Los tlamatinime son los sabios nahuas, sin duda, Miguel León Portilla merece ser llamado así. Dedicó su vida a la lucha por la revaloración del mundo prehispánico. Su ardua labor dio frutos y los historiadores cada vez voltearon a ver una parte de nuestra historia que solía verse apenas con el rabillo del ojo.
Tlamatinime : “El sabio: una luz, una tea, […] / Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son los códices. / El mismo es escritura y sabiduría. / Es camino, guía veraz para otros”. Es lo que hizo Portilla, fue guía y luz para muchos que siguieron sus pasos en la reconstrucción del mundo de nuestros antepasados.
En Gaceta UNAM mencionan sobre él:
«Fue el académico más galardonado de México, y el universitario ilustre que dio voz a los vencidos y creó, por medio de sus estudios de la poesía, las lenguas y la historia indígenas, una nueva forma de literatura y una nueva visión de nuestro pasado.
León-Portilla es ya una leyenda. Historiador, filósofo, filólogo, antropólogo, maestro de generaciones en la UNAM –su casa de toda la vida, como él solía decir– y también catedrático en las más prestigiosas universidades del orbe.
Fue uno de los historiadores más destacados del siglo XX y del XXI. Dedicó su vida de erudito a dar voz a los sin voz, a los indígenas, a los menos comprendidos, todo desde la investigación acuciosa que realizó en su cubículo del Instituto de Investigaciones Históricas, en donde trabajó desde 1957 hasta la fecha, y de donde fue emérito.»
A sus 93 años, Portilla nos deja un legado grande en volumen pero sobre todo en esencia. Fue un tlacuilo de la historia prehispánica. A propósito, traemos a colación este poema que refiere en su obra, el cual extrajo del Códice Matritense.
Tlahcuilo: el pintor
El pintor: la tienta negra y roja,
artista, creador de cosas con el agua negra.
Diseña las cosas con el carbón, las dibuja,
prepara el color negro, lo muele, lo aplica.
El buen pintor: entendido, dios en su corazón,
diviniza con su corazón las cosas,
dialoga con su propio corazón.
Conoce los colores, los aplica, sombrea;
dibuja los pies, las caras,
traza las sombra, logra un perfecto acabado.
Todos los colores aplica a las cosas,
como si fuera un tolteca,
pinta los colores de todas las flores.