Fotografía: Lucía Ges

Benjamín Walker en 2018 fue nominado al Grammy Latino como Mejor Nuevo Artista. En su sólida y elogiada trayectoria, ha podido colaborar con destacados colegas de toda Latinoamérica. La música de Benjamín Walker se nutre del sonido latinoamericano, el pop-rock, jazz y sobre todo de la música chilena. Teniendo como resultado canciones llenas de matices e intimidades. Benjamín conoce la música desde su infancia por ser hijo de la cantante Cecilia Echenique y comienza a componer sus propias canciones a partir de los 14 años. La relación de Walker con México no sólo es por la afinidad que ha encontrado con colegas locales, sino porque parte de su familia se exilió en el país desde la dictadura pinochetista.

Fotografía: Lucía Ges

Lanzó el disco Felicidad en 2014 y Brotes en 2017 y en este periodo de pandemia sumó dos producciones más: Brotes (Florecen) (integrado por versiones acústicas del disco original, ahora con El David Aguilar, Juan Pablo Vega, Loli Molina y muchos más), así como MAL, que creó junto a sus roomies: Yorka, Hakanna y Natisú, tras cuatro meses de estar encerrados en el mismo departamento. Su activismo político ha sido constante y una prueba de ello es su participación en la versión colectiva de «El Derecho de Vivir en Paz», de Victor Jara, que se grabó con diversas figuras chilenas, tras el estallido social de 2019. Compartió con Mon Laferte, Francisca Valenzuela, Pedropiedra, Gepe, Manuel García, Angel Parra (ex Los Tres) y muchísimos más.

Abrió en 2019 el concierto de la veracruzana Silvana Estrada en el Teatro de la Ciudad. Además de su carrera solista, Benjamín es guitarrista y vocalista en la banda de rock alternativo Hausi Kuta. A fin de este año lanzará un nuevo álbum, del cual ya ha lanzado tres adelantos: «Octubre» ft. Perota Chingó, inspirada justamente en el estallido social de su país; «Quiero Verte Hoy», grabado en la Ciudad de México con la tijuanense Vanessa Zamora, y «La Vuelta de los Días».

El viernes estuvo en concierto en tierras tapatías en el Centro Cultural Bretón, platicamos con él y esto fue lo que nos contó al respecto:

A propósito del sencillo “La vuelta de los días”, una canción íntima, con el video que es el complemento perfecto, lo que da como resultado una pieza hermosa que devela mucho sobre ti, cuéntame sobre el proceso en la creación de este sencillo.

Es muy curioso, porque al menos yo tiendo a pensar que es una canción muy introspectiva y más bajo el contexto de la pandemia, donde pasamos demasiado tiempo solos, aislados lo que no obliga por lo tanto a revisarnos un poco, pero es una canción que escribí justo antes de la pandemia y se trata de llevar a la canción al ejercicio de revisitarnos, de tratar de acordarnos como pensábamos y sentíamos cuando niños. Cuáles eran los estímulos por los que nos dejábamos llevar y eso porque yo siempre he tenido la pulsión cuando me siento un poco atrapado, cuando estoy inquieto, siempre por alguna razón tengo esa pulsión de recordar cuando era un niño, como si tuviera la idea de que al identificar esas cosas que me eran propias cuando chico pudiera tener información que me es útil para hoy en día. Y la canción trata de esto justamente.

Con el video, la realizadora, Camila Grandi, una gran audiovisual chilena, con la que ya hemos trabajo en videos anteriores, la idea de Camila primero fue buscar un par de locaciones que fueran relevantes para mi, desde mi autobiografía y fue que escogimos dos lugares: las azoteas del centro de Santiago de Chile, porque mis abuelos vivían en esa zona y de pequeño tenía la costumbre de subirme al techo, siempre me han gustado las azoteas y me gusta estar ahí sólo; la otra locación es el Litoral Central Chileno en la costa por lo que fueron estos dos lugares  tratamos de graficar estos espacios donde yo trato de estar conmigo mismo y el elemento más interesante fue esta televisión antigua, fue un hilo conductor narrativo con imágenes mías cuando era pequeño.

A demás tuve la suerte de nacer en los noventas, mi papá compró una cámara familiar y yo de mis tres hermanos, soy el que tiene más material audiovisual por lo que me lancé a ver veinte horas de videos familiares. Fue muy entretenido estar pensando en la introspección y al mismo tiempo estarme viendo ahí en esos videos de niño.

Fotografía: Lucía Ges

¿Qué te inspira cuándo escribes tu canciones, cuáles son esas influencias? Sé que tu mamá es cantante también, entonces creo que la influencia es basta y viene por varios lados…

¡Uy si!, bastantes influencias por todos lados, recuerdo que de pequeño, ir a ver a mi mamá al trabajo era ir a los conciertos, a los ensayos y me gustaba estar ahí jugando con el guitarrista, el bajista, entonces el estímulo lo tuve desde muy chico, pero creo que tomo desde muchos tipos de cantautoría, por ejemplo con Victor Jara desde la guitarra, a nivel musical muy influenciado por brasileños como Caetano Veloso o Vinícius de Moraes, siempre traté de cantar como Pedro Aznar cuando era chico, pero también mucha cantautoría anglosajona, mi papá escuchaba a Cat Stevens, yo lo recuerdo mucho o a un Bob Dylan, los clásicos de los años hippies y por eso creo que desde muchos lados confluyen en mi creación musical todos estos gustos e inspiraciones.

Y ahora, desde una mirada más sociocultural, como joven chileno, bajo el contexto que atraviesan los países latinoamericanos, ¿Cuál es tu visión al respecto?

Uff, creo que hoy, nacer en Latinoamérica es nacer lleno de contradicciones, por un lado estamos llenos de violencia, de todo tipo, desde la que no es tan explícita pero la misma historia de nuestros países que creo es transversal a toda América Latina donde nacen impulsos muy susceptibles de la duda, no hay mucha nobleza de la empresa de la conquista latinoamericana en términos de levantar estados-nación más que con ciertas pretensiones de igualdad, de fraternidad, pero en realidad todo esto está bajo un contexto de mucha censura, violencia, de mucho genocidio cultural, de arrasar con la identidad que ya existía en nuestro territorio y creo que aún hoy, a pesar de que llevamos 200 años de república independiente es evidente que vivimos con muchas contradicciones, aunque también creo que hay luces, que está surgiendo una manera de pensar y ver las cosas diferentes.

Creo que hay choques generacionales importantes, de jóvenes que nacieron en años posteriores a las dictaduras de finales del siglo XX. Y en este sentido somos generaciones con muchos desafíos, de pensar en cómo hacer las paces con esas contradicciones que son los cimientos de los estados-nación latinoamericanos. Necesitamos buscar un sentido de pertenencia con más amor y orgullo propio. Creo que sí, veo un tipo de mentalidad, quizás incipiente aún pero que tiene la pretensión de construir estados distintos a los que tenemos ahora y eso por supuesto que es transversal a todos estos países.

Benjamín Walker se presentó el viernes pasado en el Centro Cultural Bretón, en Guadalajara. Esa constante de intimidad que emana de su música se hizo presente en la noche que dio el concierto. Todo el espacio se volvió cálido, la audiencia feliz de sentirlo tan cerca, de corear sus canciones, una atmósfera de paz con cada canción que interpretó y de la que sus fans corearon sin cesar.