La noche de los 12 años es un largometraje dirigido por Álvaro Brechner, cuenta los años que el expresidente de Uruguay José Mújica pasó en la cárcel por pertenecer al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros en la década de 1970, expone la deshumanización a la que fue sometido junto a Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro.
Es una coproducción hispano-uruguaya protagonizada por el español Antonio de la Torre (Mujica), el uruguayo Alfonso Tort y el argentino Ricardo Darín.
Inspirada en el libro autobiográfico Memorias del calabozo, de Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández, La noche de 12 años pasa a relatar los momentos críticos de cada uno de los disidentes que estuvieron presos entre 1973 y 1985. La cinta no está politizada, se trata en realidad de un extraordinario homenaje a la supervivencia humana.
En entrevista para infoLibre, Álvaro Brechner menciona sobre el trabajo de los actores:
«…fue una de las cosas más importantes, el desafío más grande que había, porque eran actores muy particulares, con una fuerza de voluntad tremenda, y tener ese grado de fragilidad, para que pudieran experimentar su mundo interno, qué les pasaba dentro de la cabeza. Tuve la suerte de disponer de actores maravillosos, como Antonio de la Torre, Alfonso Tort, «Chino» Darín… y los tres fueron sometidos a un proceso tremendo, adelgazando casi 15 kilos cada uno, pero también de un proceso psicológico de aislamiento. Tuvimos asesores tanto del terreno de la psicología como de psicomotricidad. Qué implica cuando un individuo está en una celda de 2 metros por metro y medio todo el día durante años. Yo estuve apenas 30 minutos y me pareció espeluznante. Al cabo de un año se pierde la noción de si es de día o de noche, porque los calabozos eran cerrados. Solo se puede intuir si es verano porque te mueres de calor o invierno y te mueres de frío. Cada uno de los actores propusieron cosas distintas y su trabajo, su capacidad de saltar al vacío. Por ejemplo, con Antonio de la Torre, el primer día lo que hicimos fue tirar el guión, y ya veríamos… Queríamos dejar que lo impredecible nos mantuviera en vilo. El único objetivo real era estar presente constantemente».
La cinta fue elegida para representar a Uruguay en los próximos premios Goya, así como en los Oscar.
«Es contundente, dura, técnicamente impecable y deja como saldo una honda huella que tardará en borrarse aún en el espectador más opuesto a la ideología de sus protagonistas reales» (El Observador, 2018).