Allá, en el centro de mi país, se ha removido la memoria
a treinta y dos años exactos tiembla
en el corazón de México.
Ese “allá” lo siento cerca,
hay amigos, preocupación por ellos, por sus familias.
Por todos.
Como antes me pasó con Oaxaca y Chiapas, con Cuba.
Los escombros son terribles en cualquier lado:
piden ayudar con palas y brazos a removerlos,
rescatar.
Y tantos, desde acá, no podemos dar nuestras manos
aunque lo deseamos.
Nos queda estar pendientes de las noticias,
de las redes,
de esos medios que son tan incompletos.
Hacer lo que se puede a la distancia
pero estamos
que todos somos lo mismo ante la Tierra.