Ángela Ruíz Robles (1895-1975) maestra, escritora e inventora española, precursora del libro electrónico. Eso es lo que dice de ella el lugar de referencia más usado del siglo XXI y de la que ella fue visionaria: Wikipedia.
Entre 1944 y 1949 llevó a cabo varios proyectos. En 1944 realizó el proyecto del atlas científico-gramatical, con la finalidad de dar a conocer España con gramática, sintaxis, morfología, ortografía y fonética. Después realizó el proyecto de la máquina taquimecanográfica.
En 1949 desarrolló la primera propuesta de enciclopedia mecánica. Patentada con fecha 7 de diciembre de 1949, según la patente núm. 190.698. En 1962 se realizó un prototipo de la enciclopedia mecánica, construido en el Parque de Artillería de Ferrol (La Coruña), siendo ella misma quien dirigió los trabajos.
Después de 20 años dedicada a la educación se había instalado una certeza en su vida: los métodos de enseñanza de la época resultaban aburridos y poco útiles (…) Doña Angelita, como la llamaban sus alumnos, pensaba que los materiales que se utilizaban en el colegio habían quedado congelados en el tiempo. A menudo decía: «Si los muertos resucitaran, verían los avances en teléfonos, en que ya no tardamos 24 horas en llegar hasta Madrid, en los televisores… Se darían cuenta del paso del tiempo. Pero si miraran la enseñanza, pensarían que no había pasado el tiempo, o que se equivocaron de siglo y que continuábamos como en la Edad Media». (Abad, 2015)
Los problemas que experimentaba Ángela con la labor de enseñanza la hicieron trabajar arduamente y obtener: 16 libros sobre ortografía, taquigrafía y gramática, y tres inventos.
«Venimos a este mundo no solo a vivir nuestra vida lo más cómodo y mejor posible, sino a preocuparnos de los demás, para que puedan beneficiarse de algo ofrecido por nosotros».
El Atlas Gramatical
Ángela relacionó ortografía, morfología, sintaxis con la geografía de cada país: estaba inaugurando el concepto del hiperlink en versión analógica. El atlas, dijo en una entrevista, «es de una facilidad asombrosa para que los extranjeros aprendan el idioma español a la vez que conocen la geografía de España».
Sesenta años después, la idea de la profesora surgió de nuevo, en un proyecto que une la Wikipedia con Google Translate. El mapa interactivo llamado Wordmap está formado por una caja y un planisferio. El que entonces sería ‘estudiante’ y hoy es ‘usuario’ introduce un término en ese campo y busca un destino del mundo con su cursor. Al hacer clic sobre un país, suena esa palabra en el idioma del lugar señalado. (Abad, 2015)
El Libro Mecánico
En 1949 registró su primer invento, se trataba de un «libro mecánico» que podría ser considerado el antepasado de una tableta digital. Robles creó un soporte de lectura compuesto por unas láminas con un dibujo de un cerdito flautista y otro de un cactus. En distintas partes del animal había un texto escrito que se iluminaría cuando el estudiante lo tocara. Posar el dedo sobre un lado de la pajarita que llevaba al cuello alumbraría esta frase: «Dividir : es repartir». Al tocar el otro lado, resplandecería: «Multiplicar X es aumentar».
Ella presentaba su invento como una herramienta que posibilitaba una «enseñanza intuitiva, amena y para aprovechar con rapidez los momentos que la atención pueda estar fija hacia un punto determinado». Hablaba de las «ventajas extraordinarias de la presentación real de las cosas para, con deleite y agrado, conseguir el máximo de conocimientos con un mínimo esfuerzo».
«En ese primer libro mecánico, Ángela introdujo ya el concepto de hipertexto. Proponía que una pulsación descubriera un texto y que una pantalla fuera la puerta a distintas informaciones. La profesora planteó este diálogo igual que se produce hoy en una tableta. Entre una pantalla y un dedo. Entre sus bocetos, hay dibujos que explican cómo sería el circuito eléctrico y cómo estarían dispuestos los empalmes de las pilas, las lámparas, los pulsadores y los hilos conductores». (Abad, 2015)
La Enciclopedia Mecánica
En 1962, no contenta con el resultado del Libro mecánico, Robles, después de pagar durante 10 años la patente de su libro, dejó de hacerlo porque se dio a la tarea de crear algo todavía más ambicioso: una enciclopedia. Fue el invento que le dio un lugar en la historia como inventora, pues en su invento encontramos el precedente del ebook.
«Es un libro que, cerrado, no abulta más que un estuche o cartera del tamaño de un libro corriente. Su peso es insignificante. Abierto es de fácil manejo y puede utilizarse en cualquier forma o figura y estar también en cualquier pantalla de cine o de televisión. Pueden llevar sonoridad con explicación de temas en forma intuitiva, práctica, atrayente y amena«, explicó Ángela en una entrevista.
La enciclopedia parecía un pequeño maletín. Era casi igual de alta y larga que una tableta actual. La diferencia estaba en el ancho. La suya ocupaba varios centímetros más. En su interior se colocaban unas bobinas con distintas asignaturas, en español, inglés y francés. El alumno cambiaba los carretes cada vez que estudiaba una materia en lugar de cambiar de libro. Esas bobinas hacían el papel de lo que después fue el disquete, el CD, el USB, un archivo digital o una app.
Incluso dejó un espacio para poder agregar lentes de aumento, pensando en las personas con problemas de visión. También dio un espacio para incluir tecnologías de sonido y calculadoras. Y muchos dibujos. Ella entendió desde aquellos lejanos años, la relevancia que la imagen y los materiales audiovisuales iban a tener en el proceso de aprendizaje-enseñanza.
Lo adelantado de su perspectiva docente era acorde a las corrientes educativas de hoy, sin embargo, los materiales de la época iban un tanto atrás de la visionaria profesora. Mientras vivió nunca vio materializada su meta de llevar su enciclopedia a las aulas, peregrinó con sus invento de oficina en oficina sin que se pudiera poner en circulación su propuesta. Estados Unidos mostró interés, pero Ángela tenía la convicción de que su trabajo debía ser lanzado su país, en España. Pese a todo, la historia la ha recuerda como lo que fue: una docente que veía décadas adelante.
Vagabunda agrega
El artículo «Doña Angelita: las española que anticipó los dispositivos digitales en los 40», en Yorokobu, fuente principal para este texto, realiza una exposición detallada de la vida, del contexto histórico y de la obra de Ángela Ruíz. Los invitamos a leerlo, sólo anotamos que aunque la forma de referirlo es exacta, hay un punto en su contra: trata a la inventora como la «curiosa maestra», usa en reiteradas ocasiones el diminutivo «Angelita» y «doña Angelita» para hablar de ella.
Consideramos que el hacer uso de estas formas del lenguaje hace que se vea como una «curiosidad» más que como lo que fue: un acto de genialidad por parte de una mujer, en una época regida por la dictadura franquista, donde la mujer era apenas vista como un agente social. Reconstruir la historia también nos debe hacer reconstruir su discurso.