Pier Paolo Pasolini (Bolonia 1922-1975), escritor, intelectual, poeta, director de cine, personalidad crítica, hijo predilecto de Bolonia la roja y apasionado del fútbol. Uno de los intelectuales más comprometidos de su época. Fue asesinado y torturado brutalmente. La versión oficial suena a farsa y la verdad sobre su asesinato sigue siendo un misterio.

El poeta era marxista, católico y homosexual, y por encima de todas las cosas un personaje libre y sincero que acabó atrayendo el odio de sectores del país que no le perdonaron ni su vida privada ni sus ideas políticas. Menciona Mónica Fernández en su texto «Pasolini, el poeta del Calcio». 

El poeta era marxista, católico y homosexual, y por encima de todas las cosas un personaje libre.

Mientras alcanzaba fama mundial como uno de los cineastas más provocadores de la época, con películas que supusieron un escándalo como El evangelio según Mateo o Saló o los 120 días de Sodoma. Pasolini nunca dejó de amar el futbol, una pasión que le acompañó toda su vida.

En los descansos de los rodajes aprovechaba para organizar partidos de fútbol entre compañeros. Partidos que si perdía se enfadaba como aquella famosa anécdota de un encuentro disputado entre los miembros del rodaje de Saló y los de Novecento, de Bertolucci.

Saló o los 120 días de Sodoma fue una controvertida película ambientada en la Italia de Mussolini, en la que cuatro señores explotan sus nauseabundos instintos sexuales con un grupo de jóvenes de ambos sexos hechos prisioneros. Una repulsiva obra en la que su director,  pretendía hacer una metáfora del fascismo. El rodaje estaba siendo duro y tedioso y al cineasta se le veía triste, apagado.

Sus ayudantes creyeron que podría ser buena idea organizar un partido de fútbol contra el set de rodaje de Novecento, que precisamente estaba siendo dirigida por Bernardo Bertolucci a escasos kilómetros de distancia. El poder del fútbol y del cine reunidos en el estadio Ennio Tardini de Parma. A pesar de la festividad del evento, Novecento ganó 5-2 y Pasolini entró en cólera. Enfadado con su equipo y con grandes rencores a sus enemigos. Ni siquiera se despidió de Bertolucci, con quien no mantenía una buena relación. ¿Por qué haría esto Pier Paolo? Porque amaba el fútbol.

No hay amistosos cuando de calcio se trata.

Pasolini no sólo practicaba este deporte sino que su posición de intelectual le hizo teorizar sobre el fútbol, llegando a afirmar que es “la última representación sagrada que nos queda en nuestro tiempos”. Además, llegó a calificar al calcio como un “sistema de signos, un auténtico lenguaje”.

Esta teoría quiso dejarla plasmada en una articulo del 3 de enero de 1971 en Il Giorno titulado “El fútbol es un lenguaje con sus prosistas y sus poetas”. En él, Pasolini llega a esa conclusión porque “tiene todas las características fundamentales del lenguaje por excelencia, al que nosotros nos hemos remitido como término de comparación, esto es, el lenguaje escrito-hablado». 

Para el italiano había jugadores que eran poetas y otros eran prosa: «Puede haber un fútbol como lenguaje prosístico y un fútbol como lenguaje fundamentalmente poético. Para explicarme, pondré –anticipando las conclusiones- algunos ejemplos: Bulgarelli juega al fútbol en prosa: es un prosista realista. Riva juega un fútbol poético: es un poeta realista. Corso juega un fútbol poético, pero no es un poeta realista: es un poeta un poco maldito, extravagante. Rivera juega un fútbol en prosa: pero la suya es una prosa poética».

Para Pasolini, “el fútbol es, después de la literatura y el eros, el placer más grande del mundo”.

Jorge Luis Borges decía que «el fútbol es popular porque la estupidez es popular». El hecho de relacionar al fútbol con falta de cultura no es más que un mantra de quienes no son capaces de captar el arte en todas sus formas, nos dice Luis Abascal, de quien este texto hace eco. Para Pasolini, “el fútbol es, después de la literatura y el eros, el placer más grande del mundo”.

Un hombre que fue enterrado con la camiseta de la selección de actores que el mismo creó. Un comunista, católico y homosexual odiado por comunistas, católicos y por una Italia marcada por el conservadurismo. Paolo , un hombre que dijo con cierta nostalgia: “me habría gustado ser futbolista. Recuerdo esos partidos en el patio de la escuela. Cuánta felicidad”.

FÚTBOL Y LENGUAJE SEGÚN PASOLINI

Expone Pasolini en Palabras de corsario: El fútbol es un sistema de signos, o sea, un lenguaje. Tiene todas las características fundamentales del lenguaje por excelencia, al que nosotros nos hemos remitido como término de comparación, esto es, el lenguaje escrito-hablado.

De hecho, las «palabras» del lenguaje del fútbol se forman exactamente igual que las palabras del lenguaje escrito-hablado. Ahora bien, ¿cómo se forman estas últimas? Se forman a través de lo que se denomina «doble articulación», o sea, a través de las infinitas combinaciones de los «fonemas» que, en italiano, son las veintiuna letras del alfabeto.

Los «fonemas», por tanto, son las «unidades mínimas» de la lengua escrito-hablada. ¿Queremos divertirnos definiendo la unidad mínima de la lengua del fútbol? Veamos: «Un hombre que usa los pies para chutar un balón» es la unidad mínima: el «podema» (por continuar la broma). Las infinitas posibilidades de combinación de los «podemas» forman las «palabras futbolísticas» y el conjunto de las «palabras futbolísticas» forma un discurso, regulado por auténticas normas sintácticas.

Los «podemas» son veintidós (casi igual que los fonemas): las «palabras futbolísticas» son potencialmente infinitas, porque infinitas son las posibilidades de combinación de los «podemas» (en la práctica, los pases de balón entre jugador y jugador); la sintaxis se expresa en el «partido», que es un auténtico discurso dramático.

Los codificadores de este lenguaje son los jugadores, nosotros, en las gradas, somos los descodificadores y, por lo tanto, compartimos un mismo código. Quien no conoce el código del fútbol no entiende el «significado» de sus palabras (los pases) ni el sentido de su discurso (un conjunto de pases).

En efecto, toda lengua se articula en varias sublenguas, cada una de las cuales posee un subcódigo. Pues bien, en la lengua del fútbol se pueden hacer también distinciones de este tipo: el fútbol adquiere subcódigos desde el momento en que deja de ser puramente instrumental y se hace expresivo.

Puede haber un fútbol como lenguaje fundamentalmente prosístico y un fútbol como lenguaje fundamentalmente poético. Por razones de cultura y de historia, el fútbol de algunos pueblos es fundamentalmente prosaico: prosa realista o prosa estetizante (este último es el caso de Italia), mientras que el fútbol de otros pueblos es fundamentalmente poético.

En el fútbol hay momentos que son exclusivamente poéticos: los momentos del «gol».

Cada gol es siempre una invención, es siempre una perturbación del código: todo gol es «ineluctabilidad», fulguración, estupor, irreversibilidad. Precisamente como la palabra poética. El máximo goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. El fútbol que expresa más goles es el fútbol más poético.

También el regate es de suyo poético (aunque no «siempre» como la acción del gol). De hecho, el sueño de todo jugador (que todo espectador comparte) es arrancar del centro del campo, driblar a todos y marcar. Si, dentro de los límites permitidos, cabe imaginar algo sublime en el fútbol es precisamente esto. Pero no sucede jamás.

EL FÚTBOL EUROPEO Y EL LATINOAMERICANO

El catenaccio y la triangulación es un fútbol de prosa: se basa en la sintaxis, en el juego colectivo y organizado, esto es, en la ejecución razonada del código. Su único momento poético es el contraataque que culmina en un «gol» (que, como hemos visto, no puede más que ser poético). En definitiva, el momento poético del fútbol parece ser (como siempre) el momento individualista (regate y gol; o pase inspirado).

El fútbol en prosa es el del sistema (el fútbol europeo): su esquema es el siguiente:

Fútbol europeo según Pasolini

El fútbol poético es el del fútbol latinoamericano. El regate y el gol son los momentos individualistas-poéticos del fútbol; por eso el fútbol brasileño es un fútbol de poesía. Su esquema es el siguiente:

Fútbol latinoamericano según Pasolini

He aquí parte de la concepción que desarrolló Pasolini sobre la relación de lenguaje-poesía-prosa-fútbol. Dejamos también estas imágenes donde vemos al poeta-cineasta jugando con esa otra manera de hablar y crear que era para él, el fútbol.

 

 

Fuente: Modadori Portafolio

Bibliografía
Abascal, L. (2017). El futbol-poesía de Pasolini en El Plural. Disponible en digital en: https://www.elplural.com/sociedad/2017/05/27/el-futbol-poesia-de-pasolini
Fernández, M. (2017). «Pasolini, el poeta del Calcio» en UFG. Disponible en digital: http://undergroundfootball.com/2017/10/16/pasolini-el-poeta-del-calcio/
Pasolini, P. (2005). Palabras de corsario. Círculo de Bellas Artes de Madrid: Madrid.