunque sea una persona bien noble, amable, bien suavecita, soy también neurodivergente, me encanta conectar a través de la vulnerabilidad, de la sutileza, del amor, del cobijo, de la contención del grupo; pero me dan personajes que son todo lo contrario. Insisten en que represente esos personajes, y está bien, también esos personajes me han dado de comer, pero sí somos bien monotemáticos, nos encanta el mono-tema. México son muchos Méxicos, de verdad, ya basta de creer que solo hay uno, porque por eso la gente cree que el cine mexicano es un género en sí mismo, cuando el cine mexicano es una variedad impresionante, tan diversa como los Méxicos que existen en este territorio.
Así que, creo que tiene más que ver con eso, con la validación de esos festivales, porque en el fondo cuántas películas se quedan fuera, y se quedan incluso fuera de gente que estamos pendiente de ellos, porque no nos da tiempo de ver todas esas historias. Así que aunque la gama es enorme terminamos premiando a aquellas que se parecen más a lo que los festivales de aquellos lugares nos dicen que es cine, cómo debe ser contado el cine y qué tipo de historias deben ser contadas, sobre todo viniendo de un contexto como el tuyo. Es como si en estos festivales dijeran háblame de tu contexto, y como es violento, háblame de violencia, no me hables de esperanza porque eso es comercial.
Entonces, estaría bien pensar a qué estamos aspirando como sociedad. Hay que validar otras historias, aunque tengan deficiencias técnicas, porque también es cierto que va a haber deficiencias técnicas si tú no tuviste los millones de dólares que tuvo Bardo, la verdad, y tuviste que filmar una película con dos millones de pesos; claro que se te va a ver el papel maché y el cartón, pero eso hasta vendría a ser un una declaración de sí voy a jugar a la ficción en una escenografía de cartón porque no tuve presupuesto, pero la ficción es tan potente que te voy a hacer creer que esto que está aquí atrás es un castillo medieval, entonces, pues yo viniendo del teatro soy especialista en hacer eso, así que también como que he estado empezando a encontrar cómo meterle herramientas teatrales al cine, y eso eso me ha dado los frutos que he ido recogiendo ahorita. Parece que es una racha de suerte, pero en realidad llevo sembrando lo que voy cosechando desde hace bastantes años. Por ejemplo, ahora que gané el Ariel ya llevaba tres mes trabajando en Un mundo mejor, y me lo reconocen en el Festival de Monterrey, así que yo ya estoy chambeando en ello, por lo que la verdad es que cuando recibo el Ariel ya estoy caminando en el siguiente proyecto. Ahora, tampoco trabajo por los reconocimientos, en realidad trabajo más por preguntas existenciales que me hago, y creo que esto se refleja en mi trabajo.
CARTEL
FICHA TÉCNICA
Un mundo mejor (México, 2023). Dirección y guión: Janett Juárez. Productores: David De la Garza Villarreal, Antonia Lema, Natalia Juárez, Sonia Saucedo. Productor ejecutivo: David De la Garza Villarreal. Dirección de fotografía: Marcelo Vera. Edición: A.J. Gomez. Casting: Mónica Jasso. Dirección de arte: Diana Coral. Diseño sonoro: Be Flores. Música: Alejandro De la Garza, David Goliat. Reparto: Raúl Briones, Mateo Díaz, Sonia Franco, Sergio Quiñones, Daniela Usi.
