En el Foro Cineastas mujeres indígenas: Identidad y nuevas narrativas se abordó uno de los temas más inquietantes de la actualidad cinematográfica: la paridad y la equidad y el cine con perspectiva de género. En esta ocasión, la documentalista, politóloga, curadora e investigadora Christiane Burkhard charló con diversas cineastas acerca de sus motivaciones y los principales problemas a los que se han enfrentado como mujeres indígenas.
En la conversación participaron las zapotecas Ingrid Eunice Fabián y Luna Marán, directora de Tío Yim, documental en competencia en el Festival; Yolanda Cruz, proveniente de la comunidad chatino; Iris Belén Villalpando, perteneciente al pueblo yoreme de Ahome en Sinaloa; la activista Zenaida Pérez, originaria de la comunidad ayuujk (mixe) de Tlahuitoltepec, y María Sojob, mujer tzotzil cuyo largometraje documental Tote_Abuelo también es parte de la Selección Oficial de esta edición del FICM.
“Es muy importante para nosotras que nos hayan dado este espacio de reflexión y comunidad, porque estando aquí podemos inspirar a más mujeres a salir”, mencionó Yolanda Cruz, quien ha participado en otras ediciones con trabajos como Reencuentros: entre la memoria y la nostalgia y Guenati’za: Los que vienen de visita, y cuyo cortometraje Reencuentros: 2501 migrantes se encuentra en proyección en salas.
El interés y el hambre de conocimiento que motiva a las mujeres indígenas a tomar una cámara y retratarse a sí mismas y a su comunidad fueron el eje central no sólo de la conversación, sino de la apertura de un espacio que permitió la visibilización y el acto de compartir experiencias y conocimientos. Por ejemplo, uno de los principales temas de interés es el monolingüismo: la mayoría de los medios sólo utilizan el español.
La actriz y realizadora originaria de Oaxaca, Ángeles Cruz, consideró que en la actuación, la representación de las indígenas se ha limitado a la de “una mujer inculta que no sabe nada y que se puede dedicar sólo a ciertos tipos de trabajo, eso a nivel de pantalla, olvídate de que existamos como realizadoras”.
Ángeles Cruz agregó que la imagen que aborda el cine mexicano sobre la mujer indígena, ha sido una representación “bastante racista”, y más aún, en un país que cuenta “con una gran diversidad de pueblos indígenas y de grandes visiones y cosmovisiones”, dijo.
La cineasta hizo énfasis en que pasar de la actuación de papeles limitados a la realización de cine, ha sido para ellas, el arma de resistencia contra esa representación racista que se expone de la mujer indígena.
“Justo en este sentido tomamos las cámaras y tomamos nuestras historias para representarnos a nosotras mismas y dejar de recibir esa representación que se nos ha dado”, enfatizó.
En ese mismo sentido, se expresó la cineasta michoacana Magda Cacari, quien dijo tajante, que el cine “no nos representa, en lo más mínimo”.
La directora de cine consideró que en la televisión y las películas “se ha jugado mucho con estereotipos tontos poniéndonos a los indígenas en papeles donde nos humillan, donde las mujeres, no voy a mencionar nombres de películas, pero creo que ha sido (una cinta) vanagloriada diciendo que las indígenas estamos llegando lejos, sí muchas lo estamos haciendo por méritos propios, pero no nada más por un papel en una película como sirvienta”, manifestó Magda Cacari.
La joven cineasta dijo que en general, la comunidad indígenas dentro de la industria cinematográfica, anhela llegar más lejos.
“No hemos visto realmente indígenas como maestros, como cineastas, tomando otros papeles, creo que podemos llegar más allá y nos merecemos más respeto”, precisó.
En el Conversatorio Foro Cineastas Indígenas Mexicanas participaron también las creadoras Amalia Córdova, María Candelaria Palma, Dinazar Urbina Mata y Dolores Santiz, Iris Villalpando, Luna Marán, Zenaia Pérez, magda Cacari, y más.
“Con base en las necesidades de mi pueblo, como la conservación de las lenguas, que los jóvenes de las nuevas generaciones ya no hablamos, y los oficios de las mujeres, sentí que había que documentar todo lo que se pudiera”, compartió Iris Villalpando.
Muchas de las mujeres que salen de sus comunidades originarias a estudiar a otras ciudades no conocen sus derechos, por lo que son víctimas de discriminación y racismo. María Sojob, quien también fue activista y participó en los medios de su comunidad, contó que lo hacía más como una herramienta de denuncia: “Porque lo que pasaba dentro de mi espacio no salía. Ahí me di cuenta de que era sumamente importante el video”.
Además, Luna Marán reconoció: “He sido resultado de los pasos que han dado otras mujeres en la apropiación de los medios de comunicación desde los pueblos indígenas”, pues la mayoría de las ponentes estudiaron comunicación y tienen experiencia en los medios de comunicación.
El hecho de que exista un espacio para compartir las perspectivas diferentes, de la variedad de lenguas y formas de ver la realidad que existen incluso entre los mismos pueblos, es una forma de combatir la discriminación que se encuentra arraigada en la cultura mexicana.
“Es un México muy diverso, pero dentro de los mismos medios se ha difundido en el imaginario colectivo una sola forma de ser mexicano. Desde mi activismo busco promover la diversidad que existe. La palabra diversidad es muy bonita y suena muy fácil, pero realmente materializarla es el reto”, reflexionó Zenaia Pérez.
Fuentes: Bitácora FICM y Voces Feministas