“Podrás hacer que caiga mi cuerpo

Yo caeré

pero una cosa te digo

Otros más se levantarán para enfrentarte”

Irma Pineda

No hay resistencia pequeña, cada gesto, por mínimo que sea, encaminado a combatir las injusticias de este mundo, es mejor que hacer nada y genera un ambiente propicio para la lucha. El sistema nos ha hecho creer lo contrario, porque tiene miedo de que esas pequeñas resistencias generen una energía masiva de resistencias contra la injusticia institucionalizada y normalizada.

También por eso, cualquier resistencia, por mínima que sea, será castigada de la manera más severa. Esto tiene como finalidad inhibir la generación de una cultura extendida de la resistencia en la población mundial. La cultura de la dignidad.

Por poner un ejemplo reciente, podemos hablar de las manifestaciones que se están llevando a cabo en las universidades de EE. UU., contra el genocidio que se está cometiendo en Palestina frente a nuestras narices. Es un mínimo de la comunidad universitaria los que se están manifestando, aun así, ha tenido un efecto muy positivo, proporcionalmente increíble. Por ello, cada participante recibirá un castigo ejemplar, ya han sido arrestados, pero falta ver qué otro tipo de consecuencias tendrán que pagar.

Rueda de prensa durante Berlinale, 2024. Foto: Eduardo Aragón

Desde el egoísmo que nos caracteriza, el sistema hace ver como una tontería que un joven sacrifique su “futuro” (cabría preguntarse qué futuro es el que le espera a ese joven) por una causa, aunque sea ésta de lo más importante. Por eso la mayoría de los universitarios estadounidenses decidieron perder la dignidad y no unirse a las manifestaciones. ¿Qué hubiese pasado si, no todos, pero la mitad de la comunidad universitaria hubiese salido a apoyar las protestas (en el entendido de que unirnos a las protestas es lo mínimo que podemos hacer ante esta situación tan grave)? El sistema le tiene pavor a los resultados de pequeñas resistencias masificadas o masificables, por eso muy segura y tristemente van a aplastar a los manifestantes. Por eso, la mayoría prefiere comerse su dignidad con pan en su zona de confort, que unirse a un movimiento que es a todos luces justo, legal, repito legal y necesario. Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena dice Joaquín Sabina.

De esto habla De Hilde, con amor, en alemán In Liebe, Eure Hilde, en inglés From Hilde, with love, una película alemana dirigida por Andreas Dresen, que se presentó con mucho éxito, incluso gente aplaudiendo de pie, en el pasado Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale). La película se estrenará en cines alemanes hasta el 17 de octubre próximo y aunque parece que tendrá una buena distribución en Europa, dudo que llegue a los cines mexicanos, nos queda la esperanza de encontrarla en alguna plataforma.

Rueda de prensa durante Berlinale, 2024. Foto: Eduardo Aragón

De Hilde, con amor es la historia basada en hechos reales de la pareja Coppi, Hans (Johannes Hegemann) y Hilde (Liv Lisa Fries) Coppi, integrantes de la Orquesta Roja, una organización clandestina de resistencia antinazi en los terribles años de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando hablo de resistencia antinazi, quizás se imaginan a un grupo de valientes que tomaron las armas a manera de guerrilla urbana para defender la dignidad del pueblo alemán. Pero no, no pudieron tomar las armas, se limitaron a hacer lo que podían hacer y como podían hacerlo, aunque visto fríamente pudiesen parecer nimiedades, sí que defendieron y salvaron la dignidad del pueblo alemán, y quizás es uno de los muy pocos ejemplos del que los alemanes pueden agarrase para justificarse como pueblo en la actualidad, de allí la trascendencia de esta aparente pequeña resistencia, en aquellos días desgraciados.

Hans y Hilde son una pareja normal, que disfruta del verano en el lago con sus amigos y con otros camaradas en resistencia. Hilde es ayudante de un médico, una chica sencilla, tímida, respetuosa del prójimo, temerosa de Dios y enamorada. Su labor de resistencia consistía básicamente, según los hechos planteados en la película, en oír la radio rusa, para divulgar información de importancia y en recibir y enviar mensajes a los rusos (cuando había alguien más malo que los rusos) en clave morse, respecto de información importante que pudieran obtener y que pudiese ayudar a la formulación de estrategias militares más contundentes contra los nazis.

Rueda de prensa durante Berlinale, 2024. Foto: Eduardo Aragón

Hans, y luego Hilde, son aprehendidos e interrogados por la Gestapo, con el tiempo Hans es ejecutado y Hilde espera, embarazada, una posibilidad de clemencia por parte de alguna autoridad nazi o que se determine la fecha de su ejecución.

La película se divide en 2 partes, la primera es la vida de la pareja antes de las aprehensiones, combinada con su actividad clandestina; la segunda es la vida de Hilde embarazada en prisión. El sol, el cielo azul, un lago maravilloso, el amor, la alegría, la dignidad, la solidaridad y un Berlín magnifico son el marco colorido y brillante de la primera parte. El sepia, los grises anímicos, los cuartos tenebrosos, el dolor y la tristeza son el marco de la segunda parte.

Andreas Dresen no sigue una lógica cronológica en la película, sino que, a través de escenas retrospectivas, recuerdos de la protagonista —flashback dicen los gringos—, el director combina, de muy acertada manera, las dos partes de la historia con todos sus contrastes.

El guion es muy bueno, permite que espectador conozco la historia en su totalidad, a pesar de las idas y venidas en el tiempo, y entienda las circunstancia que rodean a la trama, a pesar de las dificultades está muy bien estructurado. Además, hacía la última parte de la película, le otorga un poco de suspenso, lo que libra de cualquier trivialización su final. Hay que aclarar, que yo no conocía la historia de los Coppi y, si ustedes no la conocen, sugiero que vean la película sin conocerla, porque eso les permitirá mantener un poco el suspenso sobre los hechos que conforman el final del filme.

Rueda de prensa durante Berlinale, 2024. Foto: Eduardo Aragón

Desde mi punto de vista y por el momento político que se vive en el mundo y especialmente Alemania, hubiese puesto a From Hilde, with love dentro de la terna de las favoritas para ganar el Oso de Oro.

La actuación de Liv Lisa Fries es extraordinaria, en general, todas las actuaciones son de un nivel profesional estupendo, pero la que lleva la carga de la historia es Fries y lo hace de manera maravillosa. La fotografía, es muy buena, me gusta en particular la parte sepia y tenebrosa de la película, obviamente, no porque me guste aquel estado de ánimo o circunstancia, sino porque visualmente la encuentro contundente; el juego con los colores, las luces y los contrastes, entre presente y pasado; así como la ambientación son perfectas para envolver al espectador en la trama.

No existe una ambientación exagerada o demasiado marcada, no vemos a los nazis con su típica imagen y representación cinematográfica de nazis, con uniformes y esvásticas en los brazos. En los interrogatorios no hay gritos ni torturas, contrario a lo que uno pudiese esperar. Los protagonistas no son seres extraordinarios dotados de habilidades especiales, Hans y Hilde es una pareja normal, incluso Hilde parece, o es, una chica frágil y asustadiza. Hans tampoco es el clásico chico deportista que sobre sale por su liderazgo y sus atributos físicos.

El director dijo que quería mostrar en sus personajes a seres humanos normales a la altura de nuestros ojos, para que el público se pueda identificar con ellos, en cualquiera de los dos bandos. Algo que me pareció muy interesante, aunque, descontando a los neonazis declarados que salen a las calles a protestar con sus saludos hitlerianos, de los que, por cierto, no hay pocos en Europa, dudo que los nazis modernos, que todavía no salen del closet, se identifiquen hoy en día en el viejo estereotipo de nazi, y quizás por eso el director pretende romper el estereotipo y ampliar las posibilidades de identificación.

Rueda de prensa durante Berlinale, 2024. Foto: Eduardo Aragón

Justo en estos tiempos en los que, por increíble que parezca, el partido de extrema derecha de Alemania AfD Alternative für Deutschland, Alternativa para Alemania en español, parece ir creciendo preocupantemente en las preferencias electorales, De Hilde con amor nos manda un recordatorio, un recordatorio en particular al pueblo alemán, de la Alemania nazi y lo terrible que el totalitarismo y las posiciones de la extrema derecha fueron y son.

Pero también envía un mensaje de esperanza, de que existen otras formas de enfrentar los problemas y las injusticias, de que hay opciones más allá del sometimiento, de que ninguna resistencia es pequeña y de que todo acto de humanidad vale la pena a pesar de las desproporcionadas consecuencias que podamos pagar.

La película también nos hace ver la importancia de todo tipo de resistencia, que no por pequeñas dejan de abonar a la obtención de justicia y que, en un balance general y retrospectivo, serán recordadas como grandes hazañas.

Algo que me gustó mucho de la película es que está llena de expresiones de solidaridad, incluso en un escenario tan devastador y de supervivencia individual como es en el que se desarrolla la película. La solidaridad es humanidad o al menos esperanza de ésta, la competencia y la lucha individual por la sobrevivencia nos deshumaniza. Pequeñas resistencias que se encuentran y que a pesar del miedo a la muerte, se arriesgan para no dejar caer al otro.

Tomemos conciencia de nuestra capacidad de resistir, tomemos conciencia de la necesidad de resistir; ninguna resistencia es pequeña. ¡Viva Palestina Libre!

Foto: Eduardo Aragón

Cadáveres Anónimos

Cadáveres anónimos.

Ningún olvido los reúne,

Ningún recuerdo los separa…

Olvidados en la hierba invernal

Sobre la vía pública,

Entre dos largos relatos de bravura

Y sufrimiento.

“¡Yo soy la víctima!”. “¡No, yo soy

la única víctima!”. Ellos no replicaron:

“Una víctima no mata a otra.

Y en esta historia hay un asesino

Y una víctima”. Eran niños,

Recogían la nieve de los cipreses de Cristo

Y jugaban con los ángeles porque tenían

La misma edad… huían de la escuela

Para escapar de las matemáticas

Y la antigua poesía heroica. En las barreras,

Jugaban con los soldados

Al juego inocente de la muerte.

No les decían: dejad los fusiles

Y abrid las rutas para que la mariposa encuentre

A su madre cerca de la mañana,

Para que volemos con la mariposa

Fuera de los sueños, porque los sueños son estrechos

Para nuestras puertas. Eran niños,

Jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja

Bajo la nieve, detrás de dos largos relatos

De bravura y sufrimiento.

Luego escapaban con los ángeles pequeños

Hacia un cielo límpido.

Poema de Mahmud Darwish

Traducción del árabe: María Luisa Prieto

TRAILER

Rueda de prensa Berlinale 2024

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