Daniel Meza (@un_garabato) es un artista visual y diseñador gráfico tapatío. Cursó la licenciatura en el Centro de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la Universidad de Guadalajara. Es un artista joven, pero con una trayectoria profesional extensa. En el ámbito laboral, ha experimentado el diseño gráfico desde sus múltiples áreas de aplicación y desde que egresó, incluso cuando era estudiante, comenzó a pescar trabajos relacionados con el diseño gráfico, lo que enriqueció su experiencia desde temprana edad. En días pasados platicamos con él, aquí les compartimos la entrevista.
V: ¿Cuándo comenzó tu proyección como artista visual?
DM: En un trabajo que tuve hace como 7 años, conocí a una diseñadora que tenía mucho interés y muchas ganas. Yo a ella le agradezco mucho porque sí me instruyó, me insistía en que tenía que mostrarme, estar en contacto con la gente, hablarles de mi trabajo y al mismo tiempo me incitaba a no dejar de trabajar en mi obra para que siempre haya cosas que mostrar y así es como se van generando los contactos. Entonces, en aquel tiempo, abrí mi Behance y empecé a subir mis proyectos. Luego me fui a Instagram y actualmente es la red social en la que más trabajo para mi proyección, pero también participando en eventos, festivales de diseño, ya que lo importante es estar y conocer a la gente adecuada para seguir proyectando tu trabajo. Lo que sí es que tienes que trabajar bastante y ser paciente.
V: Mientras estabas en la carrera, ¿tenías una proyección imaginaria de ti mismo a futuro?
DM: Claro que no, yo no tenía ni idea de lo que podía hacer cuando terminara mi carrera. De hecho, recuerdo que sentía mucha incertidumbre, incluso por ahí de segundo semestre dejé de ir a la escuela, me decía a mi mismo que no era para mi, no me gustaba, renegaba y sentía mucho miedo porque les preguntaba a mis profesores de cómo se vivía, de cómo estaba el medio y no había mucha claridad al respecto, de hecho muchos de mis profesores estaban alejados del medio, ya que estaban insertos totalmente en el mundo académico, la mayoría eran diseñadores industriales, ni siquiera gráficos. En fin, dejé de ir, luego mi mamá me convenció de volver, dejé de pensar en el futuro, me centré en disfrutar la universidad y así fue como comencé a hacer pequeñas chambas como becario. En realidad, desde hace tres años es que tengo esa claridad de a dónde quiero llegar y cómo voy construyendo ese camino.
V: Ahora que dices que ya tienes claridad en tu camino profesional, ¿hacia dónde vas?
DM: Quiero hacer más ilustración, hacer una pasantia en CDMX o Nueva York desde una agencia, y explorar otros retos en otro lugar o país. Estoy construyendo un currículum que me dé las herramientas para poder aplicar a mediano plazo en este tipo de ámbitos y quedarme un rato allá, por supuesto.
V: ¿Qué nos cuentas de tu proceso creativo? ¿Cómo lo defines? ¿Hay una constante?
DM: Mi proceso se divide entre el diseño y la ilustración. De alguna manera es un proceso de cincuenta y cincuenta, ya que el diseño paga las facturas y la ilustración es la que me hace feliz. Entonces mi proceso cuando estoy de diseñador gira en investigar, conocer, tener mucha información para poder hacer algo, porque todo ya está hecho. No puedes llegar diciendo que acabas de inventar el hilo negro de nada, pero sí puedes proponer perspectivas distintas, porque para mí el diseño es comunicar, así tal cual.
Y en cuanto a la ilustración, que es lo que más me late, normalmente tengo dos caminos. A veces no sé qué estoy haciendo y nada más estoy sobre el blanco trabajando, aventado rayas, generando bocetos, tripeando. A veces sale algo y a veces no sale ni madres. Pero no siempre puedes apostar a la espontaneidad, tienes que generar procesos que te ayuden a sacarte de tus bloqueos y lo puedes hacer desde distintas inspiraciones. Yo a la que más recurro es a la escritura, ya sea de canciones, poemas, conversaciones con gente que voy anotando en una libretita que es mi pozo de ideas y a partir de ahí se generan muchas otras para construir nuevas ilustraciones.
También tengo afición por las cuestiones melancólicas y la gran inspiración que me dan otros artistas, siempre me estoy alimentando de otros también, de las paletas de colores de otros artistas y me gusta experimentar con ellas e imaginar cómo se acercan a ciertas creaciones visuales, eso me ayuda bastante cuando ya me pongo a hacer mis propias creaciones.
V: ¿Cuáles son los conceptos rectores en tu obra?
DM: Lo onírico, lo absurdo y la melancolía. Por ejemplo, cuando soñamos hay muchas incoherencias en lo que vemos a través del sueño, muchos huecos, entonces eso me gusta plasmar en mi trabajo: planos irreales, que no coincidan las perspectivas, combinar planos muy equilibrados, muy geométricos y meterle algo que los desequilibre. En cuanto a lo absurdo, soy una amante de la literatura kafkiana, entonces ahí también está la influencia directa en cuanto a este tópico.
V: La siguiente pregunta es una constante en el mundo del arte, pero creo que la discusión sigue aplicando y lo seguirá haciendo, entonces dime: ¿Es posible separar al artista de la obra?
DM: Qué pregunta tan tramposa y tan complicada. Quiero decir desde un inicio que no hay una respuesta para ello. Por un lado, creo que es muy difícil que el artista comunique sin tomar en cuenta lo que ha vivido, su vida influye de sí o sí, eso no puede tener una separación tan tajante, por lo tanto, yo lo plantearía más bien como una separación entre el artista y la persona, finalmente el artista se construye y sí puede haber una distancia, pero no en el resultado que es la obra misma. Porque sí, en cuanto a lo que es el artista; sí es completamente performático, ahí entra la construcción y puede ser completamente distinto a su naturaleza de ser humano.
 de la Universidad de Guadalajara. Es un artista joven pero con una trayectoria profesional extensa.){kind=link}