Imagen obtenida de Experiencia Zacatecas

La ciudad de Zacatecas es famosa por su Cerro de la Bufa, la batalla de Zacatecas, sus minas, su teleférico y sus enchiladas mineras. Quienes indagan más en su historia también tendrán en cuenta que es un centro artístico y cultural de alto nivel, y reconocerán los nombres de Pedro y Rafael Coronel, hermanos que son hombres ilustres de la entidad y que legaron obras de arte reconocidas a nivel internacional.

Visitamos Zacatecas y es un viaje que nos dejó un gran sabor de boca. Pasamos los días recorriendo su Centro Histórico, donde se ha hecho un buen trabajo de conservación arquitectónica. Estuvimos durante la época previa a las fiestas decembrinas, así que nos tocó disfrutar también de los arreglos luminosos que cubrían sus callejuelas.

Los invitamos a recorrer a través de palabras e imágenes nuestra estancia en la capital zacatecana, que originalmente la planeamos para tres noches y cuatro días, pero por entusiasmo alargamos una noche más.

Día 1

Llegamos alrededor del mediodía. Lo primero que hicimos tras ir al hotel fue pasear por el Centro Histórico, pues fieles a nuestra costumbre, nuestro hotel estaba justo en el centro. Tras un par de cuadras, nos encontramos con la Catedral de Nuestra Señora de los Zacatecas, de estilo churrigueresco o ultrabarroco, que posee tres fachadas y dos torres, una de las cuales sostiene una campana forjada con las joyas y monedas de devotos zacatecanos. 

Decidimos comer en el Café Acrópolis, lugar que hoy está ubicado frente a la Catedral, en el Mercado Gonzales Ortega. Aunque en otro domicilio, el Café se inauguró en 1943 por Said Samán Farah, quien a los 18 años llegó a México desde Siria; así que es reconocido como el primer café zacatecano. Aunque también visitamos otros lugares, casi todas las mañanas pasamos por nuestro café al Acrópolis.

Durante ese primer día, nos dedicamos a pasear por todo el Centro Histórico, su plaza principal, entramos a conocer el Teatro Calderón, así como la Plazuela Miguel Auza, donde hay varios bares y cafeterías.

Día 2

Nuestro recorrido del segundo día inició en la Plazuela Miguel Auza, que habíamos conocido la noche anterior. Ahora visitamos el Obispado y el Ex Templo de San Agustín, edificado por los frailes agustinos en el año 1782.

Debido a las Leyes de Reforma del siglo XIX, el Templo fue cerrado al culto y entregado a otros usos como cárcel, prostíbulo, vecindad y más. En la actualidad se utiliza como sede de exposiciones artísticas temporales y en su fachada se proyecta los sábados por la noche un espectáculo de luz y sonido en el cual se recrea su antigua portada. La entrada es gratuita, con horarios de 10:00 a las 17:00 hrs.

Continuamos nuestro recorrido por las callejuelas, hasta llegar al Teleférico en el Cerro del Grillo, (tan sólo por la ida, el costo es de $100 pesos mexicanos por persona), que opera desde 1979. Fue el primero que se instaló en el país y el primero del mundo en cruzar una ciudad de lado a lado. Esa fue nuestra manera de llegar al famoso Cerro de la Bufa.

Como ya era mediodía, hicimos una parada para hidratarnos en el restaurante que está al bajar del Teleférico. Donde Ale, su dependiente, conversó con nosotros e incluso nos recomendó sitios para visitar.

El Cerro de la Bufa se encuentra el Santuario de la Virgen del Patrocinio, el Mausoleo de los Hombres Ilustres, el Museo de la toma de Zacatecas, el Observatorio Meteorológico de Zacatecas y la Plaza de la Revolución, con un espacio abierto dedicado a los generales que lucharon en la Revolución mexicana, a los cuales se les rinde homenaje con enormes esculturas de los generales Francisco Villa, Felipe Ángeles y Pánfilo Natera. Hoy se cuenta con una nueva obra en honor a las mujeres y hombres caídos en la lucha de la toma de Zacatecas Revolución.

Bajamos del Cerro con la caída de la tarde, justo para llegar a disfrutar de una comida reparadora en unos balcones que dan a la Catedral.

Ya por la noche, descubrimos otro de los lugares que visitaríamos un par de días más: La Bodeguilla, que está por la Plazuela Miguel Auza.

Día 3

Tras un buen desayuno y un buen café para inaugurar el día, nuestra primera visita fue a la Galería Irma Valerio, cerca de la Plaza Goitia. La casa, ubicada en Tacuba 175, es una construcción hermosa, bien conservada, como abundan en la ciudad.

Seguimos nuestra ruta dedicada al arte en el Museo Rafael Coronel, que es una visita doblemente obligada, tanto por las obras que resguarda, como por el valor de la construcción misma, pues el museo está albergado en lo que fue el Convento de San Francisco, cuya construcción inició en el siglo XVI y concluyó en el siglo XVIII. Desde allí, partieron las misiones que colonizaron y evangelizaron el norte de México.

Los trabajos de restauración del inmueble histórico se llevaron a cabo de 1987 a 1990, bajo la supervisión de Federico Sescosse. El guión museográfico fue diseñado por Alfonso Soto Soria y el museo abrió sus puertas el 5 de julio del mismo año, en honor del pintor zacatecano Rafael Coronel, de quien se exhiben obras realizadas especialmente para el museo. 

Recorrerlo con detalle lleva su tiempo (nosotros dedicamos tres horas), pero vale la pena. Entre sus salas se encuentra un acervo de más de 16 mil piezas entre máscaras, dibujos, ollas, terracotas, objetos prehispánicos, títeres, exvotos, cuadros, artesanías, instrumentos musicales y muebles coloniales. Su colección de máscaras es considerada como la más grande del mundo.

Horarios y costos del Museo:

Abierto al público de jueves a martes de 11:00 a 17:00 hrs
Cerrado día miércoles. Entrada General: $30
Maestros, estudiantes e INAPAM: $15

Una vez que salimos del museo, lo que necesitábamos es una refrescante cerveza, y sabíamos cuál era el lugar ideal para hacerlo, una cantina que ubicamos cuando apenas íbamos rumbo al museo, se trata de El Retiro, cantina que funciona desde 1895 y que aún preserva su aire auténtico. Ubicada en la calle Abasolo 851, a unos pasos de la Fuente de los Conquistadores. Le hemos dedicado una entrada especial, que los invitamos a leer: Cantina «El Retiro» en Zacatecas, desde 1895, con sabor a mezcal y estafiate.

Tras una buena cena que repusiera nuestras energías, caminamos rumbo al Acueducto. Allí te encuentras con la Antigua Plaza de toros San Pedro, que ahora es un hotel restaurante.

Día 4

Nuestro último día, pues el quinto apenas nos alcanzaría para desayunar, decidimos dedicarlo al Museo Pedro Coronel, que sabríamos nos llevaría buena parte de la mañana, como nos pasó con el museo de Rafael.

En el inmueble histórico estuvo ubicado el Real Colegio y Seminario de San Luis Gonzaga, de la Compañía Jesús (1616), que después pasó a manos de los frailes dominicos (1785), época en la que tomó el nombre de Colegio de la Purísima Concepción.

Desde el siglo XIX hasta 1962 funcionó como cárcel del estado. En 1983 se acondicionó como museo, con el objeto de investigar, difundir y conservar el conocimiento acerca del arte universal contenido en las colecciones donadas por el artista plástico Pedro Coronel, donde también se incluyen obras de su autoría.

El museo cuenta con 15 salas permanentes, además de la obra del pintor y escultor zacatecano Pedro Coronel, se exhibe arte universal de distintas épocas con piezas de Egipto, Grecia, China, Japón, Italia, India, así como de autores como Picasso, Dalí, Miró, Goya, Piranesi, Chagal, Braque y otros.

Alberga la Biblioteca Histórica Elías Amador, que contiene un acervo de más de 20 mil volúmenes de los siglos XVI al XIX, y una interesante colección de numismática zacatecana.

Horarios y costos:

Abierto al público de martes a domingo de 11 a 17 hrs.
lunes cerrado
Entrada general: $30
Maestros, estudiantes e INAPAM: $15
Niños: entrada libre

Esta vez, tras salir del museo, disfrutamos de una enchiladas zacatecanas, que no podíamos dejar de probar.

Recorrimos algunas callejuelas del centro que aún nos faltaba por visitar, así como un café pintoresco en una vieja casona. Por la tarde noche, cerramos nuestra visita zacatecana, nuevamente en El Retiro y La Bodeguilla.

Por supuesto, hay mucho más qué hacer en Zacatecas, están el Museo Zacatecano, el Museo Manuel Felguérez o el Museo Francisco Goitia, que no alcanzamos a visitar; así como su famosa mina El Edén, que tiene su propio antro dentro, esta es una opción que optamos por dejar para alguna otra visita, porque eso tiene Zacatecas, te invita a volver.

Fotografías: Carlos Miguel Glez., excepto portada.