Jamila Woods es cantautora, poeta y activista originaria de Chicago. Su producción artística y musical es un manifiesto a la libertad. El álbum: Legacy! Legacy!, es una propuesta musical cargada de protesta que no deja de recordar la historia de racismo que ha marcado a la comunidad afrodescendiente en territorio norteamericano. La propuesta de Woods en éste álbum, es una mezcla de funk, neo-soul y la influencia de jazz setentero donde hace homenaje a personajes que han marcado la historia del arte y de la música como: Jean-Michel Basquiat, Miles Davis, Muddy, entre otros. Adentrarme en el mundo musical de Woods, me hizo traerles esta historia, no sin antes recomendarles que mientras la leen, mantengan de fondo la voz única y el ritmo envolvente al que nos invita Jamila.
Era común pasar las vacaciones de verano en la casa de mis abuelos paternos, el simple viaje carretero me representaba toda una fábula en su paisaje, sonidos y condiciones. La primer parte de este viaje se hacía en un autobús de línea, para posteriormente abordar un Dina de por ahí de los 80´s, donde no faltaban los vendedores de botanas y amuletos religiosos. Qué gusto era llegar y brincar la media barda de arcos de ladrillo, no sé por qué nunca intenté entrar por la puerta, digo, después de un viaje de cerca de 8 horas, quizás lo último que quería era estar en calma.
Recibir un cálido y prolongado abrazo de los abuelos siempre hizo que valiera la pena, pero la realidad era que yo seguía siendo un adolescente ansioso de vivir todo aquello que me podía ofrecer la situación, por lo que no tardaba mucho en salir corriendo al patio trasero para saludar a tíos y primos que trataban de aprovechar el tiempo en las multitareas propias de una vida rural, donde de entrada no faltaban las bromas por el acento de cada uno y con esto, comenzar el proceso de acoplarse a la nueva dinámica, la comida, la música, los horarios, etc.
Pero no todo era miel sobre hojuelas, en una ocasión como actividad de domingo fuimos al cerro, todos mis primos estaban más que emocionados por la situación, era como ir a Disneyland según el imaginario que nos ofrecían las películas. Todos corrían y buscaban cosas que parecían más que necesarias para la ocasión, entre redes, resorteras y herramientas “hechizas”, era obvio que yo no contaba con ninguna de ellas, para lo que un primo con todo aire militar, ese día, me proporcionó una de sus armas especiales, una resortera hecha a mano. Al llegar al lugar yo aún no tomaba conciencia de lo que estaba por suceder, hasta que la misión por fin fue revelada: “cazar ardillas”. Antes de comenzar a caminar por el monte, un tío saco de su camioneta un arma, al instante nos aclaró que era Rifle De Postas y que no había de qué preocuparse. La realidad fue que no le puse atención de más, pues para todos parecía ser normal y tampoco nada en el entorno parecía presionar a que era algo incorrecto. Al encontrar un árbol repleto de ardillas mis primos convencieron a mi tío de prestarnos el rifle para que cada uno intentara un tiro, abogando que estaríamos bajo su supervisión, como si esto mejorara la situación. Tal vez bajo la construcción mental de mi tío ya era tiempo de que aprendiéramos “cosas de hombres”.
Desafortunadamente en mi turno al gatillo, acerté, mientras no dejaba de recibir enaltecimientos y elogios comparativos de que había heredado el tino certero de mi padre, estaba enmudecido y no dejaba de sentir terror. ¿Qué había hecho? No dejaba de mirarme las manos, me sentía un monstruo, pensaba que si supiera de qué se trataba ir de cacería, jamás lo hubiera hecho y el animal no habría muerto. Puedo asegurar que fue la primera vez que todo mi pensamiento era en torno a ser el victimario y no la víctima, como es costumbre. Esta historia me acompaña hasta la fecha, no tratándose de lo que hice, sino de cómo me sentí, me di cuenta a la mala que no soy eso, lo que quiera que sea o como le gusten llamar, pero eso no es para mí.
Es aquí donde, para mí, el álbum de Jamila Woods nos da un fuerte testimonio de graves errores de la humanidad y lo peor, la falta de conciencia, la poca intención de evolucionar son los mismos y que, aun con eso, tenemos la capacidad de reencontrar nuestra esencia, energía y luchar por ser libres, al menos en nuestros sentimientos. Un álbum repleto de referencias que valen totalmente la pena explorar. Y si después de toda esta inflexión no encontramos consuelo; entonces dejemos el planeta en manos nuestros enemigos, y pensemos que tenemos todo un sistema solar para recomenzar.