Poco a poco se habla más de las mujeres que también fueron escritoras durante la conocida Generación Beat, la generación de la contracultura del siglo pasado, sin embargo, sus nombres solo tras el rescate han comenzado a surgir del olvido.
Alix Kate, en su obra, Las reinas del Beat, empieza su ensayo con el justo reclamo planteando: ¿Dónde están las mujeres beats?
Diane di Prima
Con excepción de la poeta Diane di Prima… son difíciles de encontrar. Uno de sus libros más conocidos es Memorias de una beatnik, donde explica en primera persona todas sus experiencias de esa época Beat rebelde, creativa y también experimental en el terreno sexual.
Tu lengua…
Tu lengua
es una
exploradora
que rompe
las prisiones
de mi cabeza.
SUEÑO: la Loba se revela
Ella vino
a cazarme; a ella también la arrastraron acá abajo
atada como una presa. Y después la soltaron,
la cazada se volvió cazadora. Vino
por laberintos de piedra gastados por sus pasos, vino
al trueno asombroso & al tambor de su
Nombre, el MANTRA DE LA LOBA, resonando
entre los muros planos de laja
las huellas
los pasos de la Loba
la Loba
tamborilearon. Vino a cazar, pero no me quedé
a que me cazara. En lugar de eso
me fui. en silencio
con los chicos a la rastra.
Joan Vollmer Adams
Algunas de ellas son notables por el hecho de morir jóvenes y de manera violenta: Joan [Vollmer] Adams Burroughs muere balaceada por su esposo William Burroughs, pues este quiso demostrar su puntería al intentar disparar a una manzana colocada en la cabeza de Joan.
Esto ocurrió en un viejo edificio de la Ciudad de México, hoy sitio de peregrinaje de fans del escritor. Burroughs pudo salir libre debido a la corrupción del sistema judicial mexicano. Una vez más el dinero familiar y la suerte hacen su labor y Burroughs, libre de polvo y paja, comienza una afamada carrera literaria, y se convierte en un icono de la contracultura norteamericana.
Elise Cowen
Cowen se suicida a los 28 años… Poco se conserva de esta autora pues sus padres destruyeron todos sus escritos y poemas. Avergonzados de las experiencias homosexuales y con drogas que había tenido su hija, no dudaron en censurar su voz eliminando la mayor parte de sus escritos.
Sentada
Sentada contigo en la cocina
conversamos de todo
y te amo bebiendo té.
“Eso” es la palabra perfecta,
regia y hermosa. ¡Oh,
cuánto deseo, aquí mismo, tu cuerpo,
con o sin poemas lengüetados!
Emily…
Emily es la bruja blanca de Amherst.
Es la tímida bruja blanca de Amherst
que con amor mató a sus
maestros.
Pero yo prefiero sepultar a mi mente;
o mejor,
a esa suave paloma gris.
Quién me dará…
¿Quién me dará la
nalgada cuando
vuelva a nacer?
¿Quién cerrará mis
ojos cuando
a la hora de mi muerte
me vea?
Joanne Kyger, Hettie Jones, Leonore Kandel, Anne Waldman, Janine Pommy Vega, Mary Norbert Körte, Ruth Weiss, fueron parte de la generación.
Lenore Kandel
Algunas veces llamada “La Diosa de la Fertilidad”, Kandel fue catalogada en su momento como una escritora de “pornografía ruda” por su literatura apegada al tema sexual, es la primera en unirse al grupo de hombres intelectuales y sumergirse en su totalidad al movimiento.
Dios / Poema de amor
No hay otras vías para el amor que /la belleza/
y yo te amo por todas las vías
te amo / tu verga en mi mano
se aviva como un pájaro
entre mis dedos
mientras tú te hinchas y creces duro
en mi empuñadura
y obligas a que se abran mis dedos
con tu rígida fuerza
eres bello / eres bello
eres cien veces bello
con amorosas manos te palpo
con uñas color de rosa
y dedos largos te acaricio te adoro
con las yemas de mis dedos…
con las palmas de mis manos…
tu verga, que tengo tomada, se eleva y palpita
y es toda una revelación / como Afrodita lo sabía,
hubo un tiempo de dioses purificantes
/ y recuerdo las dulces noches en que
mamamos nuestros jugos
más deliciosos que la miel
/donde tú y yo hemos sido el templo
y el mismo dios/
Marge Piercy
Marge Piercy, activista y con un mensaje feminista firme. Sobre sus obras, dice que “quería escribir sobre mujeres que pudiera reconocer, mujeres de una clase trabajadora que no era tan simple como se suponía que era”.
Canción postrada
Húmedo, húmedo, en la humedad metido,
creo que eres cerveza, leche y semen.
Eres remolino de agua, un dios del río
con cabeza afelpada. De tu nariz
brota la sangre, y de tu boca el vino.
Eres humectante que cura catarros y
resfríos. Emites un vapor perenne,
exhalación, riachuelo de orina, lágrimas
tibias. Tienes una erección en frío y,
escurridizo, te pierdes debajo de la
lama. De pronto caes, fogoso, ganas tú,
barullero, y en todas las habitaciones
tocas puertas. Mientras yo, cual medusa
vibrante, como un salmón que encalla.
sobre tu suavidad resbalo y quedo
plena.
Trato de llamar tu atención
sin ser muy obvia
Yo: Acomodo mi cuerpo
frente a ti como un platón
lleno de manzanas o como
un racimo de uvas.
Yo: Dondequiera que esté
estoy adentro esperando.
Soy la fiera oquedad.
Soy el deseo de lo que
adentro de mí crece.
Denise Levertov
En los Estados Unidos de los años 50, fue una de las pocas escritoras en hacerse un hueco en el mundo de la poesía y la literatura. Hasta el punto de que fue incluida en la antología de The New American Poetry (1960).
Intromisión
Después de cortarme las manos
me crecieron las nuevas y
algo que mis manos habían deseado
llegó y pidió que lo meciera
Después de sacarme los ojos se
secaron, y me brotaron los nuevos
y algo que mis ojos habían llorado
llegó pidiendo que los suavizara.
La queja de Adán
Hay quienes,
no importa qué les des,
también quieren la luna.
El pan,
la sal,
carne blanca y roja,
y todavía tienen hambre.
La cama matrimonial
y la cuna,
y siguen con los brazos vacíos.
Les das la tierra,
su propia tierra bajo los pies,
y se lanzan al camino.
Y el agua: cavá el pozo más hondo,
que no será suficiente
para beber en él la luna.
“Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, pero sus familias las encerraban en manicomios, se les sometía a un tratamiento de electrochoque. En los años 50 si eras hombre podrías ser un rebelde, pero si eras mujer tu familia te encerraba”, dice Gregory Corso (1930-2001) uno de los poetas más jóvenes del movimiento.
Como dice Annalisa Marí Pegrum en la antología de mujeres Beat: “No se limitaron a ser meras amigas, amantes, esposas o musas; eran mujeres que estaban en el mismo momento y en los mismos círculos de amigos, pero que no tuvieron la misma visibilidad que los hombres y que lo tuvieron mucho más difícil a la hora de ser publicadas o de participar públicamente en los recitales”.
Hay también quienes reclaman que a estas poetas la justicia literaria debe hacerles un espacio propio, libre incluso de la categoría «poetas de la Generación Beat». Revisar sus poemas, además de su vida, es una tarea necesaria, a la vez que placentera, que da luz sobre la voz femenina a lo largo del tiempo. Lo marginal se convierte en centro.